Por Dagmaris Matos Richardson
Alexander Rodríguez Matos no llegó al beisbol por casualidad. Oriundo de Baracoa, fue captado por el entrenador Antonio Arcia, que con ojo avizor estudiaba cada movimiento del futuro “ciclón” en la llamada Otra Banda del Toa.
El pícher, de 33 años, es Licenciado en Cultura Física y en juegos de pelota oficiales ha lanzado hasta 98 millas por hora. También ha estado en importantes competencias internacionales, destacándose el III Clásico Mundial.
Así, RadioBaracoa debía entrevistarlo.
¿Cómo diste los primeros pasos en el béisbol?
“Yo soy oriundo del lugar nombrado Otra Banda del Toa, y allí comencé de niño a jugar pelota. En las zonas de campo se hacían captaciones de talentos para el deporte y yo entré directo a un centro escolar de Mabujabo donde había muchachos que después podrían pasar a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) de Guantánamo.
Al final matriculé en la EIDE por mis resultados en juegos escolares”.
¿Qué condiciones favorecieron tu escalada en la pelota?
“Las ganas de ser grande en un contexto en el que Cuba se encontraba en pleno Período Especial. Mi padre trabajaba en la Empresa Forestal de Baracoa, sabía que lograr mi meta era la mejor manera de ayudar a la familia, y para eso debía esforzarme mucho”.
¿Cuándo llegas a la Serie Nacional?
“En el año 2000, después de ser campeón panamericano y subcampeón mundial. Desde entonces he participado en las 16 series realizadas”.
Un día saliste del equipo de Guantánamo. ¿Podrías decir por qué?
“Ese año se dieron situaciones negativas en el equipo; sacaron de la selección a Roberto Borrero, Yoenis Sutheran, Vismay Santos, y se colegiaba que el próximo año yo estaría en la lista de los separados. En ese momento de la serie los directores de equipos pedían los refuerzos con que jugarían sus conjuntos en la próxima fase del campeonato. A mí me solicitaron como refuerzo de Industriales, lo que vino bien para seguir jugando y progresar”.
¿Has sentido nostalgia por los Indios del Guaso?
“Todos los días recuerdo al equipo de mi provincia, porque allí me inicié, me abrí camino en la pelota nacional y aún tengo excelentes amigos jugadores y entrenadores.
A la vez, reconozco que me he sentido muy bien entre los peloteros de Industriales y Matanzas, los otros equipos con los que he jugado. Por eso, a pesar de la añoranza, no me arrepiento de haber dado el paso para competir por otra provincia”.
Tu has sido abridor y relevista. ¿En qué rol te sientes más cómodo?
“Me siento mejor como cerrador, porque aumenta la emotividad, el compromiso, y eso me gusta más”.
¿En qué estadio disfrutas más tu desempeño?
“En el Latinoamericano, es el estadio en el que todo pelotero cubano sueña jugar, y estar allí es como un sueño hecho realidad”.
¿Cuál es tu manager favorito?
“Bueno, no pudiera decirlo así. Con Agustín Lescaille me sentí muy bien, y así nos llevamos actualmente; a Lázaro Vargas y José Elosegui les agradezco mucho que me hayan recibido con los brazos abiertos en Industriales; y de Víctor Mesa, qué decir, si siempre ha sido un padre para mí”.
¿Cuál ha sido el ponche más disfrutado por ti?
“El que le propiné a Orestes Kindelán con las bases llenas cuando me inicié en series nacionales”.
¿Y el bateador que más difícil te ha resultado?
“Wilfredo Arocha, que ahora juega con los Industriales”.
¿Cómo te sientes en un juego importante, y con tantas miradas sobre ti?
“Al principio se hace difícil, pero con el tiempo te adaptas a no ver a nadie a tu alrededor, excepto a los jugadores. Eso es concentración”.
Integraste el equipo nacional que enfrentó al Tampa Bay Rays durante la visita del presidente Barack Obama a Cuba. ¿Qué significó para ti?
