Fotos Por Yuhki Ohboshi
TOKIO. – Pasadas las 10 de la noche del sábado llegó a esta ciudad la selección cubana que encarará su ruta competitiva en el IV Clásico Mundial de Béisbol, con asiento en el impetuoso Tokio Dome, tras siete encuentros de preparación, en los cuales venció solo en uno, empató otro y perdió cinco.
Y el director Carlos Martí llegó con una noticia para los periodistas que resistíamos los siete grados centígrados de temperatura de la noche nipona. “Ni Lázaro Blanco ni ninguno de los dos Vladimir (Baños o García) será el abridor frente a Japón”, dijo y antes de que le preguntáramos otra vez, expresó que “Noelvis Entenza es el designado”.
Martí enfrenta la primera toma de decisión de cara a su estreno como director del equipo Cuba de béisbol. Debe haberle llevado tiempo y profundos análisis la determinación, pues en un certamen tan corto y sin chances para la recuperación, Lázaro Blanco, el as del cuerpo de lanzadores, debía estar entre las opciones o justamente alguno de los que también señaló que no trabajarían.
Si fuera un torneo largo, sin las reglas especiales, incluyendo el límite de lanzamientos, y la disposición de su calendario distinta, decidir no entrañaría ninguna complejidad. Pero ¿cuáles serían las ventajas y desventajas de Lázaro Blanco iniciando frente al local y no contra Australia en el último choque del grupo eliminatorio, como ya anunció el mentor?
Japón, China y Australia, por ese orden son los rivales de la Mayor de las Antillas en la zona B. Los dos primeros desafíos son en días consecutivos, luego viene un descanso y acto seguido el tercer encuentro y el objetivo principal es llegar a la segunda vuelta para lo cual hay solo dos cupos. No enfrentarlo a los nipones, a todas luces el mejor elenco del cuarteto, lo encontraría apto, descansado y listo para buscar la clasificación a la siguiente etapa sobre los australianos.
La desventaja de la apertura ante los nipones: si lanza más de 50 envíos, se perdería el choque de Australia, aunque lo tendría descansado (cuatro días) de cara a la próxima fase. Si lo sitúa, como dice, ante los australianos, solo actuaría en el tercer encuentro de la etapa dos, momento en el cual pudiera ser tarde en dependencia de los resultados en un escenario totalmente distinto al de la ronda inicial.
Mas, se trata de llegar a la segunda y para eso hay que vencer a toda costa el grupo eliminatorio.
Hay que tener en cuenta que sea frente uno u otro adversario, el lanzador abridor puede no tener una gran incidencia en el resultado, incluso pudiera no tener ninguna. Recordemos que para esa figura son solo 65 pitcheos en la primera vuelta; si estuviera muy efectivo no pasaría del quinto episodio, con una media de 13 escopetazos por inning. Es decir, sea cual fuera la decisión no significa que pesé en el desenlace.
Fue entonces que le pregunté a Martí el pasado sábado, a su llegada al hotel Nuevo Otani, si había pensado en una variante casi inédita en estrategias cubanas, pero sí muy usada precisamente por Japón ante los conjuntos de la Mayor de las Antillas. Abrirle al anfitrión con Lázaro Blanco y que lance tres capítulos o 35 envíos; luego, el segundo en el cuerpo de abridores, que por lo visto está siendo Vladimir Baños, con similar trabajo y cerrar con el tridente relevista de Miguel Lahera, José A. García y Liván Moinelo.
Con esa variante podría evitarse que ninguno pasara los 50 lanzamientos, condición que les permite a los cinco estar listos para Australia, ya sea en esa formación o en la que decida el mentor. Lo cierto es que así, el mejor lanza más y estaría apto para la próxima manga, donde ya son 80 los lanzamientos para el abridor, instancia en la que si pesaría su actuación en ese rol.
Carlos Martí nunca niega o afirma rotundamente, sin embargo me respondió que “los brazos de nuestros lanzadores no están acostumbrados a ese trabajo, que no deja de ser intenso”. Fue enfático al decir que a Japón no se le regalaría nada y formaría así: Roel Santos (cf), Alexander Ayala (torpedero), Frederich Cepeda (designado); Alfredo Despaigne (jardinero izquierdo); William Saavedra (en la inicial); Yurisbel Gracial (tercera); Carlos Benítez (segunda), Frank Camilo Morejón (receptor , y Yoelkis Céspedes en el bosque derecho.
Soy de los que piensa como Cepeda, quien nos ratificó aquí que “el primer juego es el más importante de la justa, pues pesa en la sicología del grupo, en su mentalidad. Si se pierde no se acabo todo, pero es muy bueno ganarlo. Sobre la noticia de que era el número uno de la lista de jugadores más destacados de los clásicos anteriores refirió que es un honor estar en esa relación de jugadores de alto calibre, de MLB y otras ligas, es algo que voy a guardar toda mi vida. Ahora aquí lo principal es ayudar al colectivo, es lo más importante”. Y a la pregunta de ¿cómo veía el equipo? Contestó: “siempre lo veo bien.”
De regreso a la lomita, mañana una decisión u otra no llevaría condenar al estratega, pues el fallo se las trae. Por otro lado, en la pelota se gana anotando y nuestro equipo no está produciendo, lo que conduce a más stress del monticulista. Esto es otra razón que ampararía la “receta japonesa”, pues los serpentineros estarían menos expuesto al ataque adversario.
A nosotros, los periodistas, nos toca informar, preguntar, pero también analizar, aunque ni por mucho tenemos la responsabilidad de esa engorrosa sentencia. Estar hoy en la piel del estratega campeón nacional de Cuba es hallarse sobre un volcán a punto de erupción. Mas, como todo cubano lleva un manager dentro de sí, quisimos pasar esa dura prueba, con solo plantearnos los pro y los contra del dictamen, aunque el traje de estratega nos quede grande.