Por Osviel Castro Medel
Sobre cada pelotero estelar llueven novelas, algunas inventadas por el imaginario popular, otras cercanas a la realidad. Hace pocos días, por ejemplo, Guillermo Avilés Difornó, el talentoso inicialista del equipo Cuba, estuvo en el ojo de la tormenta porque regresó de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla antes de tiempo.
Se especuló que el muchacho nacido el 20 de enero de 1993, en Bayamo, había intentado abandonar la selección para irse a jugar a otros lares o que no pudo aguantar la presión surgida por problemas familiares. No era la primera vez que Avilés, un joven que no toma ni fuma y es «apegado a la tranquilidad de la casa», había disparado las conjeturas, pues este año, luego de haber sido anunciado como posible contrato en la Liga Can Am, él mismo expresó que no jugaría en ese circuito. «Cuando la selección nacional desarrolló unos partidos allá estuve dos años en esa liga, que es muy fuerte, el frío afecta mucho y hay poco descanso. Soy un pelotero vulnerable a la frialdad, me lesiono con cierta frecuencia y, además de eso, tenía que resolver problemas de mi niño. La posibilidad de contrato llegó en el momento que no debía de llegar y por eso no asistí», dijo el tercer bate de los bicampeones de Cuba en la arrancada del diálogo con JR, que también tocó temas de menos «misterios».
—¿No pensaste que esa decisión podía ser mal mirada en el futuro?
—No lo pensé, porque hablé claro y las autoridades que tenían que ver con eso entendieron el problema. Si no pudo ser en aquel momento será después.
—Dices que el frío te afecta, pero en Japón, una posible plaza de contrato, hay también bajas temperaturas en determinadas épocas del año.
—Es cierto, pero en Japón se suele jugar bajo techo y la frialdad no afecta tanto, la temperatura se puede soportar mejor. En Canadá hemos llegado a salir al terreno hasta con dos grados. De cualquier forma, estoy listo…
—A raíz de tu salida de los Juegos Centroamericanos antes del fin del torneo de béisbol, comenzaron a circular varios rumores vinculados con «deserción». ¿Qué dices al respecto?
—En ningún momento por la cabeza de Guillermo Avilés ha pasado la idea de desertar. Yo no voy a traicionar a mi tierra ni a mi país ni a mi familia.
«Simplemente lo que pasó en Barranquilla es que personas que querían incitarme a hacerlo crearon una situación complicada alrededor de mi esposa, quien se encontraba fuera del país y le hicieron creer cosas. Entonces, por decisión propia, quise venir para Cuba porque no me sentía ni física ni mentalmente bien para ayudar al equipo. Esos rumores fueron bolas mal intencionadas que intentaban dañarme. Yo me encuentro aquí con mi equipo».
—Después de todo esto, cuáles metas individuales te has trazado para la 58va. Serie?
—No busco números exactos, lo que trato es de superar los resultados del año anterior, la campaña pasada fue muy buena.
—Se dice que eres un gran pelotero, que has ido creciendo, pero que te falta chispa y energía en el terreno.
—Soy algo introvertido, tranquilo y medito mucho, ese es mi carácter. A veces no expreso la euforia de otros jugadores. Me paso analizando cada situación de juego desde la primera entrada hasta la novena. Algunos creen que es apatía, pero no. Trato de sacar experiencias de cada turno al bate y de cada jugada a la defensa.
—¿Cómo incide tu padre en tu preparación?
—Yo le debo mucho, ha sido mi preparador físico en todos estos años. Ahora estamos enfocados en pegarle a la bola para el centro del terreno, en hacer buenos contactos, ya después vendrán los swines con fuerza para buscar largos batazos. No puedo desconocer el trabajo que hace Mario Sánchez, el preparador del equipo de Granma, sus consejos son muy valiosos.