Por Jorge Ebro
Nos convidan a cuatro años. Nos hablan de estudios en desarrollo y posibilidades abiertas para el próximo Clásico Mundial, ahora que el fantasma de su desaparición parece haberse esfumado entre la bruma de los buenos juegos y asistencias notables en las fases iniciales.
Puede que sí, parecen decir en las Grandes Ligas y en las oficinas rectoras del deporte cubano. Quizá se abra la ventana por donde corre el aire fresco de un equipo de peloteros cubanos conformado con lo mejor de ambas orillas -realísticamente más de una que en la otra- y vuelven los fanáticos cubanos a sonar con esta visión largo rato negada. Puede…
Cuatro años, sin embargo, se antojan como una eternidad o un enigma. Quién sabe el rumbo que tome el derrotero político allá o acá, o como pueden cambiar los actores del actual teatro. Algunos no estarán barridos por el tiempo, otros nuevos tendrán mando en plaza. ¿Por qué no, entonces, apurar la copa de la audacia y acelerar los tiempos? Si dicen que lo van a hacer, que lo hagan.
No habría que esperar ese tiempo. La prueba perfecta serían los Juegos Olímpicos del 2020, que ahorita estarían al doblar de la esquina y servirían de ensayo para lo realmente esperado en el venidero Clásico Mundial. Para luego es tarde.
A Tokio, claro esta, no acudirían los peloteros cubanos de Grandes Ligas que por nada del mundo alterarían la sacrosanta temporada, aunque sí asistirían algunos de los mejores prospectos de Ligas Menores. Los estadounidenses lo hicieron con Ben Sheets en Sidney 2000 y con Stephen Strasbourg en Beijing 2008. Los antillanos pueden hacer lo mismo.
Mostraría, por una parte, la verdadera voluntad de las autoridades cubanas por desterrar la mala imagen dejada por la última escuadra nacional en Japón, y por otra, la capacidad de aceptar a estos peloteros profesionales sin ningún tipo de pedido de acatamientos políticos o compromisos gubernamentales. Esto es para jugar pelota y no un medio da agitación y propaganda.
Así, por encima, podrían estar algunos como Andy Ibañez, Yoan Moncada -ojalá que para esa época esté con Chicago-, Dayán Viciedo, Alex Guerrero, Yoanner Negrín, Jorge Martínez, Rusney Castillo, Yandy Díaz, Armando Rivero, Rusney Castillo, José Adolis García, Luis Robert Moirán, Lourdes Gurriel Jr., Yadier Alvarez, Luis Yander La O, Yadiel Hernández…
De Cuba podrían estar Víctor Mesa, Yoelkis Céspedes, Liván Moinelo, Alfredo Despaigne, Yurisbel Gracial, Frank Camilo Morejón y algún que otro lanzador que pueda pasar por un buen momento, figuras que puedan surgir en la próxima Serie Nacional y hoy desconocemos…
Aquí lo de menos es la lista, sino el hecho. Así que me perdonan cualquier omisión. Pero para llegar a la cita estival de Japón con esta visión convertida en realidad habrá que empezar desde ahora el trabajo de a pie, el del papeleo y el convencimiento, el de quitar los viejos esquemas y mirar el tema con ojos renovados, desprovistos de convencionalismos y solemnidades. Repito, para luego es tarde.