Por Alejandro Aldama
En los años de experiencia que tiene el Grupo Independiente para la Investigación del Béisbol(GIIB) trabajando directamente con el equipo Industriales, hemos podido constatar las enormes complejidades deportivas y extradeportivas que en nuestro deporte nacional afectan a los equipos que incorporan refuerzos en medio de la temporada.
La Serie Nacional 55 fue interrumpida por primera vez el 27 de octubre de 2015, para alistar la tropa que asistiría alPremier 12. En esa fecha ya era oficial la eliminación de 7 de los 8 equipos que no participarían en la segunda fase. El 10 de diciembre de 2015, 44 días después de la referida parada, se realizó la selección de los refuerzos, en la que inclusive se solicitaron jugadores inhabilitados para la segunda fase, ya fuera por lesiones o porque a esas alturas ya no se encontraban en Cuba.
Les proponemos repasar estadísticamente la labor de los pitchers elegidos como refuerzos (la única escuadra que no convocó a ningún serpentinero fue Pinar del Río).
RENDIMIENTO COLECTIVO DE LOS LANZADORES REFUERZOS
Después de analizar semejante panorama, comparemos la faena rendida por los refuerzos y los lanzadores ‘propios’ de cada conjunto.
O sea, que de modo colectivo los pitchers que supuestamente debían reforzar a los staffs de lanzadores, permitieron casi ¡una! carrera limpia más por juego que los ‘no refuerzos’. Entonces sobrevienen las preguntas obligadas: ¿En qué estado de forma llegaron los refuerzos a sus nuevos equipos? ¿Los jugadores de los planteles eliminados se mantuvieron entrenando? ¿O la preparación que tuvieron los refuerzos dependió de la responsabilidad de los propios jugadores?
En un béisbol donde la falta de motivación y profesionalidad no son secreto, las respuestas a estas interrogantes asustan.