Por Raúl Hernández Lima
Quien no quiere caldo casi siempre lleva dos tasas. El Latino se pintaba como la oportunidad de oro para recortar ante Las Tunas la distancia que separa los Industriales de la clasificación. Sin embargo después de la bofetada de ayer los azules no pudieron más que poner la otra mejilla.
Erlis Casanova degustó el mal sabor de permitir una carrera en el tercer capítulo sin merecerla. La defensa capitalina hacía aguas, convirtiéndose en una odiosa costumbre para los de Anglada. Jorge Alomá, regresando al campo corto carga con la desdicha de no engrasar la escopeta para lanzar a primera.
En la cuarta llegó el puntillazo para el diestro pinareño. Andrés Quiala la puso a volar por todo el central. La bola surcó el estadio y cayó al otro lado de las cercas costándole el puesto a Erlis. Con las tres de la entrada, finalmente suficientes para la segunda victoria tunera en La Habana, los campeones anudaban las gargantas de los 9 mil fanáticos presentes.
Ángel Sánchez transitó sin sobresaltos hasta la sexta donde el fantasma de la remontada se paseó por el diamante. Los locales apuntaron lejos pero el tiro les salió por la culata. En tres quedó la cosecha cuando salió Yoalkis Cruz para apagar el fuego azul.
El veterano no salió más de la lomita y se anotó salvado por segundo día consecutivo. Cuatro carreras por tres favorable a los de oriente terminó el encuentro poniendo en una desagradable situación a los de la capital en el detestable fondo de la tabla.
Dicen que mientras hay vida quedan esperanzas y los coleros se aferran a ellas. Ganar no es suficiente, necesitan las derrotas de sus contendientes para asaltar la clasificación. Sin embargo la fanaticada espera la épica como sopor. Vivir para ver.