POR JORGE EBRO
Nadie pegó más jonrones en Cuba que Orestes Kindelán y nadie hace menos algarabía con el dato que el propio autor de los batazos. El slugger de Santiago es la calma misma y tal vez habría triunfado como embajador o pacifista.
Pero con el bate en la mano ningún otro le ganaba a la hora de castigar la bola y todavía no se apagan los ecos de miles de gargantas coreando aquello de «Kinde camina eso», como una invocación directa a su poder devastador y rotundo en los momentos decisivos.
Ahora en la paz del retiro, Kindelán visita Miami gracias a la compañía El Reencuentro para recibir el viernes 17 de junio a las 8:00 pm un homenaje de sus fanáticos en el Café Real, que no son pocos y recuerdan, como si fuera hoy, cómo caminaba la pelota cuando le daba en el corazón del cuero.
¿Cómo te ha recibido Miami?
«Pienso que aquí la gente me quiere igual que en Cuba. Hay muchos cubanos que son amantes del béisbol y siguieron mi carrera deportiva. Sienten mucho respeto por lo que hice en la pelota cubana en los tiempos que jugué. Estoy tratando de sentirme lo más feliz que pueda».
Sabemos que ya viste a Adeiny Hechavarría, de tu patria chica.
«Sí tuve la suerte de verlo a él, hablé con Héctor Olivera y trataré de ver a cuantos pueda. Digo que todos ellos son hijos de nosotros. A todos ellos tuvimos la suerte de enseñarles un poquito sobre el béisbol y algunas maldades que nunca se olvidan».
¿Qué te parece verlos ahora en las Mayores?
«Hay que darle gracias a Dios por haberles dado la posibilidad de estar jugando en Grandes Ligas. Ellos tuvieron un sueño y lo están haciendo posible. Hay muchos cubanos en Dominicana que quisieran hacer lo mismo, pero la suerte no los está acompañando. Cada cual define su camino y nadie puede estar en contra de eso».
Al verte en el parque de los Marlins, ¿te imaginaste en un escenario así tiempo atrás?
«Yo solo no me lo imagino. Todos los cubanos que lo visitan tienen los mismos sueños. Nosotros tuvimos la posibilidad y no decidimos hacerlo. No estamos en contra de que los muchachos que quieran participar, lo hagan».
¿Cómo hubiera sido la carrera tuya en Grandes Ligas?
«No sabría que respuesta dar, porque no jugué, pero al menos talento y disposición para hacer las cosas bien no me iban a faltar, es algo que nació conmigo. Yo nací para jugar béisbol, algunas cosas las aprendí. Otras ya estaban conmigo desde el primer día».
¿Qué es lo mejor y lo peor que te dio el béisbol?
«Lo primero fue el juego mismo, es un deporte maravilloso y ver el aplauso de la gente cuando dabas un jonrón; lo segundo no haber tenido la posibilidad que hay en Cuba ahora de poder firmar contratos y participar en otras ligas de manera legal».
¿Cómo te describirías a ti mismo en el terreno?
«Aparentemente era pasivo. No me agitaba, ni gritaba ni ofendía, pero a la hora de batear era agresivo, quería vencer siempre. A todos, a los mejores».
Aquí están Céspedes y Abreu, ¿pero dónde está el próximo Kindelán?
«En Cuba hay peloteros jóvenes, con condiciones, pero siempre les falta algo. La mentalidad de los jóvenes ahora no es la de antes. Los muchachos se preocupan por cosas de menos importancia y creo que, si no analizan que este juego requiere entrega, están perdiendo el tiempo. A veces siento como que no quieren entrenar y eso molesta un poco».
No se puede entender el éxito de Santiago de Cuba sin si ni Antonio Pacheco, ¿qué opinión te merece que hasta hoy no se incluya a ese otro titán de la pelota cubana en el Salón de la Fama?
«El nombre de Antonio Pacheco siempre ha estado en las boletas y todos los cubanos han votado por Antonio Pacheco. El que no vota por él no vota por nadie. Esa decisión de llevarlo al Salón de la Fama no la toman los que votamos por él. El día que Pacheco esté, todos los cubanos se van a tomar una cerveza en celebración de eso».
¿Veremos algún día algún trabuco como el de ustedes, un equipo unificado quizá?
«No habrá otro Linares, ni otro Pacheco ni otro Kindelán, pero sí con mucha calidad y mucha gente aboga porque Cuba participe con algunos peloteros de Grandes Ligas y otros de allá. La mayoría está de acuerdo con esto. El cubano donde quiera que esté, no va a dejar de ser cubano».
Una última pregunta que viene con curva, sabes que soy fanático de Lázaro Junco y tú lo sobrepasaste en jonrones, ¿qué te pareció como pelotero?
«Entre los jonroneros de Cuba, Junco debe ser el primero, porque fue el primero en llegar a 400. Yo conecté más que él, pero Junco brilló en una época maravillosa, donde habían muchos jardineros de talento, y todos le daban a la misma pelota y contra los mismos lanzadores, y Junco sobresalió. No siendo uno de los permanentes del equipo nacional, rendía mucho más que algunos que sí estaban. Su mérito es tremendo»
2 comentarios
NO SOLO GRANDE COMO PELOTERO, TAMBIEN POR SU EXTRAORDINARIA MODESTIA.
Kindelán es un fuera de liga, siempre lo fue. Viéndolo jugar, cuando todavía Santiago de Cuba era la aplanadora, fue que me enamoré de la pelota y de Santiago, que seguirá siendo mi equipo toda la vida, no importa donde viva yo. Verlo me emociona y de Pacheco, qué decir, por el capitán de capitanes me tomo yo una botella de ron si es necesario cuando entre al salón de la fama.