POR JORGE EBRO
En una era de excepcionales antesalistas, Nolan Arenado mira al resto desde lo alto de una colina. El líder de impulsadas (100), extra bases (66) y hits para decidir juegos (16) de las Grandes Ligas es aceptado como el más completo entre todos los que hacen carrera en la esquina caliente, lo que de por sí resulta el mejor de los elogios.
Arenado no posee lado flaco en su juego. Su producción ofensiva es de las más estables y su defensa se ve reflejada de vez en siempre entre las mejores jugadas del SportCenter de ESPN. Su posibilidad de ganar el premio de Más Valioso existe, crece.
Recientemente vino a Miami como parte del Juego de las Estrellas y ahora lo hace como miembro de unos Rockies en gran momento. Hace unos meses viajó a Cuba, la tierra de su padre y de su abuelo -un prisionero político-, y regresó con la memoria llena de recuerdos que lo acompañarán por el resto de sus días.
Los Rockies son candidatos a los playoffs y tú eres en buena parte responsable de eso.
«Sí, estamos jugando un béisbol de juegos importantes, de fundamento sólido. Nos quedan alrededor de 50 partidos y creo que podemos seguir mejorando. No soy ni el único ni el mayor responsable, pero me gusta en lugar donde estamos».
En Colorado la gente grita: MVP, MVP, cada vez que vienes a batear.
«Sin duda, es algo que aprecio mucho, porque es el apoyo de la gente, pero nos quedan juegos y cosas por hacer, así que no puedo dedicarle un minuto a pensar en premios. Aunque repito, lo aprecio enormemente. Me queda tanto por mejorar».
¿Te consideras producto de dones naturales o del esfuerzo continuo?
«No soy una persona tímida ni trato de esconderme en la falsa modestia. Sé lo que estoy haciendo, pero trato de no hablar de mi mismo o mis talentos, no me siento cómodo hablando de eso. Solo quiero crecer, ver como el equipo gana juegos. La razón de que me digan MVP es porque estamos ganando. Así que eso es crédito a mis compañeros».
¿Qué significa estar en la élite de una era de grandes terceras base?
«Terceras bases de primera: Machado, Rendón, Bryant, Turner, Donaldson…todos enormes. A todos los sigo, miro lo que están haciendo, soy el primer fanático de ellos. Me siento feliz de estar en ese grupo».
Has llegado a las 100 remolcadas más temprano que nunca en tu carrera.
«Y eso se siente bien. Mi trabajo es impulsar carreras. Felicidades a quienes se embasan delante de mí, a Blackmon, a LeMahieu, que hacen mi trabajo posible. Me siento afortunado de batear delante de ellos».
Varias de esas carreras han sido para decidir choques, y con dos outs.
«Eso es algo agradable. Casi siempre cuando uno viene a batear en una situación así, se trata de algo para romperte los nervios, pero es algo de lo cual no me aparto. Al contrario, me gusta batear con presión».
¿Qué te dejó el viaje a Cuba el pasado invierno?
«Fue un viaje fantástico, que significó mucho para mí y mi familia. Mi padre nació en Guantánamo y sentía como una deuda. La gente allá es hermosa, algo triste y cálida. La Habana impresiona, estoy feliz de haber ido, porque fue una experiencia transformadora».
¿Jugaste con los chicos en la calle?
«Sí, un partido de sóftbol. Me dejaron estar en la tercera base. Fue divertido».
¿Te conocieron?
«No al principio, sino cuando comencé a darle duro a la pelota».