Por Norland Rosendo
Desde el inning inicial, los Cocodrilos de Matanzas tomaron ventaja en el juego frente a los Alazanes de Carlos Martí, en la semifinal de la Serie Nacional de béisbol, y ratificaron sus serias intenciones de ceñirse la corona.
Primero fue Yoanni Yera con su ponche a Alfredo Despaigne dejándolo con el bate al hombro; guapo se mostró el zurdo yumurino ante el más espectacular slugger del béisbol cubano actual, y quizá ese lance le haya dado la confianza en que sí podía imponerse también en los desafíos cruciales.
Luego, fue una carrera en la que medió un error a la defensa de Yordan Manduley, y si no hubo más anotaciones en ese episodio se debió a que Lázaro Blanco metió el brazo y ponchó a Yasiel Santoya con las bases llenas y un out.
Yera siguió inmenso, que es decir «imbateable», poniéndole y quitándole a la bola, mezclando su recta con el cambio y la slider, y repartiendo ponches a casi todo el mundo en una tanda que se preciaba de su poder, aunque sorprendió que Carlos Martí dejara en la banca al líder en jonrones en el campeonato Lázaro Cedeño, una decisión controversial. Imagino, ahora que salió mal esa estrategia, las críticas en Granma.
El primer hit se lo conectaron al zurdo de los Rojos en el quinto episodio, después que había obsequiado ocho ponches, y cuando sus compañeros le habían dado dos anotaciones más de ventaja en el cuarto acto, frente a un Blanco que no se presentó con la efectividad de otras veces.
Par de cohetes, dos boletos y un cañonazo de Osvaldo Vázquez habían servido para poner el marcador 3-0 en la primera mitad del juego. En el quinto, parecía que el Victoria de Girón estallaría en pedazos, cuando explotó el abridor de los orientales y su relevo, Leandro Martínez, no pudo evitar el incogible de Ariel Martínez que remolcó la cuarta para los Cocodrilos.
Los Alazanes descontaron en la entrada siguiente por cañonazo de Carlos Benítez que sirvió para empujar a Manduley. Pero la alegría duró poco, pues acto seguido los matanceros fabricaron racimo de tres sin conectar ni un hit.
Entre boletos, errores y passed ball, los Cocodrilos se desmarcaron en la pizarra (7-1) y entonces Víctor Figueroa optó por preservar a Yera y darle la bola a uno de los más experimentados de su staff, enviado ahora al bull pen, Jonder Martínez, quien liquidó sin contratiempos el último tercio del juego.
Probablemente, Martí haga cambios en la alineación para el segundo juego, pues sabe que irse con dos derrotas para Bayamo es muy peligroso para sus aspiraciones de reeditar la corona. Su apuesta inicial por la defensa en detrimento del bateo de largometraje no le funcionó al avezado mentor de los Alazanes y su pitcheo es menos profundo que el de los matanceros.
Basta un solo ejemplo, el pitcheo de los Cocodrilos, dígase Yera-Jonder, regaló un solo boleto y el de los granmenses, que emplearon a cuatro, transfirieron a ocho.
Hoy ambos equipos sostendrán su segundo pulso, con Ulfrido García encaramado en el box por los orientales y Roy Hernández por los de casa; mientras en Las Tunas, los locales reciben a los Leones de Industriales, con un posible duelo entre Freddy Asiel Álvarez y Yoalkis Cruz.