Por Claudio Rodríguez Otero
El interesantísimo debate acerca de qué ocurrirá con el fenómeno de los Luchadores de Nippon Ham Shohei Otani cuando dé el salto a las mayores ya se está empezando a calentar, tanto en Japón como en Norteamérica y el resto del mundo.
La pregunta que todos nos hacemos en este momento es, ¿lo dejará el equipo de MLB que lo contrate lanzar y batear como lo hace actualmente en la NPB? Para muchos parece imposible que eso ocurra, pero el propio Otani ya está cambiando, y de qué manera, esa mentalidad.
Para quienes no lo conocen, Shohei Otani es un joven lanzador japonés de 22 años que mide 1,93 metros, pesa 92 kilos y ha estado causando sensación en la NPB desde su debut en la temporada 2013, tanto por su habilidad para lanzar como para batear.
Por un lado, porque su recta llega a las 102 millas por hora y además tiene un buen control sobre sus lanzamientos secundarios, y por el otro, porque no sólo puede batear para promedio, sino también conectar jonrones y dirigir la pelota hacia todas las partes del terreno.
Durante su carrera colegial su talento era tan evidente que el manager de su equipo no sabía qué hacer con él, si ponerlo a lanzar o a batear, porque era el mejor del conjunto en ambos departamentos.
Al momento de terminar su escuela secundaria, su fama era ya tan grande que varios equipos de las Grandes Ligas lo tenían en su mira y le advirtieron que estaban dispuestos a firmarlo de inmediato si éste decidía saltar la NPB para irse directamente a la Gran Carpa.
Para la furia de la comunidad japonesa de béisbol, el joven talento convocó una rueda de prensa una semana antes del Draft 2012 de la NPB para solicitarles públicamente a los equipos locales que se abstuvieran de seleccionarlo en el evento, ya que él no firmaría con ninguno de ellos. Luego de pensarlo mucho, había tomado la decisión de irse de una vez a las mayores y no deseaba que nadie se interpusiera en su camino.
Luego de ver su determinación, los conjuntos nipones respetaron su decisión y se abstuvieron de participar en el sorteo para ganar los derechos exclusivos de negociación con él, con una sóla excepción: Nippon Ham.
Confiados de que podían convencerlo de quedarse en Japón y comenzar su carrera en la NPB, los oficiales del conjunto de Sapporo seleccionaron su nombre minutos antes del sorteo y como fueron los únicos en hacerlo ganaron automáticamente los derechos para negociar con él.
Las conversaciones entre ambas partes se extendieron por el máximo tiempo permitido (un mes) y al final el club se salió con la suya y lo firmó luego de prometerle 3 cosas claves.
Primero, que lo dejaría irse a las Grandes Ligas tan pronto como estuviese listo para hacerlo; segundo, que le otorgaría el número 11 que el legendario Yu Darvish había dejado vacante; y tercero, que lo utilizaría simultáneamente en los dos roles que él sabía ejercer: el de abridor y el de jugador de posición.
Tal oferta convenció a Otani de quedarse y comenzar su carrera profesional en Japón, pero desató las alarmas del mundo del béisbol, que opinaba que éste debía dedicarse a sólo uno de esos dos roles. Jugar en ambas posiciones lucía descabellado, entre otras cosas por la fatiga a la que estaría sometido y, sobre todo, por las altas posibilidades de que terminase lesionado.
Sin embargo, Nipon Ham hizo honor a su palabra y lo utilizó como el jardinero derecho titular del equipo en el partido inaugural de la campaña 2013, en el que el joven de 18 años se fue de 4-2, con un doble, un sencillo y una empujada.
Su debut como abridor tuvo que esperar más de un mes por diversos inconvenientes, pero cuando llegó fue impactante. El talentoso derecho se fue sin decisión tras permitir 2 carreras en 5 entradas completas, en las que ponchó a 2 bateadores y otorgó 3 boletos.
Sus números finales de esa primera campaña fueron modestos, entre otras cosas por la falta de experiencia de su manager manejando a un jugador de esa manera, pero a la vez muy prometedores. Como abridor, dejó marca de 3-0, con 46 ponches y una efectividad de 4.23 en 13 partidos, mientras que al bate registró un promedio de .238, con 3 jonrones y 20 empujadas en 77 juegos.
A pesar de todo, tanto el jugador como el equipo mantuvieron el rumbo elegido en los años siguientes y las cosas no hicieron sino mejorar. En 2014, Otani se conviertió en el primer pelotero desde Babe Ruth en 1918 en ganar al menos 10 partidos como abridor y conectar al menos 10 jonrones como jugador de posición en una misma campaña.
Esa temporada terminó con un récord de 11-4, 179 ponches y una efectividad de 2.61 en 24 aperturas y un promedio de .274, 10 cuadrangulares y 31 remolques en 87 partidos.
En 2015, la balanza se inclinó a favor de su trabajo desde el montículo. Su marca final como lanzador fue de 15-5, con 196 ponches y una efectividad de 2.24, mientras que su promedio fue de .202, con apenas 5 estacazos y 17 empujadas en 70 partidos.
No obstante, este año ha rendido de una manera extraordinaria en ambas posiciones. Como abridor, posee una marca de 9-4, con 159 ponches y una efectividad de 1.99, y como bateador registra un promedio de .321, con 22 vuelacercas y 66 remolques en 101 juegos.
Si bien sus 3 primeras campañas dejaron varias dudas, tanto acerca de su talento como de lo acertada de la decisión de dejarlo jugar en ambos puestos, su espectacular actuación de este año ha probado que no sólo es posible hacerlo, sino además hacerlo bien y también ayudar mucho a su equipo haciéndolo.
