Este viernes, un pequeño pero apasionado grupo de seguidores de los Marlins se reunió frente al loanDepot park para expresar su frustración por el desempeño del equipo en la actual temporada de Grandes Ligas.
Sosteniendo carteles que clamaban por la venta del club y recordando a jugadores icónicos del pasado como José Fernández, los aficionados dejaron en claro su descontento con lo que perciben como malos manejos dentro de la organización.
Luis De Armas, un médico presente en la protesta, expresó su decepción por los recientes cambios realizados por el equipo, como el traspaso de Luis Arráez por lo que él considera «prospectos de segunda categoría». Según De Armas y otros manifestantes, estos movimientos continuarán afectando a los mejores jugadores del equipo, como Chisholm, Luzardo y Burger.
La raíz del descontento se remonta a la transición de la propiedad del equipo de Jeffrey Loria al actual grupo liderado por Bruce Sherman y Derek Jeter. Aunque se prometió una reconstrucción basada en talento proveniente de la granja, los aficionados señalan la pérdida de jugadores clave como Giancarlo Stanton, Christian Yelich y JT Realmuto a cambio de prospectos que no han logrado destacar en beneficio del equipo.
Rafael Benítez, otro asistente a la protesta, criticó duramente la calidad del talento desarrollado en la granja, señalando el fracaso de inversiones millonarias como la realizada en los hermanos Mesa. Además, expresó su escepticismo sobre la efectividad de los últimos intercambios realizados por el equipo.
El pobre rendimiento del equipo en la temporada actual, con un balance de 10-29, ha aumentado la insatisfacción entre los aficionados. Incluso el nuevo presidente de operaciones de béisbol, Peter Bendix, ha reconocido la improbable llegada a la postemporada.
En este clima de descontento, la renuncia de la gerente general Kim Ng y los rumores sobre el futuro del manager Skip Schumaker solo han aumentado la incertidumbre entre los seguidores.
Sin embargo, la protesta también refleja una esperanza entre los aficionados de que los Marlins puedan recuperar su competitividad, aunque esto implique cambios drásticos en la dirección del equipo. Los llamados a las Grandes Ligas y a la ciudad de Miami para tomar medidas disciplinarias muestran la determinación de los aficionados por exigir un cambio real en la gestión del club.
En resumen, la manifestación de los aficionados de los Marlins no solo es una expresión de descontento, sino también una demanda urgente de reformas en la dirección del equipo para restaurar la confianza y la competitividad en el campo de juego.