Hay cosas que en el béisbol cubano parecen increíbles, hasta que recuerdas quiénes son los que mandan y cómo han manejado este deporte durante décadas. Cuando en 2019 se cayó el histórico acuerdo entre MLB y Cuba, los medios oficiales de la Isla salieron desesperados a repetir el mismo guion: la Federación Cubana de Béisbol no es parte del gobierno, la FCB es una institución independiente, la FCB es “deportiva” y no política. Esa narrativa fue machacada una y otra vez porque sabían que el punto central de la administración Trump era claro y sencillo la FCB es parte del Estado cubano. Y tenían razón. Trump canceló el pacto porque el dinero iba, directa o indirectamente, a una entidad estatal. Lo que dijeron los medios cubanos en aquel momento fue propaganda para salvar una fachada que nunca existió.
Pasan los años y, como siempre, la realidad termina alcanzándolos. Hace unos días Pelota Cubana accedió a documentos oficiales sobre los patrocinios de la Serie Nacional. ¿Y qué salió a la luz? Que la FCB no maneja nada. Ni cifras, ni contratos, ni paquetes, ni negociaciones. Todo lo comercial lo controla Cubadeportes S.A., una empresa estatal, adscrita a un órgano estatal, con directivos estatales, que responde al gobierno como cualquier otra empresa del país. Entonces, ¿qué independencia es esa. ¿Dónde están los argumentos de 2019. ¿Qué pasó con la gran historia de que la FCB era “una federación deportiva autónoma”. Pasó lo de siempre, mintieron.
En medio de todo esto aparece Pavel Otero, la voz oficiosa de la FCB sin cargo formal, pero con la inclinación permanente de salir a apagar fuegos. Esta vez publicó un texto justificando los precios, los paquetes y, sobre todo, defendiendo que la FCB “no comercializa”, que todo lo lleva Cubadeportes. Pero la forma en que lo plantea no es inocente. Su mensaje es una colección de justificaciones que intentan suavizar cifras absurdas para un país donde ningún cubano de a pie puede destinar ni remotamente ese dinero. Para colmo, remata con un ejemplo sacado de un combo de comida, como si el problema fuera pedagógico y no estructural. El béisbol cubano convertido en menú de cafetería estatal. La FCB nunca fue independiente y Cubadeportes es una empresa estatal que maneja todo. Lo demás es teatro.
Pavel ya había dado señales. Cuando un aficionado de Holguín quiso aportar de su dinero para incentivar a los peloteros, él no dudó en exhibirlo, mencionarlo, citar reglamentos y encender alarmas que solo sirven para que la ONAT o cualquier oficina estatal mire hacia donde no debe. Y ahora actúa como si su papel fuera el del mediador responsable que solo quiere “aclarar”. La gente no es ingenua. Eso no fue transparencia, fue señalar a un ciudadano y dejarlo expuesto. Lo mismo que hace ahora, tratando de desviar la conversación y pintando los precios como “flexibles” o “negociables”. Técnicas viejas con palabras nuevas.
El béisbol cubano es más de lo mismo
El punto central es otro. La Federación Cubana ha jugado durante décadas a la doble narrativa. Para negociar con MLB intentaron parecer independientes. Para cobrar dentro de Cuba se escudan en Cubadeportes. Para justificar la falta de recursos acusan al bloqueo. Para justificar tarifas exageradas se refugian en tecnicismos. Siempre hay una excusa, un intermediario, una historia conveniente. Pero nunca hay responsabilidad.
La pregunta real queda en el aire ¿cuántas veces más intentará la FCB presentarse como algo que no es. ¿Cuántas veces más van a tratar de engañar a la afición diciendo que son independientes, que no son parte del gobierno, que sus decisiones no están amarradas al Estado. La evidencia está ahí Cubadeportes maneja el dinero, Cubadeportes maneja los contratos, Cubadeportes manda. Y Cubadeportes es gobierno. Entonces, ¿dónde queda la FCB. En el mismo lugar de siempre: un aparato burocrático que responde políticamente a los mismos intereses de siempre y que usa el béisbol como herramienta, nunca como prioridad.
Lo único bueno de todo esto es que la verdad, tarde o temprano, sale. El acuerdo con MLB mostró quiénes eran. Los documentos de patrocinio lo confirman. Y cada declaración improvisada de Pavel termina de completar el cuadro. El béisbol cubano necesita transparencia, autonomía real y respeto a quienes aman este deporte. Lo que tiene hoy es lo contrario. Y mientras sigan administrándolo así, no habrá patrocinio, ni acuerdo, ni discurso que tape lo evidente el problema es el sistema que controla la pelota desde arriba. Y ese sistema nunca ha estado del lado del béisbol. Siempre ha estado del lado del poder.
La FCB pone precios de primer mundo en una liga que ni tiene electricidad
