Foto tomada del grupo de Industriales
Por: Raúl Hernández Lima
Hundidos en el fondo solitario de la tabla de posiciones miraban los azules como se perdía con cada juego la oportunidad de pasar por esta segunda etapa de la 59 Serie Nacional de Béisbol como algo más que un mero participante.
Desesperados quizá, mas no cabizbajos, sufrieron los apuros del enrevesado cronograma que un día los acercaba a sus perseguidores y otras tantos los devolvía al sótano y a la desazón. Pero siempre hubo la confianza, tal vez ingenua y exigente, de clasificar a pesar de la adversidad.
Uno tras otro vinieron rivales y se combinaron las matemáticas aparentemente complejas para ascender, lenta, continuamente, un puesto tras otro. Soportaron la presión odiosa de no tener más opciones que la del triunfo perpetuo y cargados de ella salieron cada tarde al terreno.
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Cada día un nombre propio, hoy Baños, mañana Erlis, casi siempre Cepeda (refuerzo de lujo que ilusiona a todos con la sola posibilidad de quedarse para siempre) y Andy Rodríguez, tantos nombres que se fundieron en las letras de una franela donde el anonimato o los segundos planos no pueden concebirse.
Los malabares de un león veterano y obstinado en sacar lo mejor de sus muchachos. La debacle del rival de siempre provocada en enorme medida, por los zarpazos allá, luego los de aquí. El líder destronado y la ausencia en los pronósticos de los pragmáticos. El mínimo beneficio de la duda, su ausencia total tantas veces.
Así llegaron esta mañana al templo divino que representa el Latinoamericano. Si ayer la especulación era un lujo impensable, hoy no tendría sentido presumir. La victoria y el número mágico se necesitaban con urgencia pero los elefantes de Cienfuegos tomaron una ventaja de cuatro carreras en el ocaso del partido.
Todo indicaba que esperarían un juego más pero si algo caracteriza a los Capitalinos es su voluntad de sobreponerse a las adversidades. Fue entonces que decididos a remontar cayeron sobre el pitcheo cienfueguero y pusieron ventaja definitiva de 6 carreras por 5 defendida por 17ma ocasión con los envíos de Andy Amauri Rodríguez.
Con el triunfo llegó la euforia. El equipo de la capital acuñó con letras en blanco y azul el boleto a los play off y devolvieron el sueño del otro campeonato a su fiel afición. Mientras algunos especulan con rivales y elucubran con cruces soñados los leones tienen una sola meta, la de ser campeones de la manera que sea. No habrán luchado tanto para menos