Por: Yirsandy Rodríguez Hernández
Curva prodigiosa, elegancia personificada, inmortalidad y legado monticular: esas son algunas de las palabras que a muchos nos hacen recordar al eterno zurdo capitalino y del team Cuba, Santiago “Changa” Mederos Iglesias.
Mencionar ese nombre, es invocar la imagen perfecta de un serpentinero con soberbia personalidad —aun sin ser ese Goliat en el box, imponente por su estatura o físico—, apasionado y acucioso por cuidar de la brillantez desde la gorra hasta los spikes. Partiendo de ese respeto por el uniforme y la lealtad infinita al juego, “Changa” nos demostró que con agallas, amor y tenacidad se pueden echar adelante muchísimos sueños dentro del diamante.
A día de hoy, pocos lanzadores han sabido imprimir una huella en el corazón de los aficionados al pasatiempo nacional cubano, como pudo plasmarlo el clásico siniestro del número “32”. Así lo ha guardado la historia: El 30 de enero de 1969 (hace ya 48 años), el pitcher capitalino burló a los maderos camagüeyanos, dejando escrito con letras mayúsculas la hazaña de 20 ponches en un partido de nueve entradas, récord que persiguió Rolando Pastor (Occidentales) por más de cuatro años y jamás pudo firmar.
Amarando bateadores con el lazo tenaz de su curva inmensa, sin la velocidad explosiva de un Braudilio Vinent o Juan Pérez Pérez, al siniestro habanero había que aprovecharlo en sus primeros compases, ya que era cuando único solía flaquear. Así pues, la campaña de 1969se bordó con hilos inolvidables para el joven de Arroyo Naranjo, quien consiguió ponchar a 208 bateadores, récord que paseó de una serie a otra por más de tres décadas.
Iniciando el siglo XXI, otro siniestro —de ceñudas y punzantes curvas—, pero pinareño y llamado Faustino Corrales, quebrantó 31 años después la respetable marca de 20 chocolates en un choque, colgándole una escandalosa dosis de 22 ponchetes a la ofensiva de Holguín, la noche del 20 de diciembre de 2000. Y únicamente el ‘prodigioso’ brazo derecho del espirituano Maels Rodríguez destrozó la proeza con 263 ponchetes en 2001, 32 años más tarde.
A la edad de 34 abriles, y aún en plenitud de facultades físicas y mentales para seguir dando gloria al deporte de las bolas y los strikes, en la madrugada del 14 de diciembre de 1979, “Changa” sufrió un accidente que, horas después, inesperadamente le puso el out final a su vida.
De golpe y porrazo desaparecía de la atmosfera beisbolera el hombre del “windup” inconfundible y spikes relucientes. El béisbol sufría la partida de una persona genial, un amigo incondicional —afirman quienes fueron sus compañeros—, un competidor como pocos…, un atleta consagrado a su camiseta y al amor a por su patria. Perdíamos a Santiago “Changa” Mederos, el elegante zurdo del número “32”, quien rubricó más que su honorable marca de 123 victorias y efectividad de 1.97, páginas prestigiosas en aquel ‘béisbol romántico’ de los sesenta.
No estás físicamente, pero tu grandeza corre por las venas de generación en generación, rompiendo la barrera del tiempo al estilo único que te caracterizaba en el montículo.
“Changa”, tu genialidad y figura siempre perdurará, porque descansas en el corazón de todos los que amamos el béisbol cubano, por eso te guardamos como todo un coloso en el salón de los inmortales.
Dedicado a los amantes del béisbol y en especial a mis colegas Ramón “Piti” Rivera y Jesús Suárez Valmaña, fieles defensores de la rica historia del béisbol revolucionario y aquellas primeras Series Nacionales.