POR JORGE EBRO
Dura y fría, la columna desnuda en la Plaza Oeste del parque de los Marlins sigue recordando a José Fernández. Hasta el miércoles en la noche, el esbelto pilar estaba abrazado en su base por una fina lámina de goma color naranja con el número 16 rodeado de miles de firmas y frases, pruebas de amor de esta ciudad por el querido lanzador.
Este jueves amaneció sin ese recuerdo, pero muy pronto habrá algo más permanente para recordar no solo a Fernández, sino a otro que lo quiso mucho y que toda Miami también admiró: Rafael “Felo” Ramírez.
Los Marlins planean colocar este viernes un par de placas que recordarán a las dos figuras que llenaron un momento especial y en el caso de Ramírez, una época, que definieron parte de lo mejor que la organización de Grandes Ligas ha tenido en su historia.
Un día antes del comienzo de los entrenamientos de primavera, el director ejecutivo y dueño minoritario de la franquicia, Derek Jeter, había confirmado que se honraría la memoria de Fernández y que estaba consciente de lo que el joven lanzador, fallecido en un accidente marítimo el 25 de septiembre del 2016, significaba para la comunidad.
“Los Marlins han sido afortunados de tener individuos muy talentosos dentro de la organización durante muchos años”, apuntó Jeter a El Nuevo Herald. “José en el terreno y Felo en la cabina de transmisión, ambos dejaron un legado perdurable. Queremos recordarlos con placas en la Plaza Oeste para nuestros aficionados y miembros de la familia del club. Sus historias vivirán en nuestros corazones y en nuestra comunidad”.
Este miércoles y acompañada por Jeter, Maritza, la madre de Fernández, había acudido al parque para ocuparse de las posesiones del pitcher que todavía permanecían en las instalaciones donde él le diera tanta alegría a los aficionados.
Cuando pereció, junto con otros dos jóvenes, Fernández era reconocido como uno de los mejores talentos de pitcheo en las Grandes Ligas y, a no dudarlo, la cara más visible de los peces por su talento y carisma innegables.
Su muerte inesperada y cruel en la Bahía de Miami, descabezó el proyecto de futuro del equipo y abocó a la ciudad a días de luto intenso y homenajes espontáneos como el de las miles de firmas y frases de amor en la columna de la Plaza Oeste.
En el caso de Ramírez, miembro del Salón de la Fama del Béisbol, se trata de otra manera más de preservar su legado, después de que una calle aledaña al estadio fuera bautizada con su nombre.
Fallecido el 21 de agosto del 2017, Felo llenó los oídos de varias generaciones de cubanos y latinos con su singular manera de narrar, con una carrera que comenzó en la década del 40 del siglo pasado y lo llevara a terrenos de diversas partes del mundo.
Desde el primer día de existencia de los Marlins, la voz de Ramírez describió cada jugada del equipo, incluidos los triunfos en las Series Mundiales de 1997 y el 2003, y estableció con Fernández una relación especial llena de cariño y complicidad que todavía muchos recuerdan.
“Es como si hubiera perdido un hijo, alguien muy cercano a mí”, recordó Ramírez por aquellos días oscuros. “El siempre me buscaba para comentarme algo o bromear conmigo. A pesar de nuestras edades y vidas diferentes, siempre estuvimos muy cercanos”.
Ahora lo estarán aún más y para siempre en una columna donde el concreto se ha hecho recuerdo.