Por Jordan Bastian MLB.com
CLEVELAND — La directiva de los Indios pasó mucho tiempo analizando lo que hizo el cubano Yonder Alonso la temporada pasada. Si iba a ser el nuevo primera base de Cleveland, el equipo necesitaba estar convencido de que lo que hizo en el 2017 fue real, y no simplemente una anomalía de una temporada.
Se ha documentado bastante que Alonso hizo algunos cambios en su swing y se convirtió en un bateador más agresivo el año pasado. Lo que la Tribu necesitaba hacer antes de darle el contrato de dos años y US$16 millones que le dieron el 23 de diciembre era determinar si esos ajustes eran sostenibles. Y efectivamente salieron convencidos de que no eran casualidad.
“Fue algo que Yonder hizo de forma determinada”, dijo Chris Antonetti, el presidente del departamento de béisbol de Cleveland. “Y tampoco es cosa de un año. Si ves sus números, siempre ha sido alguien que típicamente controla la zona de strike y es paciente en el plato. El año pasado hizo un ajuste y bateó con algo más de poder. Pero también ha venido aumentado la velocidad de salida de sus batazos en los últimos tres, cuatro años”.
Parte del plan de Alonso la temporada del 2017 estaba dirigido a batear la pelota con más fuerza y elevarla más. Pero ese tipo de estrategia incluye sacrificios. Como señaló Antonetti, la velocidad de salida de los batazos de Alonso ha aumentado en los últimos años, pero sus tasas de contactos y ponches han sufrido en el proceso.
Ahora bien, mientras que cuando haga contacto esté causando daño, un jugador y su equipo pueden vivir con más ponches. Alonso se ponchó 118 veces en el 2017, una marca personal, pero sus 28 jonrones, 67 carreras empujadas, 72 anotadas y slugging de .501 también fueron marcas para él.
En total, bateó .266/.365/.501 con 2.4 WAR (según FanGraphs).
A lo largo del camino en el 2017, Alonso encontró problemas tanto dentro como fuera del terreno. A medida que avanzaba la temporada, los pitchers empezaron a tirarle menos rectas y trataron de usar distintas áreas de la zona de strike para atacarlo. También estaba el elemento humano de no saber qué le depararía el futuro. Los rumores de cambio se hicieron realidad el 6 de agosto, cuando los Atléticos lo enviaron a los Marineros. Además, no sabía a dónde lo iba a llevar la agencia libre.
Después del 22 de junio, Alonso bateó .242 con .756 de OPS.
“Yo creo que fue una mezcla de situaciones”, dijo Alonso. “Fuera del béisbol estaban pasando muchas cosas. Yo tengo una familia y no saber dónde iba a jugar es una parte dura. E igualmente es complicado prepararse para el juego. Para mí, lo principal fue ver cómo estaban tratando de lanzarme y ajustarme a eso”.
Alonso también indicó que se recuperó en las últimas seis semanas, tras un bache que se extendió de finales de junio a principios de agosto. A partir del 12 de agosto, dejó .865 de OPS.
“Cada vez que un pelotero hace el tipo de ajustes que hizo Yonder, la liga tratará de ajustarse a él. Sin embargo, fue capaz de tener cierto grado de éxito en esa segunda mitad con Seattle. Pero estamos confiados en que su plan de ataque y los cambios que hizo se traducirán en un éxito continuo de ahora en adelante”.