Por: Mayli Estévez Pérez
«De pronto tú no lo sientes, pero por dentro está aquello de que el hombre que estás mirando de frente e impartiendo justicia es tu papá y quieres hacerlo mejor». Quien habla es el lanzador novato del Villa Clara, Pablo Luis Guillén y está recordando la noche del 13 de noviembre cuando frente a Holguín lo sacaran a relevar, y su padre, Blas Guillén, arbitraba en home.
Era una especie de «dominó hablado» en casa. Ambos sabían que desde que lo subieron de la reserva al equipo grande, el por ciento de posibilidades para verse las caras dentro del diamante beisbolero sería elevado.
—Afortunadamente no tuvo que decidir nada…
«No, no…estaban muy distantes las bolas. Parece que por la tensión salí un poco regado. La gente más cercana a mí también me lo dijo. Esa vez fue terrible, cuatro pelotas malas, pero ya para la otra ocasión será mejor. Nada que protestar».
Pablo Luis Guillén tiene 18 años y una recta respetable de 91 millas. Ha salido en cinco ocasiones a relevar y al menos califica de buenas a cuatro de ellas. Lo cierto es que ya se anotó una victoria y un salvamento, en un equipo que está dejando las emociones para los finales y necesita un cerrador de credenciales.
«Estoy jugando pelota desde los cuatro años. Desde chiquito me guié por él—Blas fue lanzador del Villa Clara entre 1985 y 1991— y siempre estuvo encima de mí para que mejorara. Desde el minuto en que decidí dedicarme a la pelota, sabía que una vez en el juego, yo haría mi trabajo y él lo suyo. No cambiará su manera de impartir justicia porque sea su hijo quien lance. El arbitraje es una cosa muy difícil, a veces no lo valoran», aclara el novel serpentinero.
«Al estrenarte, chocas con la realidad, de que no es la misma pelota. Es otro nivel cuando llegas a la Serie Nacional, notas el cambio. Creo que he sido efectivo, llevo un juego ganado y otro salvado. Y eso se resume en que estoy ayudando a las victorias del equipo y lanzando bien», afirma.
El del ahora dorsal 27 con los Azucareros, había tenido un recorrido destacable en el Mundial y los recientes Panamericanos de la categoría sub 18.
«Fui al Mundial Juvenil siendo lanzador intermedio. Cuando regresamos del Panamericano nos incluyeron en la reserva de ocho y luego nos subieron al equipo grande. Siempre hablaron con nosotros de que nos iban a insertar. Estar aquí, es subir a lo máximo del béisbol en Cuba. Muchos lanzadores quisieran ocupar a mi lugar y representar a la provincia. La dirección me dio la confianza, y en pago tengo que responderles bien a eso. Las Series Nacionales están empezando para Guillén, habrán de esperarse mejores cosas de mí».
Apoyado en su velocidad, control y una buena slider, Guillén pretende convertirse en el cerrador por excelencia de este elenco. Sabe que queda carretera y que incluso sus funciones a futuro pueden variar. Aclara sus preferencias. No quiere ser abridor.
«Lo mío es ser cerrador, a todo el mundo le gusta estar en el box cuando sale el equipo a celebrar la victoria. Otra de las buenas sensaciones que he sentido aquí», concluye.