En una noche donde el talento cubano se hizo sentir con fuerza, los Huracanes de Miami superaron 7-3 a las Panteras de FIU en el loanDepot Park, casa de los Miami Marlins. La gran figura del partido fue Daniel Cuvet, quien, con el juego empatado en la sexta entrada, se paró en el plato con las bases llenas y descargó un grand slam que terminó siendo la sentencia del encuentro.
Cuvet, con sangre cubana y natural de Fort Lauderdale, se tomó su tiempo para ganarle el duelo al lanzador de FIU, Tracen Cameron. Ocho pitcheos después, le cazó una curva a 81.1 mph y la mandó a viajar 368 pies por el jardín izquierdo hasta caer en el bullpen de los Huracanes. El batazo salió de su bate con una velocidad impresionante de 111.7 mph, dejando claro por qué es considerado uno de los peloteros más peligrosos del béisbol universitario.
Los Huracanes arrancaron el partido con un ataque de tres carreras en la segunda entrada. Con dos outs, Bobby Marsh y Tanner Smith recibieron boletos consecutivos antes de que Todd Hudson, Fabio Peralta y Michael Torres respondieran con sencillos impulsores para abrir la pizarra.
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El talento cubano de los Huracanes
Michael Torres, nacido en Miami de padres cubanos, fue una de las piezas clave en la defensa de los Huracanes. En la tercera entrada, con un elevado de sacrificio al jardín central, sacó un disparo de 98.1 mph al plato que estuvo a nada de conseguir el out, aunque el corredor fue decretado quieto por muy poco. Luego, en el quinto episodio, con FIU amenazando con tomar la ventaja, Torres volvió a brillar al lanzar un tiro de 99.1 mph al home para sacar al corredor que intentaba anotar la carrera del desempate. Una jugada espectacular que mantuvo el empate en ese momento del partido.
Por su parte, Fabio Peralta, nacido en La Habana, sigue ganando protagonismo en los Huracanes. Con un físico imponente de 6’2″ y 185 libras, viene de destacar en Miami Christian School, donde fue capitán en su segundo y último año. Su talento no pasó desapercibido y en 2024 fue elegido en el equipo All-Dade, consolidándose como una de las promesas a seguir en el béisbol universitario.
En el montículo, Alex Giroux consiguió su segunda victoria de la temporada con seis sólidas entradas en las que permitió cinco hits y tres carreras, además de ponchar a cuatro bateadores. El bullpen se encargó del resto, con actuaciones destacadas de Lazaro Collera, Anthony Ciscar y Jackson Cleveland.
Collera, otro talento de raíces cubanas, mostró un arsenal impresionante con una recta que alcanzó 96 mph, un sinker de 95 mph, un slider de 83 mph y una curva de 82 mph. En su relevo, lanzó 19 pitcheos, 11 de ellos strikes, demostrando que tiene el material para convertirse en un brazo de confianza.
Anthony Ciscar, también de ascendencia cubana, se encargó de una entrada sin permitir hits ni carreras, lanzando con autoridad y registrando rectas por encima de las 95 mph. Su labor en el relevo fue clave para cerrar la puerta a cualquier intento de reacción de FIU.
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Más allá de los nombres que brillaron en el juego, los Huracanes tienen un núcleo importante de peloteros con raíces cubanas. Dorian González Jr. fue titular en la segunda base y, aunque no tuvo su mejor noche ofensiva, sigue siendo un jugador clave en la alineación. A ellos se suman otros nombres que forman parte del roster pero no vieron acción en este partido, como Gaby Gutiérrez, Brandon De Goti y Ethan Puig, todos con sangre cubana y con el potencial de aportar en los próximos encuentros.
Al mando del equipo, JD Arteaga, hijo de padres cubanos y una leyenda de los Huracanes, sigue dejando su huella en el programa de béisbol de la Universidad de Miami. Arteaga, quien jugó en los años 90 y ha dedicado más de dos décadas a la institución, ha sabido mantener el legado cubano en Coral Gables, desarrollando a la nueva generación de talentos que siguen dejando el nombre de Miami en alto.
La victoria dejó a los Huracanes con récord de 10-3 en la temporada y ahora se preparan para su próximo compromiso ante Villanova en Mark Light Field. Mientras tanto, FIU, que cayó a 11-3, intentará recuperarse en sus siguientes encuentros.
Lo que quedó claro en este duelo es que el béisbol universitario sigue siendo una plataforma donde el talento cubano brilla con luz propia, y los Huracanes de Miami lo demostraron una vez más en el diamante.