Luego de que se le rompieran unas ampollas en la mano de lanzar tras su apertura del 10 de julio, su equipo decidió descansarlo para evitar mayores problemas. Sin embargo, eso no le impidió participar en la Serie de las Estrellas y ganar la competencia de jonrones en el primer juego y el premio al Jugador Más Valioso en el segundo.
La recuperación de su mano no tardó mucho, pero su producción con el bate era tan deslumbrante que su manager decidió retrasar se regreso al montículo por casi 2 meses porque su aporte desde la caja de bateo en ese período fue demasiado valioso para el club.
Por si eso fuera poco, cuando regresó al montículo volvió a ser el mismo lanzador dominante de siempre y además elevó su velocidad a 102 millas por hora y redujo su efectividad a 1.99, por lo que cualquier duda que hubiese podido quedar acerca de su habilidad para jugar ambas posiciones quedó rápidamente eliminada.
Con Nippon Ham a punto de conquistar su primer título de liga en 4 años, Otani es además el claro favorito para alzarse con el premio al Jugador Más Valioso de la temporada regular y también un candidato seguro a ser electo al Equipo Ideal del circuito, área en la cual ya forzó un cambio a las reglas de elegibilidad.
Hasta hace unos días, las normas de votación prohibían elegir a un mismo jugador en dos posiciones distintas y seleccionar a un bateador designado que apareciese también en alguna otra posición del Equipo Ideal.
Ambas reglas fueron modificadas de la siguente manera. Primero, no se puede escoger a un mismo jugador en dos posiciones distintas (excluyendo al lanzador), y segundo, no se puede seleccionar a un bateador designado que ya esté incluido en otra posición del equipo (excluyendo al lanzador).
Esto quiere decir que ahora Otani puede ser escogido para el Equipo Ideal, de manera simultánea, en las posiciones de lanzador y jugador de posición o lanzador y bateador designado, y como marchan las cosas probablidades de que alguno de esos dos escenarios se haga realidad son altas.
Todo esto nos trae entonces al debate de qué ocurrirá entonces cuando dé el salto a las Grandes Ligas, que es algo que muy probablemente ocurra en 2 o 3 años. ¿Lo dejará el conjunto que lo contrate jugar ambas posiciones como lo está haciendo ahora?
Hace cuatro años, la respuesta hubiese sido un NO rotundo, pero las cosas ahora han cambiado y a pesar de que el NO sigue siendo la principal opción, su desempeño este año ha sido tan increíble que es probable que esté comenzando a convencer a los clubes de las mayores de apostar por el SÍ.
Una franquicia como los Yanquis de Nueva York, que es probable que ofrezca 150 millones de dólares para firmarlo, probablemente dirá que no. Su punto de vista será que si está pagando tanto dinero por él, éste deberá concentrarse en un solo rol y lo más seguro es que su preferencia sea el de lanzador.
Sin embargo, si un club pequeño como los Padres de San Diego, por citar un ejemplo, que esté necesitado de ayuda en ambos puestos, se le acerca y le dice que sólo le puede ofrecer 70 millones pero lo dejará lanzar y batear al mismo tiempo, entonces es probable que éste se decida a firmar con él.
Por lo que hemos visto hasta ahora, Otani es un muchacho que tiene los pies sobre la tierra y que está más interesado en demostrar su talento que en ganar muchos millones y jugar para los Yanquis, como lo prefirió Masahiro Tanaka en 2014.
Nuestro amigo y colega de la agencia de noticias Kyodo Jim Allen le preguntó recientemente al famoso gurú de de la sabermetría Bill James su opinión acerca de lo que deberían hacer los clubes de MLB con el caso de Otani.
La respuesta de James fue contundente: deberían hacer todo lo posible por dejarlo jugar en ambas posiciones y no interponerse en su rutina de trabajo, como lo hicieron las Medias Rojas de Boston con Daisuke Matsuzaka y las Cascabeles de Arizona con Byung-Hyun Kim con resultados desastrozos.
Si Otani continúa registrando los números que ha mostrado este año en las dos próximas temporadas, no cabe duda de que cuando llegue el momento de ser traspasado a las mayores todos sus pretendientes deberán considerar seriamente dejarlo hacer lo que está haciendo en Japón en este momento. De lo contrario, no podrán firmarlo.
En nuestra opinión, más que el dinero y la fama, ésa será la oferta que lo convencerá de dar el salto a la Gran Carpa. Siempre existirán los clubes que no quieran dar su brazo a torcer y se nos ocurre que los Yanquis de Nueva York y los Dodgers de Los Ángeles estarán incluidos en ese grupo, pero con esa posición tan inflexible no harán sino eliminarse a sí mismos de la competencia.
Si los Marineros de Seattle, los Gigantes de San Francisco o los Cachorros de Chicago, por el contrario, deciden expandir sus horizontes y dejarlo lanzar y batear al mismo tiempo, lo más probable es que puedan firmarlo por mucho menos dinero del que le ofrezcan los Yanquis y los Dodgers.
Después de todo, como fanáticos, eso es lo que queremos ver. Ninguno de nosotros quiere ver a Otani irse a las Grandes Ligas para convertirse en abridor exclusivo o bateador exclusivo. Lo que queremos es verlo haciendo ambas cosas y eso, que nos les quepa la menor duda, va a ser un extraordinario éxito comercial, tal como le gusta a MLB.