La nueva estructura dejaba en seis, en lugar de ocho, a las novenas de acogida para la segunda mitad de la 56 Serie Nacional de Béisbol, complicando el conteo de las expectativas en torno a los refuerzos. Diez hombres quedarían, y en efecto quedaron, fuera de la siempre polémica selección y ello restaba posibilidades a las cartas de triunfo de Cienfuegos. Sin embargo, y para aumentar el suspenso, dos nombres salieron a la palestra en las últimas rondas y de zurda llegamos a la siguiente fase.
El jardinero Yusniel Ibáñez fue la cuarta petición de Noelvis González, mánager de los Cachorros holguineros y el único jugador de posición en la boleta de este. El pitcher Leorisbel Sánchez, por su parte, completó el quinteto de los Alazanes de Carlos Martí, convirtiéndose en uno de los tres lanzadores sumados a la cabalgata.
Entrevistarlos en su nueva “piel” resultó un tema que también requirió refuerzos, en este caso de los colegas camagüeyanos Amaury Valdivia Fernández y Jorge Enrique Jerez, y del fotorreportero avileño Osvaldo Gutiérrez Gómez. Por problemas de transportación los verdinegros no viajaron de inmediato a sus nuevos home clubs, sino que alcanzaron a sus elencos en los compromisos inmediatos. Llegaron con el tiempo justo para engancharse el uniforme y salir al terreno.
“A mí me llamó la dirección de Holguín antes de la gala, comentó Ibáñez. Pensaban pedirme y querían conocer mi disposición sobre jugar con ellos. Les dije que no había problemas, podían contar conmigo si así lo decidían. De cierta forma, ahí supe que tenía una posibilidad”.
“Sinceramente, yo no esperaba que me escogieran este año, confiesa Leorisbel, más conocido por la afición de casa como Paporo. No estuve bien en los primeros juegos de la temporada y por eso me mantuve esperando durante toda la selección. Cuando en la quinta ronda dijeron mi nombre, sentí una alegría tremenda: mi mayor deseo es siempre jugar béisbol. El profesor Martí confió en mí y espero pagarle esa confianza”.
Convertidos en los paquidermos más “nacionales” del team, para Ibáñez es esta su tercera participación en las rondas de “nivel”, pues antes vistió de Pirata y Veguero. Para Leorisbel representa su cuarta “mutación”, con una Serie 53 entre Leones y las dos recientes entre Tigres. Así, aquello de adaptarse a nuevos contextos les funciona ya como rutina.
“Holguín es un equipo luchador, son muchachos buenos y me recibieron muy bien, declara Ibáñez. Batallamos duro por quedar entre los cuatro clasificados e ir a los play off. Esa es la meta, darlo todo por avanzar hasta ahí. La reciente victoria frente a Matanzas nos vino muy bien; te imaginarás lo que fue ganarle al mejor equipo de la campaña hoy día. Ya sabes, nos inspiró mucho”.
“En realidad me siento como en casa, alega Paporo. Todos me hacen ver que soy bienvenido y los profesores ayudan en esa sensación. Deseo pagarles tanto apoyo y contribuir a que Granma llegué lo más lejos posible”.
Otro pendiente le quedó a Leorisbel y la situación se pinta ideal para el criterio: “me hubiera gustado jugar con Cienfuegos en este momento, lamento que no hayamos podido clasificar. La verdad, no me gusta esta estructura, se quedan demasiados atletas fuera. El béisbol es un deporte para jugarlo todos los días, y más en nuestro país, donde hablamos de rescatarlo. Yo siempre he defendido los noventa juegos”.
Con la postergada esperanza de ver cumplido su sueño —al de los Elefantes en la segunda ronda me refiero—, tocará a los fieles volcar en Holguín y Granma sus pasiones. Máxime con el historial de estos muchachos, finalistas por excelencia en calidad de refuerzo: Ibáñez con dos subcampeonatos y Leorisbel con dos coronas… ¿Suerte? ¿Tanto más de aché? Y para colmo, Paporo “luce” ahora hasta herradura.