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Por Jorge Ebro
En algún momento formaron parte de la ola cubana que irrumpía en Grandes Ligas, pero ahora son parte de otro movimiento que crece a medida que los años de pelotero en activo llegan a su final.
No son pocos los jugadores de Cuba o de origen cubano en Miami que, una vez colgados los spikes, se integraron a las filas de evaluadores de talento, entrenadores, consejeros, que son empleados por los equipos de las Mayores.
“Lo bueno de este trabajo es que me mantengo en el terreno, pero extraño la adrenalina, la competencia”, comentó Michael Tejera, quien fuera lanzador de los Marlins y ahora es entrenador de pitcheo de Washington. “No creas. A veces me entran unas ganas de lanzar, pero me acuerdo que mi función principal es enseñar”.
Si a René Arocha no se le da el mérito suficiente por abrir la puerta de las nuevas generaciones de Grandes Ligas de la isla en 1991 al firmar con San Luis, habría que mirar lo sucedido con Euclides Rojas en 1997 para advertir un nuevo comienzo.
Para esa temporada, los Marlins convertían en coach de tiempo completo a Rojas, quien daría inicio a una ilustre carrera que lo llevaría de Pittsburgh a Boston en diferentes puestos en los cuales recogió elogios de todo tipo.
Actualmente coach de bullpen de los Piratas, son muchos los peloteros salidos de Series Nacionales que han encontrado una segunda carrera con organizaciones que valoran sus experiencias en la isla y la gran carpa.
“Cuando uno lo único que ha hecho es jugar béisbol, pues trata de mantenerse lo más cercano posible”, apuntó Hansel Izquierdo, quien lanzara para los peces y actualmente se desempeña como scout internacional para los Cachorros. “Siempre se extrañan los días de pelotero, pero uno mata la nostalgia con el sóftbol”.
La emergencia de un creciente mercado de peloteros cubanos ha obligado a las franquicias a acercarse a quienes posen la experiencia y pueden valorar mejor a los jóvenes jugadores que salen de la isla.
Con más de 200 peloteros repartidos en el área del Caribe y por lo poco predecible -algunos equipos se han sacado la lotería y otros han botado millones- que pueden ser las carreras de esos cubanos, los clubes se confían cada vez más en las observaciones de esos compatriotas que pasaron la experiencia del béisbol superior.
Figuras como Ariel Prieto o Edilberto Oropeza han sido contratados como consejeros para prospectos que necesitan navegar las complicadas aguas de las Menores o afincarse en el equipo principal.
“Nosotros somos los encargados de que la transición sea lo más suave y productiva para los cubanos”, apuntó Prieto, quien ha estado al lado de estrellas como Yoenis Céspedes y Yasmani Tomás. “Tener a alguien que comparte tu misma cultura, un pasado común, eso ayuda mucho en los primeros tiempos”.
Algunos entrenadores cubanos se ven reflejados en los chicos que ahora tienen bajo su cuidado y reconocen que el principal problema de los jóvenes cubanos está relacionado con la disciplina.
“Ese es un factor importante, porque a veces a esos muchachos les cuesta confiar en todo lo que se les dice”, agregó Tejera, campeón de la Serie Mundial del 2003. “Siempre les digo que se dejen ayudar, que las franquicias quieren lo mejor para ellos. Cuando uno llega de Cuba, cuesta trabajo creer todo lo que te dicen”.
Los evaluadores, por su parte, se rompen la cabeza intentando fijar el precio ideal y justo para un pelotero al cual deben recomendar, especialmente si este ha tenido mínima o nula experiencia en Series Nacionales.
Hoy viajan a República Dominicano, México o recorren los estadios del sur de la Florida para aquilatar el talento que se extiende delante de sus ojos, pero muchos esperan que se les cumpla un sueño.
“Mi deseo es que pronto pueda hacer mi trabajo de scout en los terrenos de Cuba”, afirmó el cubanoamericano Juan Alvarez, quien fue pitcher con los Angelinos, los Rangers y los Marlins y en estos momentos es scout de Cleveland. “No hay nada como ver el talento en su estado natural”.