Por Oscar Sánchez Serra
No sabemos qué le pasó por la cabeza al receptor tunero Yosvani Alarcón para embestir al lanzador matancero Alexander Rodríguez en el noveno inning del último partido entre esos dos conjuntos. El envío del yumurino fue alto y para nada amenazante a la anatomía del bateador. Y digo que es una incógnita, pues el máscara del equipo Cuba es uno de esos deportistas que se distingue por la camaradería, tanto con sus compañeros como con sus adversarios, y por su disciplina.
Y si fueron expulsados los dos, la verdad es que habría que preguntarse también ¿por qué se toma la medida con el pitcher? Al menos, en lo visto por la TV no hay razones para ello.
Pero ante esa escena, preferimos quedarnos con otra totalmente opuesta. El fogoso Demis Valdés, criticado fuertemente en febrero del 2014 en estas páginas por su altercado con el serpentinero villaclareño Fredy Asiel Álvarez, el cual le costó un año sin pararse en un terreno de pelota, además de una vista judicial, fue el protagonista.
Tras una carrera desde primera base, buscando el home se resintió su rodilla izquierda y tuvo que abandonar el sábado pasado el primer choque entre Las Tunas y Matanzas. El fornido moreno le solicitó a la periodista de la TV, Glenda Torres, que transmitiera a la afición sus disculpas por no poder continuar en el juego.
Son esos valores de entrega y compromiso con el respetable, los que el deporte promueve, aun cuando se haya pasado, como en el caso de Valdés, por el derrotero de la indisciplina grave hace dos años. Quedémonos entonces con esta imagen por encima de la del diferendo Alexander-Alarcón.
Y hablando de Matanzas, la verdad es que se puede o no estar de acuerdo con su director Víctor Mesa, pero lo que sí es una realidad es que ese conjunto sigue siendo el principal animador de la pelota cubana en los últimos cinco años. Aclaro que no comulgo con sus expresiones negativas que ya en esta contienda, con el primer tercio cubierto, cumplió una sanción por tres partidos.
Pero sí con la manera en que logra que sus Cocodrilos salgan al terreno y que hoy ampara la cómoda posición de líder con 16 victorias y solo dos derrotas, en una ofensiva de 348 de average, por mucho la mejor de la campaña y un cuerpo de lanzadores, también a la vanguardia de la justa con 2,57, solo superado por la nave villaclareña, con 2,41. Ambas escuadras son las únicas que permiten menos de tres limpias por nueve entradas. Si después gana o no el título, eso es harina de otro costal.
Noticia agradable es el regreso de Camagüey a los pisos más altos del tablero de posiciones, saldando una deuda histórica con los agramontinos y también con el béisbol nacional. Bienvenido igualmente es el retorno de Villa Clara a esas posiciones delanteras. Y como lo meritorio no es llegar, sino mantenerse, el campeón avileño no abandona el cuarteto de lujo y anuncia sus pretensiones a la defensa del pergamino ganado en las dos últimas temporadas.
Es cierto que la calidad de nuestro principal evento se ha resentido por muchas razones. Hemos visto acumulados de carreras en un inning de diez y hasta más, errores tácticos que han costado triunfos, trabajo de los lanzadores con muy poca exigencia sobre los bateadores, en fin, un sinnúmero de deficiencias propias de la juventud de los peloteros que asumen el torneo grande de la pelota cubana y del escaso número de partidos con los que se llega a esta instancia. Pero no hay otro modo, hay que suplirlas junto a la competición, porque a nadie se le ocurriría no contar con la temporada hasta que tengamos el talento totalmente desarrollado.
Sin embargo, hoy podemos apreciar nuevos nombres en calidad de los más mediáticos de la Serie, como el villaclareño líder bateador, con nombre de grande, Raúl Reyes (579), pero hasta ahora desconocido; el de Leonel Segura, de Camagüey, que le sigue con 538, o la soberbia presentación del matancero Jefferson Delgado (483), a quien si le da por explotar todos los atributos que lleva dentro no cabrían en un estadio.
Una última consideración sobre la Dirección Nacional de Béisbol, especialmente la que tiene que ver con el campeonato.
Si en otros momentos hemos señalado como deprimida la información, hoy los partes diarios que hacen llegar; los reportes médicos; las instrucciones sobre ajustes del certamen y situaciones de altas y bajas en tiempo, han tendido un puente que viste de largo a un deporte que necesita mucho comunicarse con sus públicos.
1 comentario
lo q nadie dice de matanzas es la legion de gente q recluta cada año