Por ELSA RAMOS
Tras ser el pelotero espirituano con más Series Nacionales con 25, Eriel Sánchez León asume otro turno al bate: dirigir el equipo Sub-23 que este domingo inicia su campaña ante Las Tunas.
Deja atrás una carrera pletórica de éxitos: campeón olímpico, mundial, panamericano, centroamericano. Desde la receptoría defendió con pasión y bateó con holgura para integrar una de las mejores generaciones del territorio. Pudo, incluso, despedirse con la mayor de las glorias cuando, con traje de Industriales, despachó jonrón con bases llenas vs. Las Tunas.
Quiso compartir dualidades como director y jugador, pero optó por este último rol, con el que hace rato sueña, por más que le cueste creérselo, pues resulta uno de los más difíciles en un país que sangra por el béisbol.
“A todo pelotero que toma cierta edad y es olvidado, teniendo resultados o no, le ataca el desinterés. No cumplía ningún objetivo seguir jugando. Lo otro es que nos empiezan a integrar en categorías pequeñas y no importa lo que fuiste, pero estoy en disposición de ayudar y seguir aportando al equipo de Sancti Spíritus y al director que quiera, también; es como ir de emergente o designado.
“Se me planteó por la dirección del Inder y del béisbol que escogiera y me decidí por dirigir porque empiezo una nueva carrera, tengo un futuro; quiero seguir siendo protagonista en un terreno de pelota, pues desde los nueve años lo único que hago es jugar béisbol y no sé hacer nada más”.
¿Hablar de futuro es pensar en los Gallos?
No espero sustituir a José Raúl Delgado porque lo respeto y lo aprecio , si acaso es relevarlo cuando cumpla con su trabajo o cuando no esté interesado, pero cuando te digo los Gallos es porque estoy a la expectativa de dirigir un día el equipo Cuba, por eso me voy a superar para ser cada día mejor.
¿El último jonrón entonces fue el cierre?
Tuve la oportunidad de que me llamaran como refuerzo, creí no estar preparado pues ya pensaba en dirigir, pero lo tomé en serio. En verdad el jonrón pudo haber sido la gloria; pero, como la última imagen es la que queda, me voy con eso, aunque no haya sido con mi verdadero traje.
En la pasada campaña hice un esfuerzo por mi edad, por los achaques, me sobrepuse y quise entregar todo lo que me quedaba, por un compromiso con el director, que se portó conmigo de maravilla cuando pensé iba a ser el más polémico. También quería demostrar que hasta el final hice las cosas como se tenían que hacer para poder exigir como lo estoy haciendo ahora. Si no rendí más fue porque no pude y ese es el regocijo más grande que tengo cuando paso por las calles de Sancti Spíritus.“No quiero líderes o actores principales, sino que todos se sacrifi quen para el equipo”, asegura el nuevo mánager.
¿Qué tan extraño te sientes con este otro rol?
Fue difícil el primer día porque tenía que mostrar disciplina, carácter y todo lo de un director, pero también tenía que hacerles sentir que seguía siendo el Eriel que ayuda a los demás, quería trasmitirles confianza y hermandad, realmente me sentí nervioso. Luego la conversación fluyó, sentí que me aceptaban y me dio fuerzas para dejar los temblores y hablar de mis reglamentos.
¿Y tienes reglamentos?
La pelota tiene muchos. El mío es lo que no le gustó a Eriel como atleta: en el terreno no quiero celulares, chismes, gente fumando, que hable de fútbol cuando se juega pelota; quiero gente enfocada en el partido, que sea capaz de confiar en mí. Les dije que no quería ningún Eriel de tirar bates, cascos, de no correr, ser negativo como en un momento en realidad fui.
¿Y en el terreno de juego?
Lo primero es entregarse, no quiero líderes o actores principales, sino que todos se sacrifiquen para el equipo, hay que correr, tirarse en las bases, salir satisfechos del juego. Es un elenco con hombres rápidos que también pueden batear, aunque tienen deficiencias defensivas, pero vamos a buscar alternativas con la rapidez y con el picheo, donde quiero tener cuatro abridores, los preparadores y el cerrador, pero será en el transcurso de la competencia, pues algunos han presentado problemas y no están a plenitud como Aldo Conrado, Camilo Tamayo y Humberto Delgado.
Se dice que has hablado de dirigir a lo Víctor Mesa.
No, dirigiré a lo Eriel, aunque sí con visiones de directores como él en lo explosivo y dinámico, pero también como Carlos Martí a la hora de sentarse con los atletas, o Jorge Fuentes.
Este equipo ya tiene una plata, ¿por cuál puerta piensas entrar?
No me gusta dar pronósticos ya que no es de mi agrado minimizar a otros, pero si ellos se creen de verdad lo que tienen en las manos y cómo se han preparado, vamos por la clasificación.
Apenas te has quitado el traje de jugar
¿Hasta dónde puede ayudarte y cómo descontaminarte ante quienes te conocen?
No soy de papeleo y el béisbol lo lleva, pero estoy más enfocado en la parte del terreno, de lo empírico, de la maldad. Ya en los topes les he cogido muchas señas al contrario, me agacharé en algún momento y diré: Voy a pedir esto, y cuando estén a la ofensiva me diré: Me van a tirar esto, o si están corriendo trataré de inculcarles qué hice cuando me salió bien y cuando me salió mal.
A veces tengo un temperamento un poco agresivo y un día puedo ser un poquito duro, pero les he pedido que me traten de entender y de conocer, que no se pongan a mi altura porque si lo hago es por su bien, quiero que sigan siendo mis alumnos, pero también mis amigos y compañeros.
¿Estás preparado para la parte mala que le toca a un director?
Nunca me voy a preparar, lo malo que me sorprenda, si son críticas, a lo mejor no me gustan, pero voy a sacar experiencia de ellas. Quizás un día en la calle sin micrófono te digo esto y esto… pero trataré de superar lo negativo que escribas sobre mí para que tengas que redactarlo de otra forma”.