POR JORGE EBRO
Un jonrón de emociones ha vivido Orestes Kindalán tras su llegada a Miami, pero el batazo afectivo más grande todavía no le ha pegado al tremendo slugger de la pelota cubana.
Este viernes 17 de junio, el cuarto bate de las selecciones cubanas y santiagueras recibirá un homenaje en el Real Café -8 calle y 96 avenida del SW-, patrocinado por la compañía El Reencuentro, que preside Osvaldo Pérez.
Sin embargo, Kindelán no estará solo, pues a la conocida sede de la peña del Real Madrid en el sur de la Florida han confirmado su presencia otras leyendas cubanas como Pedro José Rodríguez y José Ibar, entre otros.
«Cuando me dijeron de este agasajo, pues me sentí muy halagado», apuntó Kindelán, quien es el líder histórico de cuadrangulares en Series Nacionales con 487. «He podido ver las muestras de cariño de la gente y veo que en Miami me han recibido con los brazos abiertos. Los cubanos somos así donde quiera que estemos».
Jonronero máximo en las contiendas cubanas y pilar de la selección nacional, Kindelán no solo sobresalió como el máximo jonronero, sino como un bateador inteligente, que sabía dirigir la bola hacia todos los ángulos y ganar la batalla mental contra un pitcheo mucho más exigente que el actual.
Al lado de otros recios sluggers como Antonio Pacheco y Gabriel Pierre, formó un verdadero acorazado en equipos de Santiago de Cuba y de la región Oriental con los cuales ganó 11 títulos, y su sola presencia, imponente y rotunda, era temida entre los lanzadores rivales.
Sin aspavientos ni artificios, «El Kinde», como le conocían los más cercanos, fue de esos peloteros que nunca integró grupos y se entregó por completo al béisbol, casi en silencio, haciendo ruido con el sonido del aluminio y de la bola cayendo del otro lado de la cerca.
Para nosotros es un honor contar en Miami con la presencia de Kindelán», expresó Osvaldo Pérez, presidente de la empresa El Reencuentro, que ha facilitado la visita de glorias del deporte en la isla. «Sé que los amantes del béisbol sabrán apreciar la carrera de este gran hombre».
En términos de potencia solo se le compara Pedro José Rodríguez y no por gusto fue elegido en la primera camada del refundado o nuevo Salón de la Fama del Béisbol, donde inexplicablemente aún no ha entrado Pacheco, su compañero de tantas batallas.
Primero como receptor, Kindelán pasó al jardín izquierdo, luego a la inicial antes de convertirse en el gran designado y no cabe duda de que habría brillado en Grandes Ligas de haber tenido la oportunidad en una época donde el solo deseo era visto como una traición.
En 21 Series Nacionales y Selectivas conectó para .313; con 2,030 imparables; 1,511 impulsadas; 1,379 anotadas; un porcentaje de slugging de .600; y un mágico OPS de 1,031, una cifra guardada para los grandes de verdad. Su mejor temporada fue la de 1989, cuando conquistó la Triple Corona de Bateo.
«Para nuestra casa es un honor contar con una figura de la talla de Orestes Kindelán», apuntó Yandy Rodríguez, propietario del Real Café. «Pero si a eso le sumas la presencia de Cheíto Rodríguez e Ibar, pues entonces estamos en noche de gala».