Por Norland Rosendo
Con el inicio de la 5ta. Serie Nacional sub-23 el pasado domingo, se completó la escalera generacional jugando en los diamantes cubanos; quizá sea la primera vez que suceda de manera simultánea, aunque los mayores no están efectuando un torneo en sí, más bien es un híbrido entre campeonato y entrenamiento, cuyos éxitos están por demostrarse.
Sin embargo, me atrevería a asegurar que nunca antes tuvieron menos seguidores los torneos cubanos de pelota. La presión popular influyó para que el ICRT anunciara que transmitirá en vivo los duelos de fútbol de la Liga de Campeones de la UEFA en el horario que le tocaba a un béisbol sub-23 resentido, entre otras cosas, por tantas ausencias, las de los jugadores que están buscándose un puesto para Barranquilla y las de quienes brillaron en categorías inferiores y decidieron partir a otras tierras, pese a que solo uno de 14 cubanos que sueñan con las Grandes Ligas llegan a la Gran Carpa.
Para variar el menú, la televisión podría valorar la posibilidad de visibilizar más los campeonatos juveniles y sub-15, que están próximos a sus respectivas postemporadas y se han jugado con mucha entrega y en los que intervienen posibles talentos, de esos tantos que brotan en Cuba en este deporte.
Entre el 10 y el 19 de agosto, la selección nacional sub-15 de nuestro país irá a Panamá con el difícil reto de lograr su tercera corona mundial consecutiva. Se dice fácil, pero en esas edades sí juegan los mejores de cada país.
Hace poco concluyó la etapa preliminar del campeonato doméstico, en el que compitieron muchachos de 16 años para elevar el nivel de exigencia del pitcheo. Los seis equipos clasificados (los líderes de cada uno de las cuatro grupos más los dos mejores segundos lugares): Habana, Matanzas, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, Artemisa y Guantánamo, estos dos últimos por primera vez en la postemporada, se verán las caras en Sancti Spíritus, del 2 al 8 de mayo para decidir el campeón.
Según Heriberto Corvea, jefe técnico de esa categoría, efectuarán una ronda de todos contra todos; los dos mejores discutirán el oro y los elencos que queden en los lugares tres y cuatro rivalizarán por el bronce. En la edición de 2017 Santiago de Cuba se alzó con la corona.
Del conjunto que aseguró el año pasado el cupo mundialista tienen muchas posibilidades de repetir en el Cuba el espirituano César Hernández, el habanero Dyan Yamel Jorge y el pinareño Cristofher Pérez, a quienes se sumarán varios de los que han sobresalido en el campeonato nacional.
Corvea ponderó la consagración de atletas y entrenadores, aunque reconoce que las condiciones en la actualidad no son las ideales para la práctica de un deporte tan exigente como el béisbol.
Además de la insuficiencia de los implementos, es lamentable que las EIDE de la Habana, Granma, Cienfuegos, Guantánamo e Isla de la Juventud no cuenten con un terreno para jugar béisbol, lo que obliga a los técnicos a buscar alternativas que suelen afectar la cantidad de tiempo dedicado a los entrenamientos.
Y esos problemas se arrastran. Llegan, no pocas veces, hasta la élite. También por ahí andan las causas de tantos estadios desérticos, aunque el tunero Yordey Fuentes regalara el pasado martes una joya de pitcheo en el sub-23, cuando dejó a los espirituanos sin hit ni carreras. Merecía más aplausos que los que le regalaron desde las gradas.