Por Mark Feinsand
En una temporada marcada por el aumento de los jonrones, sólo Giancarlo Stanton y Aaron Judge pegaron más bambinazos que J.D. Martínez en el 2017.
El patrullero sacó 45 en total, incluyendo 29 para ayudar a los D-backs a llegar a la postemporada por primera vez desde el 2011. Además, lideró las Grandes Ligas con .690 de slugging, por encima de los mencionados Judge y Stanton.
Martínez marcó tantas o más diferencias que cualquier otro pelotero adquirido el verano pasado, así que es justo preguntarse por qué pareciese haber un mercado tan pequeño pujando por sus servicios esta temporada muerta.
“Los Filis firmaron a Carlos Santana, moviendo a su mejor prospecto (Rhys Hoskins) de la primera base al jardín izquierdo”, dijo una fuente de la industria del béisbol. “Si me das a escoger, me quedó con Martínez cualquier día de la semana. Entonces, ¿por qué sigue disponible? El precio, esa es la gran diferencia”.
A principios de la temporada muerta se regó de la voz de que Martínez estaba buscando un contrato por US$200 millones. ¿Se asustaron algunos equipos con esa cifra?
Los Medias Rojas siempre han parecido el sitio natural para acoger a Martínez. Boston, que terminó en el puesto 27 en jonrones el año pasado con 168, necesita un cañonero en la parte gruesa de su alineación y además podría colocar a Martínez como BD.
Ambas partes han estado bailando la misma canción por dos meses, pero cuando el presidente de operaciones de béisbol de los Medias Rojas, Dave Dombrowski, firmó nuevamente al primera base Mitch Moreland el 18 de diciembre, los patirrojos básicamente le dijeron al agente Scott Boras que, aunque estaban interesados en Martínez, nadie los iba a obligar a pagar más de lo que según ellos vale el toletero.
Boras, por supuesto, nunca ha sido de esos que se dejan presionar, así que es poco probable que deje que Martínez firme un contrato que esté por debajo de lo que él crea es el valor del mercado. Ahora hay que preguntarse: ¿Qué es un precio justo en un mercado más frío que un invierno polar?
El miércoles apareció un reporte según el cual los Medias Rojas le ofrecieron cinco años y US$100 millones a Martínez, aunque una fuente le dijo a MLB.com que las cifras “no eran correctas”, algo que le ratificó Boras a Jon Heyman de MLB Network.
No se sabe exactamente qué parte es la incorrecta, si los años, los dólares o ambas cosas. Pero se dice que Martínez sigue interesado en un pacto por seis campañas. Aunque se han mencionado los US$200 millones, ese número parece exagerado al ver cómo se ha comportado el mercado hasta ahora.
“Si tú eres Boras, J.D. y los Medias Rojas tiene que haber algo de creatividad para alcanzar un acuerdo”, dijo la fuente de la industria. “Encajan a la perfección. De hecho, sólo encaja allí”.
Sobre la ofensiva de Martínez no hay dudas. Como apuntamos, su slugging de .690 fue el mejor de las Grandes Ligas la temporada pasada, y ha promediado un promedio de embasarse más slugging (OPS) de .936 en las últimas cuatro temporadas. En realidad, no hay un solo equipo en todo el béisbol que no estaría mejor ubicando a Martínez en la parte media de su lineup.
Pero eso no quiere decir que Martínez no venga con algunas interrogantes, específicamente su defensiva y su durabilidad. Ha jugado más de 123 juegos sólo una vez en su carrera, cuando disputó 158 en el 2015.
La defensa, sin embargo, podría ser el punto neurálgico. Pareciese que hay equipos preocupados porque Martínez podría ser un problema en los jardines en la parte final del contrato, algo que sin dudas sería un problema para los equipos de la Liga Nacional.
Así que si las opciones de Martínez se ven reducidas a los 15 equipos de la Liga Americana (con varios de ellos en reconstrucción, sin la capacidad financiera para darle un contrato por más de 100 millones de dólares o sin necesidad de contratar a un cañonero para el puesto de designado o el jardín derecho) sin dudas se complicarían las cosas para el jugador de 30 años.
Los Orioles y los Azulejos seguramente podrían utilizar a Martínez, aunque ninguno parece preparado para pagar el precio. Lo mismo aplica para los Rangers, que parecen más dispuestos a utilizar la chequera para volver a firmar a Yu Darvish.
¿Los Angelinos? Ya sumaron a Justin Upton, Zack Cozart, Ian Kinsler y Shohei Ohtani. ¿Los Marineros? Ya tienen al dominicano Nelson Cruz como bateador designado y le están dando cada vez más prioridad a la defensiva. ¿Los Astros? Ya parecen tener armado su lineup.
Boras y Martínez también podrían esperar y esperar, pensando en que quizás una lesión durante los entrenamientos abra un puesto en un equipo contendor, así como le pasó a Prince Fielder -otro cliente de Boras- cuando firmó su acuerdo por US$214 millones y nueve años con los Tigres a finales de enero del 2012 después de que Víctor Martínez se lesionó una rodilla.
Boston y Arizona parecen los dos destinos más lógicos, aunque los D-backs todavía no han podido mover el contrato de Zack Greinke, y además andan monitoreando de cerca su nómina porque saben que Paul Goldschmidtserá agente libre después de la temporada 2019. Arizona quizás está esperando que se rompan las conversaciones entre Boston y Martínez para ver si éste último vuelve al desierto a mejor precio.
La supuesta oferta por cinco años y US$100 millones parece poco cuando se consideran algunas comparaciones recientes. Josh Hamilton firmó por cinco años y US$125 millones (US$25 millones anuales) con los Angelinos antes de la temporada 2013, y el cubano Yoenis Céspedes acordó por US$110 millones (US$27.5 millones al año) con los Mets antes de la temporada pasada.
Quizás un contrato por cinco años y US$125 millones con una cláusula que le permita a J.D. salir del mismo después de dos temporadas sería la respuesta, pues le permitiría al jugador la oportunidad de volver a la agencia libre tras la campaña 2019 si sigue dando batazos las próximas dos temporadas.
Pero de lo que estamos seguros es de esto: Martínez debería estar de cuarto bate en algún equipo cuando inicia la temporada. Pero para saber con quién, si con Boston, Arizona o alguien más, podríamos tener que esperar varias semanas más.