Por: Katheryn Felipe, Michel Contreras
En el número 108 de la calle Mujica, en Santa Clara, hay un hostal. El forastero pasa por allí, y el bichito de la curiosidad estalla en su cabeza cuando repara en el nombre del lugar: El Coleccionista. A la entrada, las más de las veces, habrá un gato. Y si la puerta está entreabierta y resulta que no es horario de trabajo, quizás el viandante vea a un hombre que, las más de las veces, sonreirá. Se llama Luis Andrés Rodríguez Crespo, y colecciona deportistas.
Algo así. El asunto es que Luis lleva 36 abriles recopilando artículos y fotografías de atletas cubanos –y también de unos cuantos extranjeros-, para posteriormente confeccionar unos gruesos volúmenes que abarcan sus carreras deportivas. Nada tiene que ver esto con el técnico medio en Sistema Eléctrico Industrial que estudió. Ni tampoco con su ocupación actual de almacenero, como no sea el énfasis en el control y la organización estricta de las cosas.
Simplemente, es su hobby. Lo arrastra desde la escuela secundaria, cuando a espaldas de sus padres gastaba los dos o tres pesos que le daban en publicaciones como Deporte en la URSS, LPV, Panorama Olímpico, Deporte Derecho del Pueblo… Las atesoraba con el empeño del tejón que amontona comida de cara a los inviernos, y aquel hábito adolescente pegó en él con la goma loca de lo inmarcesible. Bien que lo sabe Isis, su paciente y eterna escudera. “Imagínate –dice- que cuando éramos novios, Luisito empleaba una parte del dinero de salir en adquirir revistas”.
Nadie, hasta donde sé, hace este tipo de trabajo en el país. Poca gente conozco con esa infinita pasión generosa por rendirles tributo a los héroes del deporte, más allá de cansancios o migrañas persistentes. Repletas de fotografías con montones de atletas encumbrados, las paredes de su casa dan fe del amor que le ha puesto este hombre a lo que hace con un desinterés a prueba de bombardeos atómicos. “Esto no me reporta nada que no sea satisfacción personal ni es la obra de un tipo obsesivo o trastornado”, asegura Luisito con la gracia espontánea de la gente sincera.
¿Persigues algún objetivo puntual cuando haces un álbum?
-Que el atleta lo vea, lo firme y se tire una foto con el álbum en sus manos. Eso basta para pagar el esfuerzo y las horas robadas a mis ratos libres.
¿A cuántos deportistas les has hecho un álbum ya?
-Voy por 55. Tengo unos pocos de atletas extranjeros (Serguei Bubka, Garri Kasparov y Diego Armando Maradona), pero la inmensa mayoría son dedicados a estrellas nacionales. Hay villaclareños ilustres como Ariel Pestano, Eduardo Paret, Pedro Jova, Pablo Lara, Leonardo Pérez, Leonor Borrell, Yoanka González y Víctor Mesa -que tiene uno como jugador y otro como manager-, luminarias de la talla de Teófilo Stevenson, Alberto Juantorena y Mireya Luis, y también deportistas menos mediáticos como Juan Antonio Pino, Eduardo Alonso, Raúl Cascaret (firmado por él antes de morir), Roberto León Richard y Orisel Martínez.
¿Cuáles están en la mira de manera inmediata?
-Los próximos podrían ser Mijaín López, Juan Castro, Casimiro Suárez, Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón, y también voy a realizar uno en conjunto sobre Erick López y Leyanet González. Tengo material archivado para muchos volúmenes más. Los textos están recortados y clasificados en gaveteros, a la espera de que un día me decida a hacer el álbum de ese atleta.
Ahora que prácticamente no circulan revistas especializadas de deportes, ¿qué fuentes de información sustentan tu trabajo?
-Los periódicos, la Bohemia, los libros que se presentan en las Ferias, algunos textos de Internet que me facilitan los amigos… Mira si me gusta lo que hago, que hace poco viajé a Canadá invitado por mi hija y en el equipaje de mano traje cuatro kilogramos de recortes de periódicos e impresiones de prensa digital. Mucha gente me criticó, otros se rieron. Decían que era absurdo perder una parte del peso autorizado en papeles. Pero no me arrepiento, porque yo lo disfruto.
¿Te resulta costoso tu hobby?
-El dinero para adquirir los materiales que empleo sale de mi bolsillo. Y cuando me voy a otra provincia (Santiago, La Habana, Camagüey, Cienfuegos) para que el deportista me firme el álbum, también. Pero no estoy solo en esto. Mi esposa siempre está al tanto del libro o la revista que sale a la venta, me acompaña a casa de los deportistas, me apoya en cada detalle. Mi hija me hizo un perfil en Facebook (El coleccionista de los deportistas cubanos). Y un amigo, Rodolfo Pensado, se encarga de encuadernarme los álbumes.
¿Has recibido algún tipo de respaldo institucional?
-El historiador Félix Julio Alfonso le propuso a la UNEAC en el territorio que me ayudara en una exposición, pero nada ha sucedido. Tampoco el INDER se me ha acercado nunca.
¿Te han firmado ya todos los álbumes?
-Prácticamente. En mi casa han estado Víctor y Germán Mesa, Juantorena, Paret, Jova, Alberto Martínez, Leonardo, Mireya, Félix Savón, Driulis González, Leonor… Y yo he estado en las de Ana Fidelia Quirot, Rodolfo Falcón, Enrique Figuerola, Yipsi Moreno, Rey Vicente Anglada, Rodolfo Puente… Siempre me ha bastado con conseguir el teléfono del deportista y hablarle de mi interés para que me reciban. Tengo la felicidad de que gracias a este trabajo he conocido personalmente a muchas de las glorias de Cuba.
¿Qué anécdotas te vienen ahora a la cabeza?
-A Mireya la conocí un día a las diez de la mañana en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, y a las seis de la tarde estaba en su casa compartiendo con ella como si nos conociéramos hacía años. Igual, fue un orgullo para mí que Javier Sotomayor estuviera más de una hora en el lobby del Hotel Bruzón viendo su álbum. Y en la pared de mi sala están, como recuerdos, la camiseta que me regaló Germán Mesa cuando dirigía Industriales, y el gorro de natación del equipo Cuba que me dio Rodolfo Falcón.
¿Eres consciente del valor documental del trabajo que haces?
-Siempre lo hice por impulso, por pura afición al deporte, y con el tiempo entendí que lo que voy guardando son pasajes de la historia del movimiento deportivo cubano, vistos a través de la prensa a la que he podido tener acceso como un aficionado más.