Por AJ Cassavell
PEORIA, Arizona — Durante siete años, Alexei Ramírez fue uno de los torpederos más confiables de Grandes Ligas-un sólido bateador para el estándar de la posición y con una actuación que nunca parecía bajar más de la cuenta.
Pero en la primera mitad del 2015, el cubano no fue ese jugador. Ramírez bateó .224 por los Medias Blancas, con porcentaje de embasarse de .249 y slugging de .292 antes del Juego de Estrellas-un pésimo inicio de un último año de contrato. Sus números en la segunda mitad (.277/.325/.432) fueron esencialmente a la par con el resto de su carrera, pero el pobre comienzo del 2015 pareció limitar sus posibilidades en la agencia libre.
Cuando los Padres firmaron a Ramírez, de 34 años, a un contrato de un año y US$4 millones, confiaron en haber procurado los servicios del jugador de la segunda mitad de la temporada pasada-la versión que ganó dos Bates de Plata en la Liga Americana y dio 150 hits o más en seis campañas seguidas.
«La realidad es que si no hubiera tenido esos dos meses (malos), probablemente hubiera firmado por mucho dinero en otro lado», dijo el manager de los Padres, Andy Green. «Los últimos tres meses de la temporada fueron el Alexei Ramírez clásico. Estamos contentos de contar con ese muchacho».
Ramírez llegó al miércoles con promedio de .368, un jonrón y seis empujadas.
Es muy temprano, pero la actuación de Ramírez parece indicar que está listo para dejar en el pasado la primera mitad del 2015.
«No creo que eso tuviera que ver necesariamente con el béisbol», dijo Ramírez al hablar de la primera mitad del año pasado. «Fue algo mental. El pasado es pasado y estoy aquí».
Después de abandonar Cuba en septiembre del 2007, Ramírez se convirtió en ciudadano de la República Dominicana en el 2008 y firmó con los Medias Blancas. El 2016 representa la primera vez que usa otro uniforme que no sea de los Patipálidos desde que jugó por Pinar del Río en la Serie Nacional Cubana.
«Fue difícil», dijo Ramírez al tocar el tema de cambiar de equipo. «Fue difícil, ya que mis hijos estaban en la escuela y tuve que mudar a todos. Pero normalmente, las cosas difíciles valen la pena al final».
Ramírez llega a una escuadra de San Diego cuyo cuerpo monticular provocó rodados el 47% del tiempo-el sexto mayor porcentaje de Grandes Ligas en el 2015. Con una rotación abridora que incluye a Tyson Ross y Andrew Cashner, la defensa del cubano debe de ser tan importante como su bateo.
Conocido como torpedero de bastante alcance durante la mayor parte de su carrera, las métricas defensivas de Ramírez bajaron la temporada pasada. Pero el veterano estuvo por encima del promedio en casi todas las otras campañas. Y son famosamente volátiles los números para evaluar el alcance defensivo.
De cualquier manera, Ramírez afronta con gusto el reto en el campo corto.
«Es mejor para mí», dijo. «Eso me mantiene en movimiento cuando están pitchando. Me mantiene activo».
De su parte, Green está entre los que creen que Ramírez va a recobrar la forma.
«Luce joven todavía», dijo el piloto. «Tiene fluidez y se mueve muy bien. Y del lado ofensivo, es el mismo de siempre».