Por: Raúl Hernández Lima
Y no sólo la herencia llegada por su padre, el Mago Alfonso, curte de razones la elección. El hijo pródigo acompaña al veterano en los banquillos desde mucho tiempo atrás, ahí se nutre en el silencio y aprende las mañas en una tarea de pícaros. Esas maneras vitales cuando la mística la llevas desde la cuna.
Quizá en la Serie 53 comenzó este viaje de éxitos y desvelos en el máximo nivel de la Pelota Cubana pero Alexander se empeña en recordarnos que el tiempo y su experiencia en todos los niveles engrosan el bolsillo de sus bienes más preciados.
“Comencé junto a mí padre en el máximo nivel en la Serie 53. Ahí fue mi debut en el equipo pero en realidad mi historia en este deporte comienza mucho antes, en las Escuelas de Iniciación Deportiva trabajé alrededor de 20 años transitando por todas las categorías del béisbol”
Seguramente el colofón se todo el aprendizaje debía coronar con el visto bueno de su padre y principal maestro. La confianza del relámpago de Bahía Honda resulta vital para Alexander.
“A lo largo de mi carrera junto a mi padre tuvimos varios conversatorios donde me inculcó la determinación para asumir la responsabilidad. Y esa responsabilidad intentaré asumirla con mucha humildad y tratando de que las cosas me salgan bien. El visto bueno del viejo para mí es lo esencial.”
Por esa misma humildad tal vez se muestra entusiasmado por mejorar el resultado de este curso pero con el tino de evitar la embriaguez de la victoria y el ansia nefasta del triunfalismo.
“La primera meta que tenemos es lograr la ansiada clasificación del equipo. No estamos dados al ‘champeonismo’ pero sí nos propusimos clasificar como idea primordial. Eso es lo principal para afrontar el trabajo este año.”
Las dificultades pasadas devienen punto de partida en la empresa. Quien hoy levanta las velas como timonel de la nave pativerde no lo hace ajeno a ellas y en consecuencia planifica su trabajo.
“Yo he transitado con este grupo durante casi todas las categorías. Eso no sólo me da una experiencia en cuanto al manejo del grupo sino que además puedo presumir de conocerlos. Por ello estamos enfrascados en solucionar algunas deficiencias que arrastramos del año anterior en aspectos técnico-tácticos que merecen una importancia vital en el desarrollo del juego.”
El flamante director abre también las puertas de su proyecto a quienes de fuera pretendan colaborar con el propósito colectivo. La experiencia del más reciente campeón del béisbol criollo pesa sobre los conceptos de inclusión y apertura del deporte.
“Tenemos las puertas abiertas a quienes quieran colaborar y no negaremos el desarrollo y el avance. Si hay algún atleta interesado en alguna posición que necesitemos reforzar no cerraremos esa puerta. Estaremos en la mejor disposición de aceptarlos, siempre priorizando el desarrollo del talento de casa.”
El debutante mánager reconoce en la calidad del equipo el respeto a la competición y sabe que debe afrontarla con el mayor rigor posible. Por eso esa puerta quedó abierta y porque entiende que el desarrollo no debe impedir la sed de ganar. Para ello designa otras instancias potenciadores del crecimiento del atleta.
“Como ya he dicho el equipo principal de cada provincia va por el éxito. No considero que la Serie Nacional se utilice para ir a desarrollar atletas. Debemos ir pensando como renovar nuestro equipo en algunas posiciones débiles y a la vez competir para alcanzar buenos resultados.”
Y esas posiciones las tiene claras Alexander cuando confiesa que “sobre todo en el cuadro, principalmente en el campo corto y la segunda base donde probablemente vengan algunos cambios. El ejemplo es el atleta matancero Tomás Terry que en este momento juega la Serie Provincial con el equipo del municipio San Juan y es uno de los que estamos siguiendo con posibilidades de integrar el equipo.”
Escurridizo se marcha Alexander Urquiola Hernández como quien huye de la grabadora que parece asediarlo. Sonríe después del deseo de Pelota Cubana, para quien concedió declaraciones exclusivas, de muchos éxitos en esta temporada. Promete regresar a compartir con nosotros pero por ahora se desliza entre bates y pelotas blancas respirando con esa tranquilidad de quien se siente en su hábitat natural, el béisbol.