Si hace cinco años alguien le decía a Jesús Sánchez que terminaría como primer bate de los Marlins, seguro se reía. No por falta de talento, sino porque con ese físico y ese swing, el mundo lo veía como un cuarto bate de libro. Pero el béisbol cambió. Y Jesús también.
“No, eso es imposible”, confesó con una sonrisa tras una noche que no va a olvidar. Abrió el juego con un jonrón. Lo terminó con un batazo que dejó a los Cubs en el terreno. ¿Casualidad? No. Es un tipo que está viendo la bola grande como un melón en los últimos 7 juegos y que ha encontrado, sin buscarlo, un nuevo lugar en la alineación que le queda como anillo al dedo.
Con Xavier Edwards fuera de circulación, Clayton McCullough lo puso de primero. Lo lógico era pensar que era algo temporal. Pero Jesús respondió. Y lo hizo en grande.
El lunes se convirtió en apenas el segundo pelotero en la historia de los Marlins en conectar un jonrón para abrir el juego y un hit para dejar en el terreno al rival en el mismo partido. El otro fue Hanley Ramírez en 2010. ¿Y saben qué? Jesús lo hizo con estilo. Abrió fuego con una bomba y luego se mantuvo sereno, concentrado. Y cuando llegó el turno decisivo, no falló.
“Agustín [Ramírez] me dijo: ‘No trates de regalar pitcheos, deja que tu ojo te dicte’. Eso me ayudó mucho’’, contó Sánchez. Y no es solo lo que batea, sino lo que transmite. Se nota que hay una energía distinta en ese dugout. Lo dijo claro: “Eso nace de la confianza humana que tenemos entre nosotros. Jugamos en casa y eso se siente”.
¿Quién lo iba a decir? Un hombre de poder en la cima del lineup. ¿No era eso territorio exclusivo para tipos veloces, que tocan la bola y roban bases? Ya no. Ohtani lo hace. Judge también lo ha hecho. Y ahora, Jesús. Es otro béisbol.
“No cambio mi enfoque”, explica. “Solo que ahora tengo más turnos, más responsabilidad. No puedo desperdiciarlos”.
Desde que comenzó 2023, los Marlins lideran MLB en victorias por walk-off (25, empatados con San Francisco). Este equipo, con todos sus altibajos, sabe pelear hasta el último out. Y en ese guion, Jesús se está ganando un papel principal.
Clayton fue claro: cuando regrese Edwards, él vuelve a ser el primer bate. Pero uno se pregunta: ¿y si Jesús sigue produciendo así? ¿De verdad lo van a mover?
Por ahora, que lo dejen ahí. Que siga haciendo historia. Porque a veces, lo que parece un experimento termina siendo la mejor jugada.
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