Por Yirsandy Rodríguez
Tal vez Kyle Tucker se precipitó demasiado intentando alcanzar antes de tiempo la tercera base y, en un mínimo parpadeo, el leftfielder DJ Stewart hizo la devolución correcta al infield. Pero, aun así, sin la picardía del shortstop Jonathan Villar, quien reaccionó rápidamente tirándole la pelota al intermedista Steve Wilkerson, la doble matanza de los Orioles no se habría realizado.
Así cerró el cuarto inning del juego número 162 de los Astros de Houston el año pasado y, para entonces, Yuli Gurriel, el productor de 85 empujadas y esa línea de 102.1 mph que salió como un tiro hasta ser atrapada por el guante de Stewart a 302-ft del plato, se despedía de una temporada regular donde bateó .403 con corredores en posición de anotar.
Ese había sido el pitcheo 1908 y la slider de 84.2 mph el 331 que recibió Gurriel en 2018, pero cuando los Astros de Houston cerraron su temporada regular de ensueño con 103 victorias, listos para enfrentarse a la postemporada, en las estadísticas finales del equipo se podía apreciar el inmenso aporte del inicialista cubano de 34 años.
Algo frecuente que esperar en el lineup de los campeones de la Serie Mundial de 2017, sin dudas, era la expectativa y emoción generada a diario por George Springer, Alex Bregman, José Altuve, Carlos Correa o Evan Gattis, pero nunca deberías dejar fuera de ese círculo a Yuli Gurriel. Luego de 573 comparecencias en home, “El Yuli” remolcó 85 carreras, el segundo mejor registro del equipo, quedándose detrás de Bregman, quien marcó 103 en su impresionante temporada con etiqueta de MVP: 51 dobles, 31 jonrones y más bases por bolas (96) que ponches (85). Sin embargo, aun así, ni siquiera el propio Bregman logró superar la consistencia de Gurriel a la hora de responder en una de las situaciones que genera más presión para los bateadores: Empujar hombres en posición de anotar. Y, en ese aspecto crucial en el arte del bateo, Yuli Gurriel no solo trascendió como el mejor bateador de los Astros, dejando récords para la franquicia, sino también en todo el béisbol de las Grandes Ligas con esta línea asombrosa:
.403/.419/.633/1.052
Si seguiste a los Astros el año pasado, difícilmente no tengas alguna referencia para contar de tantos momentos emocionantes donde Gurriel resultó protagonista siendo letal en plena “Era de los strikeouts” en Grandes Ligas: ¡1.052 OPS! ¡78 RBIs en 155 PAs! Cualquiera de esas estadísticas suele ser fascinante para una tarjeta de presentación, ¿verdad? Pero, si nos adentramos más allá de lo que aprecias cuando visualizas el resultado final en una larga contienda beisbolera, puedes encontrar detalles aún más asombrosos. Este es uno de ellos: La mayor parte de todas esas impulsadas de Gurriel fueron conseguidas a base de sencillos. Sí, como lo escuchas. Bateó 40 hits/sencillos y solo 16 extra bases, ocho dobles e igual número de jonrones, pero supo aprovechar al máximo buena parte de sus oportunidades con hombres en base.
Obviamente, la velocidad de los corredores que tenía delante en el lineup fue un importantísimo complemento motivador para marcar tantas impulsadas. De hecho, en el 42.4% de sus 573 PAs, Gurriel fue el cuarto bate de los Astros, así que tener delante a José Altuve, Alex Bregman y George Springer resultó un valor agregado necesario para esculpir esa fórmula. ¿Qué tan buena era esa trilogía inicial del lineup de Houston? Imagínate, que entre todos se combinaron para una línea ofensiva de .289/.375/.472, con 483 hits, 109 extra bases (sin contar los 66 jonrones), 215 bases por bolas y 33 bases robadas. Sin embargo, nada hubiese sido tan efectivo y válido para la producción de carreras de los Astros de Houston si Gurriel no hubiera bateado .403 con corredores en posición de anotar.
Al final, esa incomparable efectividad con la cual Gurriel superó el récord del equipo, que le pertenecía a José Cruz desde aquella gran temporada de 1986 cuando bateó .398 con corredores en posición de anotar, también sirvió de ejemplo para demostrar qué puede distinguir a algunos bateadores de otros si de enfoque y resultados se trata.
