Por Agencia EFE
Miami – La madre del beisbolista cubano José Fernández arrojó las cenizas del jugador al mar, en el rompeolas de Miami donde murió en un accidente náutico junto a otros dos jóvenes, informaron hoy medios locales.
En un breve homenaje tributado este domingo, siete días después de la muerte de Fernández, Maritza, la madre del fallecido jugador de los Miami Marlins, fue vista junto a familiares trepando por las rocas del espigón, desde donde vertió las cenizas de su hijo al mar.
“Fui al mar, donde ocurrió todo, a echar todas las flores y echar sus cenizas como siempre habíamos hablado”, manifestó en unas declaraciones que recoge el diario local Martí Noticias.
En las imágenes que difunde ese medio se observa un grupo de embarcaciones, incluido un bote con banderas cubanas y estadounidenses, reunidas junto al rompeolas.
Los familiares y allegados que participaron del acto vestían camisetas blancas con la inscripción “José Day”.
De acuerdo al medio, ese mismo día, la madre y otros familiares y allegados acudieron al restaurante preferido por el jugador, nacido en Villa Clara (Cuba) hace 24 años.
La madrugada del pasado 25 de septiembre, el bote en que viajaba José Fernández se estrelló de manera violenta contra un rompeolas en el sur de Miami Beach y ocasionó la muerte del jugador y de las otras dos personas que viajaban con él, Jesús Macías, de 27 años, y Eduardo Rivero, de 25.
Desde ese día, se produjeron innumerables expresiones de dolor por el deceso del jugador, un balsero que intentó alcanzar EE.UU. en tres oportunidades y no lo logró hasta la cuarta, cuando llegó con 14 años en una frágil embarcación a México.
La familia se estableció en Tampa, en el centro de Florida.
El cuerpo del jugador fue velado el pasado miércoles en la iglesia católica de Saint Brendan, donde fue despedido por cientos de aficionados.
En la iglesia de Saint Brendan, en el suroeste de Miami, el jueves pasado se celebró una misa de funeral en honor al jugador, con presencia de su madre, su abuela Olga y su novia María Arias, de 24 años de edad y que espera una hija del jugador.
Durante el oficio religioso, el destacado jugador de las Grandes Ligas de Béisbol fue recordado como “un faro de luz” y una persona de “sonrisa eterna”.