El panorama luce cada vez más alentador. Un nuevo paso entre las relaciones del béisbol cubano y las Grandes Ligas de Estados Unidos se dará cuando el venidero 15 de diciembre aterrice en nuestro suelo una comitiva liderada por el exmanager Joe Torre, hoy funcionario dentro de las altas esferas del “Big Show”, y Dave Winfield, ex jugador de varias franquicias profesionales.
Ambos visitarán la mayor de las Antillas hasta el 18 de este mes, con el objetivo de realizar varias clínicas para niños y un evento de caridad, de acuerdo a lo referido por la directiva de las Mayores. Sin embargo –aunque nada se ha informado al respecto– no debe extrañar algún que otro contacto con las autoridades de la pelota nacional, en aras de potenciar los acercamientos que desde hace un buen tiempo se comentan aquí y allá.
El arribo, de antemano, se puede calificar de histórico. Hablamos del primer contacto con la Gran Carpa desde 1999, momento en el cual los Orioles de Baltimore jugaron en el Estadio Latinoamericano un partido de exhibición – luego devolvimos el viaje. Si bien los legendarios Ken Griffey Jr. y Barry Larkin estuvieron en febrero en La Habana, la estancia quedó en muy bajo perfil por parte de la prensa y la directiva del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación. La presencia de ambos nunca tuvo carácter oficial, más bien resultó ser un bonito guiño por parte de estas leyendas de la disciplina.
No obstante, abrió una brecha, aunque pequeña, para que en apenas unos días Torre y Winfield comiencen el giro de 180 grados que tanto se espera. Recordar que vivimos con la posibilidad de que los Rays de Tampa Bay (es el equipo que más fuerte suena en este sentido) desarrollen un desafío de pretemporada en la Isla camino a la temporada del 2016.
Según la Oficina del Comisionado, también bajarán de un avión en la capital cubana algunos peloteros que se encuentran “en activo y son de alto perfil” en la competencia que reúne a casi la totalidad de los principales beisbolistas del planeta. El organismo que dirige Bob Manfred espera dar a conocer los nombres de los invitados en las próximas horas.
Ese listado, además de crear amplias expectativas, deja abierta la posibilidad por ver si está incluido algún exponente cubano, estelar o no, algo que llegaría como un plus para la actualidad existente entre ambas naciones. Incluso, no pensamos en estelares que lucieron en la última campaña, digamos Yoenis Céspedes o José Dariel Abreu, especulamos más bien sobre aquellos que cumplen con las regulaciones establecidas y los parámetros exigidos para ingresar al país (Kendrys Morales), como en su momento, ejemplos, José Ariel Contreras, o el boxeador Yuriorkis Gamboa.
El paso supone el comienzo de un viaje que llegará o no a puerto seguro. Los obstáculos no faltarán. Tony Clark, director ejecutivo del sindicato de jugadores, espetó que espera que la visita sea el primer intento de “una relación que seguirá fortaleciéndose”. Su posición revierte gran importancia, porque un potencial pacto demanda de un marco legal de cada una de las partes involucradas.
Tras el 17 de diciembre, y con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas ha mostrado su interés en establecer vínculos que permitan legítimamente a representantes de esta porción de tierra enseñar sus dotes en los diamantes del norte del continente.
Uno de los vitales defensores de dicha idea ha sido Manfred. Sabedor de que si logra redondear su deseo pasará a la historia como ese que consiguió una supuesta utopía, el directivo expresó que “el béisbol es un punto en común importante que une nuestras culturas, y el impacto de los peloteros cubanos en nuestro deporte es innegable”.
“Grandes Ligas es muy afortunada de tener la oportunidad de cumplir un papel constructivo en la mejoría en la relación de nuestro país con Cuba, y es positivo en particular que nuestro deporte cuente con afamados embajadores que pueden causar una buena impresión dentro y fuera del terreno”, agregó en una frase que sin vacilaciones reitera su anhelo de poner las cosas en su sitio, entablar conversaciones y llegar a la meta como el héroe.
Torre y Winfield, ambos integrantes del Salón de la Fama situado Cooperstown, y el resto de los integrantes de la delegación prevén asistir a una rueda de prensa el martes 15 de diciembre en el Hotel Nacional; un día después realizarán una clínica para niños (10:00 a.m-1:00 pm) en el Latinoamericano, mientras que a las cuatro de la tarde planean estar en un evento caritativo con Caritas Cubana. En la mañana del jueves 17 volverán a encontrase con algunos pequeños, pero esa vez la sede será el Estadio Victoria de Girón de Matanzas.
Joseph Paul Torre, conocido en el universo beisbolero como Joe Torre, hizo época al frente de los Yankees de Nueva York entre 1996 y 2007, con cuatro títulos conquistados. Bajo sus riendas estuvo el cubano Orlando “El Duque” Hernández. Dirigió a otras cuatro selecciones durante su carrera de 29 temporadas en las Grandes Ligas y es considerado uno de los mejores managers de todos los tiempos. En Cuba se le recuerda mucho por haber guiado la novena de Estados Unidos en el III Clásico Mundial en 2013.
En tanto, Winfield fue elegido 12 veces al Juego de Estrellas, además de ganar siete Guantes de Oro y cinco Bates de Plata en una carrera de 22 años, con seis equipos. Súmele a su palmarés el haber conectado más de 3,000 hits e impulsado más de 1,800 hombres hacia el home plate. En la actualidad, es asistente especial para el sindicato de jugadores.
La noticia de este acercamiento llega en un momento de aires de reconciliación, de diálogo. Un especie de bálsamo para el béisbol cubano, que va en declive por horas, y el inicio de completar un sueño por parte de las Mayores. La idea será acortar distancia y concluir, de a poco, el desapego existente en materia de bolas y strikes. OnCuba estará al tanto de cada detalle.