Autor: Sigfredo Barros Segrera
El lanzador ya tiene la pelota en sus manos y está listo para soltarla. Pero saca el pie de la tabla para agarrar la bolsita con pez rubia. Vuelve al montículo y, entonces, el bateador es quien pide tiempo y sale del cajón de bateo.
La escena es común en cuanto juego de béisbol hay en el mundo. Se pierden minutos tras minutos y el partido llega a tornarse aburrido. Esto, sin contar las múltiples visitas al lanzador por parte de los entrenadores o los directores de equipo, la lentitud a la hora de entrar y salir del terreno en cada inning, además del aumento de la ofensiva traducido en mayor cantidad de carreras y de relevistas, que también contribuyen a extender la duración de los choques.
En una ocasión un periodista especializado en este deporte se dio a la tarea de contar el tiempo efectivo de juego, es decir, desde que la bola sale de la mano del serpentinero hasta que se produce una conexión al cuadro o los jardines. Dio por resultado menos de media hora, el resto fue tiempo perdido.
El promedio de acción en las Grandes Ligas era de 2 horas y 50 minutos en el 2006 y de 2 y 55 en el 2011. El año pasado aumentó de tal forma que pasó cinco minutos después de las tres horas. El béisbol es, sin dudas, el más extenso en tiempo de juego de los deportes colectivos… y también el más conservador. Voleibol y baloncesto, por solo citar dos ejemplos, cambiaron algunas reglas en favor del espectáculo y han conseguido disminuir la duración de sus partidos.
Pero, al parecer, la hora de las transformaciones le ha llegado a esta centenaria disciplina, pasión en muchos países. Ya se aprobó y está puesta en práctica la base por bolas automática, ordenada desde el banco, sin necesidad de tirar cuatro pelotas. En el año 2006 esto se aplicó en la Copa Intercontinental efectuada en Taipéi de China, sin oficializarlo.
Ahora, el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, anunció la intención de instalar cronómetros de 20 segundos en cada banco y detrás del home, que es lo que tendrían de tiempo los lanzadores para soltar la esférica cuando no haya corredores en las almohadillas. Si se incumple, la penalidad sería contarle una bola al bateador.
En ocasiones, durante un mismo turno, el bateador le solicita tiempo varias veces al árbitro. Foto: Ricardo López Hevia
Manfred aseguró que si en la temporada que comenzará el próximo 29 de marzo los desafíos se extendieran a más de dos horas y 55 minutos, el llamado «reloj de pitcheo» entrará en vigor en el 2019.
Junto a esta medida se aplicarán otras este año, entre ellas:
1) El bateador tiene que tener al menos un pie en el cajón, si saca ambos fuera en el lapso de los 20 segundos del lanzador, se le cantará un strike, salvo que el árbitro decrete tiempo por causas justificadas.
2) Los entreinngs solo pueden durar dos minutos y medio. El primer bateador debe de entrar al cajón en 1,45 minutos, si no lo hace, le cantan un strike y si el lanzador no suelta la bola antes de 20 segundos, tendrá una bola en su contra.
3) Los cambios de pitcher solo pueden durar dos minutos y medio y solo se permitirán tres conferencias por partido, incluidas las del receptor.
Estas reglas ya están en vigor en los entrenamientos de los equipos de Doble y Triple A y han dado como resultado la disminución del tiempo de juego en diez minutos, según una información del sitio web de Telesur.
LOS ANUNCIOS COMERCIALES
Seguramente los lectores aficionados a este deporte habrán observado en las transmisiones de partidos de Grandes Ligas la duración de los entreinnings: son de tres minutos, aunque ya uno de los equipos haya tomado sus posiciones en el terreno.
Esta pausa es debido a los compromisos con las empresas patrocinadoras de la organización que rige el béisbol profesional, Major League Baseball, conocida por sus siglas en inglés, MLB. Los anuncios de productos de todo tipo son obligatorios.
Sobre esto aún no se ha pronunciado la Asociación de Peloteros Profesionales, dirigida por el exjugador Will Clark, aunque es de suponer que alegarán, con toda la razón del mundo, que esa demora no es responsabilidad de los jugadores. Cómo llegar a un acuerdo sobre esta arista, pasa por el núcleo central de los ingresos de ese béisbol. Habría que ver si los anunciantes están dispuestos a pagar lo mismo por menos tiempo en pantalla o si la MLB aceptaría recibir menos, en aras de reducir el tiempo de juego. Como también tendría que estar conforme la televisora que pagó los derechos de transmisión.
EL MÁS LARGO… Y EL MÁS CORTO
En la historia del béisbol organizado, el juego más largo tuvo lugar en 1981 y enfrentó a los Medias Rojas de Pawtucket y las Alas Rojas de Rochester, correspondiente a la Liga Internacional, categoría Triple A, en Estados Unidos.
El partido se suspendió empatado en 21 entradas, pero no pudo reanudarse hasta dos meses después. Cuando volvió a jugarse transcurrieron 12 capítulos más hasta el triunfo del Pawtucket, luego de ¡33 episodios!, según el periodista dominicano Bienvenido Rojas.
La otra cara de la moneda fue el desafío entre los conjuntos de Winston Salem y Asheville, el 20 de agosto de 1916. El primero de esos equipos le informó al mentor de Asheville, Jack Corbett, la necesidad de que todo el elenco tomara un tren a las 3:00 p.m., por lo que necesitaban su cooperación.
Comenzaron las hostilidades a la 1:28 p.m. y finalizaron a la 1:59 p.m. Todos los bateadores le hicieron swing al primer lanzamiento y la duración del encuentro fue de 31 minutos, con victoria del Winston Salem 2 por 1. Llegaron a tiempo para tomar el tren. (Tomado del sitio web flipa.net)