Por Marcos Aurelio Fernández Llanes
Los Marlins jugaron unos de los partidos más difícil de su historia. Un equipo devastado por la pérdida de no sólo un compañero sino también de un amigo, alguien que con su carisma alumbraba cada momento en el terreno, ya sea desde el banco o cuando estaba en el montículo. Sus compañeros jugaron con el corazón, dejaron todo en el terreno, todo por “Joseito” aquel muchacho que con solo 24 años logró tocarnos el corazón a los amantes del béisbol. Se nos fue una estrella, una estrella que brillará en los terrenos de béisbol por siempre. Te extrañaremos Joseito.