POR JORGE EBRO
A esta altura del año, Lionard Kindelán esperaba contemplar otro paisaje. El sueño de alcanzar las Grandes Ligas tomó un giro inesperado para el pelotero cubano que acaba de unirse al Unisapol Fortitudo de la Serie A de Italia.
“Esto no estaba en mis planes, pero es lo que me ha tocado’’, comentó el hijo del legendario Orestes Kindelán tras llegar a Bologna. “Lo que me queda es dar el ciento por ciento y demostrar mi talento. Mis planes siguen siendo jugar allá’’.
De acuerdo con Lionard, sus abogados le indicaron que los clubes de Grandes Ligas aún se muestran indecisos y esperan verlo jugar con regularidad en Italia para tomar una decisión sobre su futuro.
Lionard realizó varios showcases ante los evaluadores de Grandes Ligas, donde demostró poseer poder, pero hasta el momento no ha recibido una oferta interesante de parte de las franquicias.
“Desgraciadamente, los equipos han cambiado mucho la forma en que evalúan a los prospectos’’, comentó un scout que no quiso revelar su nombre. “Están buscando deportistas atléticos, que sean rápidos y puedan defender varias posiciones, versátiles’’.
Hijo de líder histórico de cuadrangulares en Series Nacionales con 487, Lionard impresiona por su físico de seis pies, 230 libras de peso y un poder sacado de las entrañas de su padre, quien fuera el cuarto bate de aquellos temibles equipos de Santiago de Cuba y la escuadra nacional.
En el último torneo Sub-23 en que participó, Lionard finalizó primero en jonrones (11) y remolcadas (45). Por sus 22 años de edad y sus tres Series Nacionales de experiencia, calificaría como agente libre con restricciones, de acuerdo con las regulaciones del nuevo acuerdo laboral de las Mayores.
Tras llegar a la Repúiblica Dominicana en febrero del 2018, Kindelán pasó a Miami donde comenzó un intensivo programa de entrenamientos que ahora habrá de servirle en Italia.
“El campeonato ialiano ya comenzó y espero estar aquí unos tres meses’’, agregó Lionard, quien jugará la primera base del Unisapol en su debut en la pelota profesional. “Tengo fe en Dios de que veré la luz al final del túnel’’.