Por Jorge Ebro
Luis Miguel Romero puede ser el secreto mejor guardado de Oakland. Estuvo cerca de debutar en Grandes Ligas la pasada temporada y, si no ocurre un contratiempo, pudiera ser parte de los Atléticos desde el primer día de la campaña que comenzará en unos meses.
Abandonó su Guantánamo natal -equipo con el militó en varias Series Nacionales- en busca de un futuro mejor y está a punto de alcanzarlo gracias a una recta cortante y robusta que ha sabido acompañar con varios envíos de los que apenas conocía en Cuba.
Residente en la República Dominicana, vino a Miami por unos días para un campamento de novatos del club y pronto enfilará al spring training de los Atléticos con la esperanza de acariciar la primera de sus metas: llegar a las Mayores. Pero ahí no termina todo para el joven de 25 años. Es más bien un comienzo.
“Esta temporada debe ser la que me llamen al equipo grande, porque tuve una contienda magnífica en Triple A. Estoy entrenando fuerte para llegar mejor que nunca a la primavera y ganarme el puesto desde el primer día’‘.
Has transitado rápido en las Menores, ¿cómo fue ese proceso?
“Es un poco complicado cuando llegas de Cuba. Es un béisbol diferente. Pero salí a hacer mi trabajo que es pitchear y dar lo mejor de mí en cada entrada. Creo que esa ha sido la clave del progreso. Eso no va a cambiar’‘.
¿Qué ha sido más difícil en todo ese tiempo?
“Al principio el idioma se me hizo muy complicado. Tan bien que Oakland es una organización que antes tenía muy pocos latinos. Ahora tienen algunos cubanos, pero ya he ido teniendo amistades, conociendo a los coaches. Todos me tratan súper bien’‘.
Entonces, ¿te has adaptado por completo?
“Ya lo veo todo más cerca. Cada día que lanzaba en Triple A y colgaba un cero sabía que estaba más cerca del objetivo. La Triple A del Pacífico es muy complicada. Allí se batea mucho y el lanzador que termina con 4.00 de efectividad está matando la liga. Yo terminé en 3.96. Estuve a nada de ser llamado a Oakland’‘.
En Cuba hacías de todo, ¿te sientes cómodo en el bullpen?
“Sí, me siento cómodo. En Cuba al principio abría, luego tuve una lesión, me recuperé y desde que llegué aquí me pusieron de relevista y fue como un proceso normal. Ahora ya me veo como un relevista completo’‘.
Los reportes hablan de una recta de 97 a 98 millas…
“Y en Puerto Rico hace un mes toqué las 100 millas tres veces. Yo tiraba duro antes, pero no así como lo hago ahora, de manera sostenida. Trabajo todos los días, me levanto temprano y hasta que no logro lo que quiero no termino’‘.
Si cierras los ojo y sueñas hacia el futuro, ¿como te ves en un par de años?
“Me veo como el as del equipo. Ya sea en la rotación o el bullpen. He incorporado nuevas armas a mi repertorio. Tengo un cutter a 84 millas, un slider de 88 a 92, y la recta de dos costuras que es mi herramienta natural y potente’‘.
¿Por qué decides salir de Cuba?
“Yo vengo de Guantánamo, de un municipio llamado Manuel Tames, de donde es el campón olímpico Georgie Díaz. Veía como era su vida, muy difrente. El pasaba trabajo. Tomé la decisión de buscar otro reto’‘.
El último cubano en debutar en Oakland fue Yoenis Céspedes, ¿serás el siguiente?
“Debo ser el próximo’‘.