Entonces, creo que ha sido bueno recordar todo eso, ¿verdad? Pero ahora, casi seis meses después de la última impulsada de Gurriel en 2018, los retos de esta temporada están comenzando a tomar aún más categoría, aunque apenas acabamos de despedir el mes de abril. Tal vez pienses que es demasiado temprano para preocuparnos por algún inicio aciago en el plato, pero Gurriel no finalizó bien en abril. Y, aunque ha pasado algunas semanas de explosión y otras de luchas, no exhibe aún el principal rasgo característico de su carrera: La producción con corredores en posición de anotar.
Sí, quizás estés pensando que Gurriel simplemente tuvo una gran temporada en 2018 con ese promedio de .403, bien difícil de repetir, pero antes de dar por sentada esa teoría, deberías revisar esto:
Estadísticas con corredores en posición de anotar desde 2016 (Lapso desde que debutó Yuli Gurriel)
¿Cuántos nombres habituales en nuestro seguimiento diario del béisbol de las Grandes Ligas, verdad? Pues acabas de conocer el Top-10 desde 2016 a la fecha (las estadísticas cerraron con las actuaciones hasta este lunes) de los mejores bateadores que han respondido con corredores en posición anotadora. La tabla está ordenada por su porcentaje de RBI%, y creo que ya debes haber detectado dónde se colocó Yuli Gurriel: ¡Quinto lugar de la lista!
Sí, superando a grandes bateadores como J. D. Martínez, Anthony Rendón, Charlie Blackmon y a su compatriota José Abreu. Pero si te fijas, ¿qué otro impacto interesante ha llegado a tener Gurriel entre todos los bateadores de la lista? Ha registrado el peor OBP, la marca más baja en bases por bolas y, si realizas un balance general, trabajo que podría ahorrarse pues lo hice por usted, entonces encuentras esto: En ninguna de las otras ocho categorías estadísticas después del RBIS%, Gurriel vuelve a calificar entre los mejores bateadores del juego. Eso te dice mucho, o quizás podríamos agregar que nos adelanta algunos signos sobre las proyecciones de Gurriel: Si pierde su principal virtud de impacto en el plato, la de empujar en situaciones de presión, entonces podría perder prácticamente su mayor valor como bateador.
Después de 113 entradas a consumir turno esta temporada, Gurriel está bateando solo .240/.292/.375, pero esa línea es aún más baja cuando ha encontrado corredores en posición de anotar: .125/.267/.292 y apenas .558 OPS —ese valor es poco más de la mitad del 1.052 OPS del año pasado—.
Entonces, ¿qué dices? ¿Deberíamos preocuparnos o no? Perfecto, estamos apenas a punto de iniciar el segundo mes de la temporada. No obstante, tenga en cuenta que las situaciones de “RISP” abundarán en un equipo como los Astros de Houston, y las oportunidades para cambiar este mal inicio serán frecuentes para Yuli Gurriel. Incluso, podemos recordar que el año pasado después de debutar dos semanas más tarde, la estancia en abril de Gurriel no fue buena: Bateó para un anémico .224/.273/.379 en 66 PAs, pero luego se encendió desde mayo hasta junio:
Mayo: .310/.322/.363
Junio: .330/.357/.500
Y, aunque su segunda mitad no resultó una reedición calificada de la primera, pues su OPS se cayó de .784 a .705 —ahí influyó también la regresión en el OBP de .340 a .298—, recuerda que su resultado final marcó 85 impulsadas para los Astros, 10 más que las obtenidas en 2018. Sí, a pesar de pegar cinco jonrones (13) y 10 dobles menos (33), el rendimiento de Gurriel alcanzó la categoría de espectacular por la impresionante habilidad de empujar que analizamos aquí.
Indudablemente, repetir ese promedio de .403 con corredores en posición de anotar y producir 85 carreras sin altas cifras en jonrones será difícil de repetir. Sin embargo, todavía Gurriel está a tiempo para corregir estas últimas líneas y demostrar que puede sorprendernos de nuevo.
(Tomado de BaseballdeCuba.com)