Si hay una palabra que define la temporada 2025 de los Miami Marlins antes de que siquiera comience es fracaso. No hay otra forma de describir lo que ha hecho la gerencia bajo el mando de Peter Bendix en el último año: desmantelar un equipo que en 2023 jugó postemporada y, a cambio, obtener un futuro que luce más incierto que nunca.
Las proyecciones de sitios especializados como FanGraphs y PECOTA sitúan a los Marlins en una temporada de 100 o más derrotas, y tras analizar el roster que presenta Miami, es difícil encontrar razones para pensar lo contrario. La salida de jugadores como Luis Arráez, Jake Burger, Jesús Luzardo y Tanner Scott, todos pilares del equipo en los últimos años, podía justificarse si el retorno hubiera sido significativo. Pero la realidad es otra: los prospectos adquiridos no son de primer nivel y Baseball America coloca al sistema de ligas menores de Miami en el puesto 21 de 30, lejos de lo que se espera justificarse si el retorno hubiera sido significativo.
El problema no es solo el presente, sino el historial reciente de la franquicia con el desarrollo de talento. Miami ha fallado en el draft, en el desarrollo y en la retención de sus jugadores de primera ronda. Nombres como Kahlil Watson, JJ Bleday, Trevor Rogers y Josh Naylor terminaron en otras organizaciones con poco o nada que mostrar a cambio. En otras palabras, no solo los Marlins han perdido en grandes ligas, sino que también han sido incapaces de construir desde abajo.
El razonamiento detrás del intercambio de Luzardo, según Peter Bendix
Los Marlins y el Payroll para el 2025
Para agravar la situación, el equipo no ha firmado a un solo jugador a un contrato de Grandes Ligas para la temporada 2025. La razón no parece ser una estrategia deportiva, sino económica. Según The Athletic, los Marlins recibirán aproximadamente $70 millones en revenue sharing este año, lo que les impone un mínimo de gasto en nómina de unos $105 millones. Sin embargo, a día de hoy, la franquicia está muy por debajo de esa cifra, lo que podría acarrear una queja formal de la Asociación de Jugadores de la MLB si no cumplen con el gasto requerido.
El dueño Bruce Sherman y su directiva parecen haber tomado la decisión de operar el equipo con el menor gasto posible, sacrificando la competitividad en el camino. La interrogante es: ¿hasta cuándo los fanáticos de Miami seguirán tolerando este rumbo? No es la primera vez que los Marlins entran en un proceso de «reconstrucción», pero sí podría ser la más injustificable. Si la idea era reforzar el futuro, la realidad es que el presente ya está destruido y el porvenir no luce alentador.