Por Reynaldo Cruz 12/17/2015
Independientemente de que me molesta mucho no haber podido hacer el viaje a La Habana, o que por… cuestiones de trabajo me haya visto obligado a estar alejado de las redes, no puedo evitar sentirme feliz por las miles de personas que han tenido la oportunidad de interactuar con los peloteros cubanos y extranjeros que llegaron a la capital cubana como parte del Tour de Buena Voluntad de la MLB en Cuba. Esta experiencia, se lea como se lea, se vea y se viva en carne propia o a cientos o miles de kilómetros de distancia, marca un antes y un después en la historia del béisbol cubano, y en la historia de las relaciones entre ambos países.
Seamos sinceros, este fue el momento que esperó la fanaticada del béisbol cubano cuando hace 365 días se anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, momento que no se concretó hasta 363 días después, cuando José Dariel Abreu, Alexei Ramírez, Brayan Peña y Yasiel Puig pisaron nuevamente su tierra, esta vez como héroes del béisbol y no como los parias en los que una vez se pretendió convertirlos. Junto a ellos, Joe Torre, Dave Winfield (ambos dueños de placas en los predios de Cooperstown), Miguel Cabrera (el mejor bateador del planeta arguably, como dicen en la prensa norteamericana), Clayton Kershaw (ditto, pero para el mejor pitcher), Nelson Cruz y Jon Jay (de ascendencia cubana, aunque nacido en Estados Unidos), también invadieron la nación cubana, esta vez para traer un mensaje de reconciliación.
Los reportes de la MLB parecen inverosímiles, uno de ellos muestra a un emotivo Clayton Kershaw dando declaracione aparecidas en un reporte de Alden González sobre cómo se vive el béisbol en Cuba:
… vienes acá y en cierto modo comprendes. Es tan importante, tan nuevo también, este viaje y lo que la gente puede experimentar y lo que nosotros como jugadores podemos hacer. Es un territorio tan nuevo para nosotros. Creo que la emoción de estar acá es contagiosa.
Además dijo:
Es increíble ver a dónde te puede llevar el béisbol. Una oportunidad como esta no aparece todos los días. Tan solo ser parte de este viaje y ser el extraño, ver cómo interactúan los distintos jugadores y cuán importante para ellos es volver, pone muchas cosas en perspectiva. El béisbol es apenas un juego, obviamente, pero significa mucho para muchas personas diferentes.
Los cubanos, muchos de los cuales nunca pensaron volver a su país de este modo, sino ocultos bajo un manto similar al que los envolvió cuando se fueron: viajando por un tercer país, y sin el contingente de prensa que los esperaba en esta ocasión.
Alexei Ramírez, que se fue legalmente, expresó su sentir cuando dio declaraciones al colega Francys Romero en OnCuba:
Muy contento, muy contento y muy feliz. Es una oportunidad de estar acá en mi tierra, con mi gente, con aquellas personas que me vieron jugar durante mucho tiempo y vieron que di lo mejor de mí con Pinar del Río y con la selección nacional. Estamos acá de regreso para darle ese nuevo alegrón al pueblo.
Otro que regresó, buscando en cierto modo la redención ante su equipo, los Dodgers, debido a sus excesos, fue Yasiel Puig, apodado “el Caballo Loco”. El cienfueguero tampoco pudo contener su emoción, como expresó a Abraham Jiménez, también de OnCuba:
Este no es mi estadio de Cienfuegos pero es el más grande de Cuba, créeme, nunca pensé regresar y que me recibieran los aficionados de esta manera. Me he emocionado mucho, así es como se siente a la tierra de uno.
Uno de los de acá, que nunca se fue, pero que de haberlo hecho tenía calidad para haber brillado en el mejor béisbol del mundo, fue Luis Giraldo Casanova, quien también dio su declaración:
No hay dudas que esto es algo increíble y que parecía impesado (sic) hace un tiempo atrás. Estamos avanzando, que los cubanos que se hayan ido por cualquier vía vuelvan y los recibamos es una cosa muy grande. Lo único que yo veo mal es que ahora tampoco ellos pueden ser los héroes y los que estamos aquí quedarnos en el olvido. Todos somos de Cuba, pero todos merecemos el mismo trato.
En el mismo reporte, Joe Torre hacía una sentencia casi lapidaria:
Pronto estaremos aquí, este sol tiene que caer en la primavera sobre los equipos de Grandes Ligas. Creo que después de ver esto, ya es un hecho.
Por otro lado, Jon Jay, tal vez el caso más interesante de los que vinieron, porque no nació en Cuba pese a sus raíces, tuvo también algo que decir, como dijo a Jesse Sánchez, de MLB:
Ha sido mi sueño por mucho tiempo venir acá, y estar acá y esparcir el amor por el béisbol es algo que nunca olvidaré. La cultura en la que crecí en Miami se deriva de Cuba, por lo que tengo esas costumbres y tradiciones. Estar acá, donde todo comenzó es increíble.
Leer estas declaraciones puede lo mismo traer alegría, lágrimas de emoción o hacer que se le erice la piel a uno. Este momento es histórico, y como tal debe verse.
En realidad, todo lo que se está viviendo no puede recibirse con otra cosa que regocijo y beneplácito. El béisbol, uno de los aspectos en los que más se asemejan el cubano y el estadounidense ha decidido finalmente, por una iniciativa de la MLB, desempeñar su papel primordial en la normalización de relaciones entre ambos países. Esperemos entonces que la sentencia de Joe Torre se cumpla, y que para los venideros entrenamientos de primavera ya alguien (se rumora que los Tampa Bay Rays) decida jugar algunos partidos acá. Esperemos también que estas iniciativas se extiendan a zonas menos privilegiadas del país, sobre todo en el oriente cubano y quién sabe si hasta en alguna parte intrincada de las montañas de Cuba.
Sería entonces un sueño hecho realidad, un momento cumbre para el béisbol, sin importar desde qué punto de vista se mire.
Solo nos queda, a unos (desde acá) y a otros (desde allá) desprendernos de las suspicacias… creo que se están dando los primeros pasos.