Autor: Aliet Arzola Lima
BAYAMO. — Si al inicio de la temporada hubiéramos recopilado opiniones sobre el parque en que se definiría la 57 Serie Nacional de Béisbol, el Julio Antonio Mella tunero no iba a ser de los más votados, como tampoco los Leñadores de Pablo Civil figuraban en los pronósticos.
Sin embargo, ya hoy podemos confirmar que el campeón de Cuba en el 2018 levantará su trofeo dorado en el cuartel general de los Leñadores, luego de que ellos perdieran este miércoles y se igualara la gran final contra los Alazanes de Granma, titulares defensores.
A continuación, repasamos los principales detalles de este cuarto partido, hasta el momento el más cerrado de la discusión de la corona.
Lo mejor: Las Tunas no ha dejado de intimidar a sus rivales por la extraordinaria capacidad de reacción, valor que ha sembrado la inseguridad en los contrarios, incómodos con cualquier ventaja, porque saben que, en el momento menos esperado, los Leñadores pueden cargar sin freno.
Esa era la sensación que reinaba en el Mártires de Barbados este miércoles, cuando el pleito avanzó igualado a una carrera hasta el tercio conclusivo. No obstante, quienes mostraron una gran capacidad de reacción en esta oportunidad fueron los Alazanes, autores de un racimo de tres anotaciones en el octavo para sentenciar el duelo.
La remontada granmense tiene mucho mérito, pues la consiguieron frente a José Ángel García, el mejor cerrador de la pelota cubana, quien había trabajado como un auténtico caballo de batalla en las anteriores presentaciones. Sin embargo, el derecho de Guanajay permitió cohetes cruciales de Yordan Manduley y Carlos Benítez, además de sufrir la debacle de su defensa, otra vez inefectiva en los instantes trascendentales.
Lo peor: Los Leñadores siguen siendo temibles, pero su defensa los ha hecho más vulnerables en los últimos partidos, tras los cuales urge un cambio de chip, porque con un rendimiento errático al campo difícilmente podrán desbancar a los Alazanes, quienes hasta ahora se han equivocado menos.
En el ojo del huracán ahora mismo está Yunieski Larduet, cuyo desempeño con el guante en el bosque central volvió a quedar por debajo de las expectativas. El hombre proa tunero tuvo un gran encuentro en el plato, pero ha mostrado ciertas dificultades en la localización exacta de las pelotas bateadas en su amplio rango de alcance, y eso ha golpeado a su escuadra.
Además, los tiros desviados y ciertos breaks que rompieron en contra de los Leñadores matizaron el desenlace del cuarto partido, en el cual pudieron evitar hasta tres carreras de los granmenses, quienes también fallaron, pero en el corrido de las bases.
Dos veces Carlos Benítez se quedó mirando el curso de la pelota sin atender a su carrera y ello restó una anotación a los actuales monarcas y frustró un inning al ser presa de un doble play tonto.
Lo inesperado: Después que en los tres primeros partidos se anotaran 42 carreras entre los dos conjuntos, a razón de 14 por encuentro, fue una verdadera revelación el corto y apretado score de 4-2.
Por fin los lanzadores establecieron su ley y nos regalaron un pleito sin el despliegue voraz de la ofensiva, aunque ello no aplaca la sorpresa, porque ni Lázaro Blanco, explotado cuatro días atrás, ni Luis Ángel Gómez, quien permitió diez limpias en diez entradas a los Alazanes en la temporada regular, ofrecían absoluta garantía de hermético pitcheo.
Sin embargo, ellos se crecieron y avanzaron en el partido, lidiando con las complicaciones y sacando los outs más importantes a la hora buena.
Lo más preocupante: Del arbitraje no se ha hablado mucho en la postemporada, y las pocas palabras vertidas abordan rasgos positivos, pero no podemos seguir obviando el bajo nivel de nuestros jueces en el trabajo detrás del plato.
Hay muchos problemas y diversidad de criterios en el conteo de bolas y strikes, que varía según el día y el umpire de turno. Algunos cantan un poco más en la zona alta, otros se extreman con la baja y otros expanden la horizontal hasta límites nunca vistos.
No se trata de un señalamiento puntual a Luis Felipe Casañas, árbitro de home en el cuarto partido, sino de un llamado de atención generalizado, pues hay bastante descontento en lo que respecta a la zona de strike, demasiado inestable a pesar de que el reglamento dice con letras bien grandes que es una sola, en Cuba, en Japón y en Madagascar cuando empiecen a jugar pelota.
Lo imperceptible: Recuerdo que hace algunos años se hablaba del pobre rendimiento de Granma en sus predios, pero eso ha cambiado radicalmente en los últimos años, con especial énfasis en la postemporada desde la final del pasado año.
Si sumamos aquellos dos enfrentamientos definitorios contra Ciego de Ávila en el 2017, los granmenses acumulan ya en play off siete triunfos seguidos en su terreno. Al convertirse el Barbados en una plaza inexpugnable, los Alazanes se han vuelto menos vulnerables y por eso ya han ganado tres series de postemporada consecutivas.
Este miércoles ellos irán por ampliar a ocho la racha, mientras los tuneros buscarán un éxito de visitante que los coloque a las puertas del título.
La previsión: Sin un abridor definido y tras perder dos encuentros en fila, cualquiera pensaría que los Leñadores tuneros tienen muy pocas opciones en el quinto partido, pero ellos han demostrado que en los partidos más difícil es cuando más peligrosos se tornan.
Yudiel Rodríguez, Yoelkis Cruz, Yariel Rodríguez y el mismísimo Vladimir Baños son posibles cartas del mentor Pablo Civil, quien arengará a los suyos para colocarse a un paso de la gloria. Es cierto que ninguna de esas cartas asegura nada, pero el hecho de contar con cuatro brazos de variadas características le abre más sus posibilidades de triunfo.