Cooperstown abrió sus puertas este domingo para Dave Parker y el fallecido Dick Allen, quienes finalmente recibieron el tan ansiado reconocimiento al ser elegidos al Salón de la Fama del béisbol por el comité de la era clásica. Pero, en la sombra de estos festejos, se erige una vez más la figura del cubano Luis Tiant, quien quedó relegado una vez más en la lista de candidatos, recibiendo menos de cinco votos.
Tiant, fallecido hace apenas dos meses, representa uno de los casos más discutidos de exclusión en la historia del Salón de la Fama. Su trayectoria de 19 temporadas en las Grandes Ligas, con 229 victorias, una efectividad de 3.30 y actuaciones memorables como las de la Serie Mundial de 1975, son méritos incuestionables para cualquier estándar de Cooperstown. Sin embargo, el comité decidió, una vez más, mirar hacia otro lado.
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Luis Tiant y su omisión al Hall of Fame
La omisión de Tiant no es nueva, pero resulta especialmente dolorosa al llegar después de su fallecimiento. Durante años, el cubano expresó públicamente su deseo de ser exaltado en vida, una petición que quedó sin cumplirse. Ahora, incluso si eventualmente se le concede el honor, será un reconocimiento póstumo que, según sus propias palabras, carecerá del mismo significado.
Mientras Parker, apodado «The Cobra,» celebraba emocionado su ingreso al Salón y recordaba con humor sus días de gloria, y Allen recibía un homenaje tardío tras haber fallecido en 2020, la ausencia de Tiant en estas listas sigue siendo un recordatorio del trato desigual que el comité otorga a algunos jugadores. Parker, con su carisma y hazañas, logró captar 14 de los 16 votos necesarios, mientras que Tiant, cuyas estadísticas son comparables o incluso superiores a las de algunos exaltados, fue dejado atrás nuevamente.
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El dolor de la exclusión de Tiant no solo radica en los números, sino en la narrativa misma del béisbol. Su estilo de lanzar, su dominio en momentos cruciales y su impacto cultural como uno de los primeros íconos cubanos en las Grandes Ligas lo convirtieron en un pionero. Sin embargo, su legado ha sido marginado tanto en Cooperstown como en su propia tierra natal, Cuba, donde el régimen lo relegó al olvido durante décadas.
La historia de Luis Tiant, con su mezcla de logros, desarraigo y constante exclusión, simboliza las inconsistencias del sistema de elección al Salón de la Fama. Mientras los aficionados de Boston y del béisbol en general lamentan su ausencia, el comité parece no dar el valor justo a una carrera que marcó un antes y un después en el deporte.
El Salón de la Fama no solo debería celebrar estadísticas, sino también el impacto y el significado de los jugadores en el tejido del béisbol. En este sentido, la exclusión de Luis Tiant sigue siendo una herida abierta, una injusticia que clama por ser reparada antes de que su legado se diluya en el olvido.