Por Manolo Hernández Douen
Una oportunidad de jugar en la meca de la pelota no le viene a todos por bendición divina y los que vislumbran aunque sea una ventanilla hacia la titularidad necesitan impresionar para abrirla de par en par. La impactante primera temporada del paracorto cubano Aledmys Díaz es un ejemplo contundente de lo anterior.
Nacido en Santa Clara, Cuba, Díaz ni siquiera figuraba en el panorama para ser titular con los Cardenales de San Luis, pero las lesiones le despejaron la ruta y el resto ha sido una de las historias más refrescantes de pelotero alguno en el 2016.
Lejos de ser un repuesto temporal para tapar un hueco, Díaz ha dejado boquiabiertos a tirios y troyanos, al punto de mantenerse en el potro de los .300, ganarse el derecho a ir a su primer Juego de Estrellas en la Gran Carpa y de paso ser una de las razones por las cuales los Pájaros Rojos aún tienen derecho a soñar con los playoffs.
“Desde que vino aquí ha sido una de las grandes sorpresas de todo el mundo de la pelota”, proclamó el dirigente de los Cardenales, Mike Matheny. “Sabíamos que teníamos un buen pelotero, pero ha sido enorme contar con un jugador que ha aportado tanto a nuestro equipo.
“No sabíamos cómo iba a resultar todo con Aledmys y ni siquiera si íbamos a verlo [en el 2016], pero se nos lesionaron otros dos paracortos y se le presentó la oportunidad”, relató el otrora receptor grandeliga. “Es una de esas historias que son buenas para contarle a los jóvenes, al decirles que cuando se te abra una puerta, tienes que entrar con todas tus fuerzas”.
Tanto ha significado Díaz, de 26 años de edad, para la novena que representa a la Liga Nacional en el estado de Missouri, que la tropa de Matheny lo extrañó cuando el antillano se fracturó el pulgar derecho.
“Ha sabido aprovechar sus oportunidades, estaba listo para ellas”, subrayó Matheny. “Y regresó a lo grande [de su lesión] con un jonrón, como para hacernos recordar que es parte especial de nuestro equipo. Se ha ganado todo con su enorme esfuerzo”.
Una de las tablas más significativas de Díaz en su retorno septembrino fue el bambinazo productor de dos carreras en el parque de los Gigantes, que dirigió a los Cardenales a nivelar una serie de cuatro juegos en San Francisco frente a otro equipo contendiente.
“Ha sido una gran experiencia, ser parte de esta organización de una gran historia en las Grandes Ligas”, expresó Díaz. “Para mí ha sido una bendición este año, al tener la posibilidad primeramente de jugar todos los días y de ir al Juego de Estrellas”.
Cuando Díaz debutó con los Cardenales el 5 de abril del 2016, traía la experiencia de un par de temporadas en las menores, incluyendo un jugoso promedio de bateo de .380 en 14 partidos en la AAA en el 2015, pero ni siquiera él se imaginaba que podría ser titular tan pronto.
“Para nadie es un secreto que tenemos un equipo muy completo, con jugadores que llevan muchos años en las Grandes Ligas y con una gran banca”, describió el joven que alineó con las Naranjas de Villa Clara en la Serie Nacional Cubana del 2007 al 2011. “Tener las posibilidades de jugar todos los días ha sido impresionante en mi carrera”.
Batear en las Grandes Ligas no es ninguna perita en dulce, pero Díaz le da crédito a unos cuantos factores por su éxito.
“Tenemos muchas herramientas, como videos, instructores de bateo que han estado muchos años aquí”, manifestó el paracorto de la Perla de las Antillas. “Yo soy una persona que hago muchas preguntas. Es muy bueno nutrirse de los compañeros que han estado muchos años aquí, que ya conocen al pitcheo contrario. He trabajado en mi swing, en conocerme a mí mismo primero y saber lo que tengo que hacer en el terreno.
“Creo que lo bueno fue que encontré mi swing rápido en la temporada y que también pude empezar con el pie derecho en las Grandes Ligas, bateando en mi primer mes y eso me dio la confianza”, analizó el jugador de cuadro. “Creo que muchas veces subimos y nos falta un poquito de confianza”.
La trayectoria de Díaz es un claro indicativo de que el ataque ha sido un factor primordial en su desempeño, pero una cosa es triturar el pitcheo en Cuba y otra darle jaquecas a los serpentineros de la Gran Carpa.
“Es difícil batear, es lo más difícil que hay en el béisbol, pero gracias a Dios me he podido mantener, al seguir trabajando que es lo más importante”, expresó el artillero derecho. “Mi juego siempre ha sido ofensivo, siempre he sido un bateador bastante bueno.
“Si uno mira los numeritos míos este año es un poco impresionante”, reconoció el firmado por la organización de los Pájaros Rojos en el 2014. “Lo he hecho con trabajo fuerte y simplemente no pensar en los números. Vengo todos los días a ver lo que se puede aportar a la victoria del equipo, que es lo más importante”.
En cuanto a su defensiva, Díaz es un campo corto por encima del promedio de sus colegas en el Béisbol de Lujo, pero también le gustaría mejorar en ese renglón tan importante. “Es una realidad que en mis primeros meses cometí bastantes errores”, recordó el shortstop que en la pelota cubana también defendió otras posiciones. “Es parte del proceso. Uno tiene que ir haciendo que el juego sea un poco más lento.
“Voy ganando confianza, teniendo la posibilidad de trabajar con [el coach boricua José] Oquendo”, especificó Díaz. “Los otros instructores también me han ayudado mucho, así como todos mis compañeros, como es el caso de [el infielder dominicano Jhonny] Peralta”.
Sufrir una lesión que lo mantuviera tanto tiempo fuera de juego puede ser desmoralizante para cualquier pelotero con poca experiencia, pero Díaz trata de poner ese aspecto en perspectiva.
“No me puedo quejar, creo que ha sido un año bastante bueno y las lesiones son parte del juego”, precisó Díaz. “Desgraciadamente, perdí mes y medio de la temporada, pero igual creo que en este momento me siento al 100 por ciento físicamente y puedo ayudar al equipo a dar un último empujón para clasificar”.