Por Elsa Ramos
El lanzador Yamichel Pérez consiguió este sábado lo que pocos peloteros espirituanos han logrado a lo largo de 59 campañas beisboleras cubanas: colgarse un título en su pecho. Pero no fue lo único. También resultó el Jugador Más Valioso (MVP) de la postemporada.
Luego de aquella generación que en el año 1979 se coronó por primera y única vez con el título de la Serie Nacional número 18, solo un espirituano, el lanzador Ismel Jiménez, había logrado una medalla de oro. Fue en la campaña 54 con traje del elenco de Ciego de Ávila
Por eso lo de Yamichel, con Matanzas, tiene ribetes de hazaña y una connotación especial, pues en verdad el taguasquense le puso nombre propio.
Quizás por eso no cabía en el dugout durante el partido decisivo, tal como lo contó vía celular en medio de la euforia y la algarabía: “Desde que empezó el partido tenía mucha ansiedad, me parecía que no se acababa, y después de que hicimos tantas carreras me duró como un día”.
Mas sabía que era cuestión de tiempo. “La derrota ante Cousín allá en Matanzas no hizo ningún efecto. Desde ese mismo momento, anoche en el hotel y hoy todo el mundo decía: ¡caballero!, ¡no puede haber séptimo juego, no puede haber séptimo juego!
Para impedirlo, un equipo entero, desde el banco y el terreno, bateó, corrió, fildeó, lanzó: “Eso fue tremendo. Los bateadores salieron a comerse al pitcher porque todo el mundo sabe la calidad que tiene, yo mismo quería estar pitcheando, pero estaba tranquilo porque sabía que le tocaba a otro, pues para eso somos un equipo, incluso en el bullpen habían varios lanzadores por si hacía falta.
“Nunca había vivido algo así, ni cuando estuve en Industriales como refuerzo ni en Sancti Spíritus, tanto en el dugout como en el terreno. Y no solo ese día, desde el principio se jugó así, parece una selección de Grandes Ligas, es luchando y luchando. Hoy mismo lucían tranquilos a la hora de batear, pero en el banco todo el mundo empujaba y estábamos muy positivos.
Cada carrera, cada out que se sacaba, cada lanzamiento era una fiesta y con tantas carreras no nos íbamos a dejar remontar; además las gradas parecían un volcán con tantos matanceros allí”.
Y devela parte de los secretos de este Matanzas campeón: “Nadie ha dicho que los play off son fáciles, Camagüey es un gran rival, pero sabíamos que este título iba a llegar. Por eso lo disfrutamos tanto”.
A la causa yumurina el zurdo le aportó nada más y nada menos que nueve victorias sin derrotas además de tres salvamentos. Lo notorio es que parte de esta suculenta contribución lo hizo a la hora buena, o sea, en medio de los play off, cuando salvó tres partidos y ganó el cuarto juego para poner a su equipo a un paso de la corona.
En esta etapa de play off sumó 15.2 entradas lanzadas, con apenas dos carreras permitidas, una de ellas sucia, seis hits, ocho ponches y dos boletos. Extraordinario, fenomenal.
De modo que Yamichel Pérez saltó del anonimato a la gloria. Como se ha contado más de una vez, luego de 11 campañas discretas con los Gallos y montado en el último tren de los refuerzos con Matanzas, el muchacho concretó una temporada de ensueño desde que Armando Ferrer lo llamó como segunda opción para suplir a Raúl González por su asistencia al Premier 12. Pero el zurdo se las ingenió para ganarse, por derecho propio, la confianza del mánager yumurino, quien no pudo “deshacerse” de él por sus números.
“Esto es lo más grande que me ha pasado, es el título de Matanzas, pero el mío es de Sancti Spíritus, incluso esta mañana me puse un pulóver azul que es el color de los Gallos y por arriba me puse la camisa de Matanzas para disfrutarlo doble”.
En total, Yamichel ganó 14 juegos a la largo de la campaña y se convirtió en máximo ganador con altos indicadores.
Con esta soberbia actuación, el espirituano se hizo de la condición de Jugador Más Valioso de la postemporada, designación que se hizo realidad al cierre del juego definitorio del título. Además, ya se incluyó por derecho propio en la preselección del equipo Cuba que se acaba de anunciar de cara a la clasificación olímpica rumbo a Tokio, en la que también se incluyeron el receptor Yunior Ibarra y el jardinero Frederich Cepeda.
“Eso llegó sin esperarlo, trabajé duro para eso. Ahora, al igual que me sucedió cuando me llamaron como refuerzo de Matanzas, sin saberlo, voy a luchar por quedarme”.
(Tomado de Escambray)