El béisbol cubano, conocido por su rica tradición y talento innato, sigue siendo una fuente de orgullo para la isla caribeña. Sin embargo, detrás de las luces del estadio y los aplausos de los fanáticos, existe una cruda realidad que afecta a los jugadores de la Serie Nacional de Cuba, quienes luchan por sobrevivir debido a la escasa atención y los míseros salarios que reciben.
Según fuentes confiables, varios peloteros de Industriales, uno de los equipos más emblemáticos de Cuba, se han visto obligados a tomar medidas extremas para hacer frente a la difícil situación económica que enfrentan. Organizar juegos por dinero contra equipos independientes, que también incluyen jugadores de la Serie Nacional, se ha convertido en una forma desesperada de subsistencia durante la temporada baja.
Estos juegos independientes se han vuelto una tabla de salvación para los jugadores cubanos, quienes pueden llegar a recibir hasta 10 mil pesos por partido. Esto equivale a tres meses de salario en la Serie Nacional de Béisbol. La pregunta que surge es evidente: ¿Cómo es posible que estos atletas ganen en un solo partido lo que el gobierno no puede proporcionarles en salarios adecuados?
La Serie Nacional de Béisbol de Cuba, una vez un orgullo nacional, parece estar encaminada hacia su desaparición, no debido a estos torneos independientes, sino a la falta de recursos y la incapacidad de los dirigentes de la Federación Cubana de Béisbol para brindar un sustento digno a sus jugadores.
La culpa no recae sobre los hombros de los jugadores. Es un problema sistémico que pone de manifiesto las carencias del sistema cubano en su conjunto. Mientras los peloteros cubanos se ven obligados a organizar sus propios torneos para subsistir, el gobierno de Cuba continúa ejerciendo un control férreo sobre todas las esferas de la vida del pueblo.
Es imperativo que reflexionemos sobre esta situación. ¿Qué pensarían los aficionados al béisbol en los Estados Unidos si estrellas como Mike Trout, Aaron Judge o Shohei Ohtani se vieran forzadas a organizar torneos independientes para poder alimentar a sus familias? Esta es la cruda realidad que enfrentan los peloteros cubanos, quienes, a pesar de su innegable talento, se ven atrapados en un sistema que no les brinda las oportunidades que merecen.
La vergüenza debería caer sobre los dirigentes de la Federación Cubana de Béisbol cuando lean este artículo. Es hora de que se tomen medidas concretas para garantizar que los peloteros cubanos reciban salarios justos y una atención adecuada, permitiéndoles así centrarse en lo que hacen mejor: jugar al béisbol y representar a Cuba en el escenario internacional. El béisbol cubano merece un futuro más brillante, y es responsabilidad de todos asegurarnos de que eso suceda.