Por Jorge Ebro
Rutilante bajo el peso de sus cadenas de oro, Boncó Quiñongo se abre paso hacia el viejo amigo antes de exhibir una sonrisa ancha que compite con el brillo del metal alrededor de su cuello. «Vaya», comenta el conocido cómico de Miami, «el mismísimo Soto en el capitalismo».
Todos ríen con el chiste, especialmente Javier Sotomayor, quien todavía esta fresco del viaje que lo trajo a esta ciudad invitado por un amigo para asistir al Clásico Mundial de Béisbol y saludar a muchos conocidos que ha encontrado a lo largo del camino de su vida.
A sus 49 años, el recordista mundial de salto alto, campeón olímpico de 1992 y uno de los rostros más conocidos del deporte cubano, parece haber hecho un pacto con el diablo, pues no muestra señales de que el tiempo pase por su cuerpo. Da la impresión que en cualquier momento se lanzará en busca de una nueva altura.
Pero Sotomayor ya no es el mismo de aquel tiempo. Su trabajo como vocero de la Federación Cubana de Atletismo y miembro de la Comisión Técnica apenas le da tiempo para más. Por eso, cuando surgió la oportunidad de venir a Miami por segunda vez -la primera fue casi de pasada en 1993-, no lo pensó dos veces.
¿Cómo ves el presente del atletismo cubano?
«Veo mejor el futuro que el presente. Creo que tenemos figuras jóvenes que ya están ubicados entre los mejores a nivel mundial en las categorías cadete y junior. Ganamos medallas de oro el año pasado en salto de altura, de longitud, salto triple y también los lanzamientos, así como platas y bronces en la velocidad».
¿Crees posible cambios en la estructura deportiva cubana, con patrocinios extranjeros?
«De hecho, ya lo hay. En el béisbol hay figuras jugando en Japón y ojalá muy pronto también puedan jugar aquí en las ligas americanas. No hay patrocinios internacionales, pero si de clubes que se han interesado en deportistas que participan en ligas foráneas».
Ahora que hablas de béisbol, ¿qué posición tomas sobre un equipo unificado?
«Por lo que he oído, se está tocando ese tema. Muchos peloteros en Cuba se han pronunciado a favor de eso yo como cubano creo que sería un espectáculo. Nos pondríamos a la par, de igual a igual con los dominicanos o puertorriquenos. Nos mediríamos como un verdadero equipo Cuba».
¿Qué crees que le faltó a tu carrera?
«Saltar 2,46 metros».
¿Cuánto más quisieras saltar ahora en lo personal?
«Como atleta siempre fui muy ambicioso y en todo lo demás. No quiero quedarme sentado en casa, sino seguir abriéndome camino, horizontes, y seguir cooperando con el deporte cubano?
¿Te gustaría trabajar de entrenador en los Estados Unidos?
«Nunca he sido entrenador, sino un cooperante con los atletas y otros entrenadores. He estado en varios países impartiendo clínicas y si algún día una universidad me pide mis servicios para ofrecer alguna clínica, por supuesto que staría abierto».
Tu record de 2,45 metros parece eterno, ¿lo crees así?
«Algún día será batido, para eso son los records. Pero sí te digo que me siento muy orgulloso de que en septiembre se cumplirán 29 años de ser recordista mundial. Cuando salté 2,43 en 1988 era impensable para mí que durase tanto».
Soy matancero igual que tú, ¿te olvidaste de Limonar?
«Nunca. Ya no voy a Limonar con la frecuencia de antes. Mi mamá falleció, mi padres y mis hermanos se mudaron a Matanzas. Solo me quedan primos. Voy dos o tres veces al año».
¿Vendrás más a menudo a Miami?
«Sin duda».
¿Qué te ha parecido la ciudad desde el 93 a ahora?
«Veo muchos más cubanos que en aquel entonces. Ha crecido mucho».
«De hecho, ya lo hay. En el béisbol hay figuras jugando en Japón y ojalá muy pronto también puedan jugar aquí en las ligas americanas. No hay patrocinios internacionales, pero si de clubes que se han interesado en deportistas que participan en ligas foráneas».
Ahora que hablas de béisbol, ¿qué posición tomas sobre un equipo unificado?
«Por lo que he oído, se está tocando ese tema. Muchos peloteros en Cuba se han pronunciado a favor de eso yo como cubano creo que sería un espectáculo. Nos pondríamos a la par, de igual a igual con los dominicanos o puertorriquenos. Nos mediríamos como un verdadero equipo Cuba».
¿Qué crees que le faltó a tu carrera?
«Saltar 2,46 metros».
TRAS SUPERAR LA INOCENCIA CHINA, CUBA MIRA DE FRENTE LA TRAMPA AUSTRALIANA EN EL CLÁSICO
¿Cuánto más quisieras saltar ahora en lo personal?
«Como atleta siempre fui muy ambicioso y en todo lo demás. No quiero quedarme sentado en casa, sino seguir abriéndome camino, horizontes, y seguir cooperando con el deporte cubano?
¿Te gustaría trabajar de entrenador en los Estados Unidos?
«Nunca he sido entrenador, sino un cooperante con los atletas y otros entrenadores. He estado en varios países impartiendo clínicas y si algún día una universidad me pide mis servicios para ofrecer alguna clínica, por supuesto que staría abierto».
Tu record de 2,45 metros parece eterno, ¿lo crees así?
«Algún día será batido, para eso son los records. Pero sí te digo que me siento muy orgulloso de que en septiembre se cumplirán 29 años de ser recordista mundial. Cuando salté 2,43 en 1988 era impensable para mí que durase tanto».
EL AGRADABLE RECUERDO DE LA AMARGA DERROTA DE CUBA EN EL CLÁSICO MUNDIAL
Soy matancero igual que tú, ¿te olvidaste de Limonar?
«Nunca. Ya no voy a Limonar con la frecuencia de antes. Mi mamá falleció, mi padres y mis hermanos se mudaron a Matanzas. Solo me quedan primos. Voy dos o tres veces al año».
¿Vendrás más a menudo a Miami?
«Sin duda».
¿Qué te ha parecido la ciudad desde el 93 a ahora?
«Veo muchos más cubanos que en aquel entonces. Ha crecido mucho».
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