“Algo muy importante, primero por lo que significa en momentos que se dan pasos en el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y luego por ser parte de los 28 seleccionados para el equipo del país donde vivo.
Para mí el orgullo es mayor porque soy un baracoeso, procedo casi del municipio extremo de la más oriental de las provincias cubana, y antes estuve en el juego que hubo cuando vino el ex presidente James Carter. Realmente es algo bello”.
Las carreras profesionales son como la vida, de altas y bajas. ¿Cómo crees que te fue en la recién finalizada serie nacional?
“Pienso que estadísticamente perfecto, solo que a veces es mejor la victoria sin que importe cómo la tengas, a una derrota en la manera en que la sufrí en el séptimo juego entre Matanzas y Pinar del Río.
Yo estuve en buena forma, dominante, pero al final Yosvani Alarcón me dio jonrón y fue un revés que aún no he podido superar. Muchas veces hasta comiendo me acuerdo de eso, pero sepan que fui a ese último juego del play off frente a los pinareños con el deseo y la fuerza de lograr la victoria. Las cosas no siempre salen como se quiere”.
Las lesiones son un talón de Aquiles para cualquier atleta. ¿Cómo ha sido en tu caso?
“Fatal, partiendo de que cuando comenzaba mi carrera sufrí un accidente en La Farola. Tenía 20 o 21 años, y ahí comenzaron mis problemas con las lesiones”.
Algunos comentaristas deportivos cubanos te llaman El Ciclón del Toa. ¿Qué te parece?
“Yo siempre me he identificado como baracoeso, y es muy lindo saber a quiénes representas, de dónde sales, cuáles son tus raíces. Es algo muy bello”.
¿Qué crees le falta al béisbol en Baracoa para despuntar, o al menos volver a los primeros lugares en Guantánamo?
“Hay problemas de organización y falta que los directivos deseen que el béisbol vuelva a crecer. Ante ello se deben retomar las captaciones de talentos en todas las áreas, más allá del perímetro urbano. Hay que trabajar en el campo, pero también, en general, dar mejores condiciones de vida a los peloteros”.
¿Cómo te sientes cuando estás donde naciste?
“Me siento bien porque estoy con los míos, pero me molesta y me hace sentir mal que a veces se tengan criterios muy personales, hirientes, hacia mi familia”.
¿Qué significa la familia en tu carrera?
“Pienso que la familia es lo más grande que se tiene, con independencia de las cualidades de cada persona. Una madre, un padre y una esposa son lo más importante, porque significan confianza, ayuda, aliento, porque en los momentos malos son los que siempre están ahí, y sin eso no funciona ni un atleta, ni nadie”.
Tienes dos niños varones. ¿Cuáles son tus sueños con ellos?
“Quisiera que los dos siguieran mis pasos, o al menos uno, para yo guiarlo, entrenarlo, enseñarlo a pichar. Ese es mi gran sueño con mis hijos, aunque ahora es difícil porque el fútbol está motivando mucho a los muchachos. De todas maneras, yo espero un pelotero”.
¿Qué le dices a tus seguidores?
“Que siempre trato de entregarme y dar lo mejor de mí. Voy a la lomita con la intención y el deseo de dar un buen espectáculo”.
¿Y a tus detractores?
“Que hace falta que mediten un poco sobre cómo se expresan respecto a los atletas, porque nosotros dejamos todo atrás, la familia, los amigos, para que los aficionados vayan a un estadio o se sientan frente a una pantalla a disfrutar de un buen juego de pelota”.
¿Qué ambiciones le quedan como pelotero a Alexander Rodríguez?
“Ahora mismo no sé, pienso retirarme y no he determinado qué hacer. Tengo que tratar de abrirme camino en otro ámbito, lograr un contrato de trabajo en el extranjero, o trasmitir mis conocimientos a otros.
Atender a un grupo de niños es lo que más disfrutaría”.