POR JORGE EBRO
Gerardo Concepción no tiene una fecha en mente, pero sí un deseo. En el silencio de los parques de Miami, el lanzador cubano se prepara en espera de un nueva oportunidad de jugar béisbol en Grandes Ligas o donde sea.
Novato del Año con los Industriales en su única temporada en la isla, Concepción dejó en el 2011 una escuadra que participa en el torneo de Rotterdam, Holanda, para inscribir su nombre en la mejor pelota del mundo. Poco después firmaría un pacto de $6 millones y cinco temporadas con los Cachorros.
Tras algunas contiendas plagadas de lesiones, debutó en el 2016 y aunque su estadía no le preservó la permanencia, al menos se llevó un anillo de campeón en la Serie Mundial con Chicago y la pasión por retornar a las Mayores.
¿Básicamente, qué estás haciendo por estos días?
“Entrenando fuerte y esperando que me den una oportunidad para volver al sistema de la pelota profesional. Creo que todavía me queda mucho por entregar, y no pienso colgar el guante”.
¿Cómo describirías tus años en Chicago?
“Una experiencia bien bonita, tremenda organización, donde hice muchas amistades. Les debo todo, porque fue la que me firmó y me dio la oportunidad de debutar en las Grandes Ligas. Siempre estará agradecido de ella”.
¿Qué recuerdas de ese momento en que debutaste?
“Es algo que uno no se lo espera, no sabes en qué momento te van a llamar y cuando lo hacen es como si supieras que vas a cumplir una meta, el sueño de todo pelotero de jugar y mantenerse en Grandes Ligas”.
¿Qué te faltó para mantenerte?
“Tuve problemas con el control, sobre todo con los lanzamientos de rompimiento. Yo traté de mejorarlos, tirarlos en la zona de strike. Si algo me llegó a Grandes Ligas en el 2016 es que logré establecer mis pitcheos. Gracias a eso llegué”.
¿No has perdido la fe?
“No, es lo último que se pierde. Dios primero. Creo que sí. Estoy entrenando fuerte para eso, no me importa el equipo que sea, solo quiero que me den la oportunidad y que venga un momento”.
¿Estás dispuesto a ir al Caribe, Japón, lo que sea?
“Lo que venga. Yo solo quiero jugar. Tengo 26 años. Me siento bien, fuerte”.
¿Cómo ves tu vida desde que llegaste a esta país a ahora?
“Ha cambiado mucho. En Cuba es una cosa y aquí es otra bien diferente y no sabes lo que vas a encontrar. Vives momentos tristes por lo que dejas atrás, pero otros bonitos, porque cumples algunos sueños”.
Al menos cumpliste el de Grandes Ligas.
“Son sentimientos encontrados porque atrás dejas un pasado y aquí construyes un futuro”.