POR JORGE EBRO
Rubi Silva es uno de los pocos, sino el único, que se sintió libre cuando le dijo adiós a una franquicia de Grandes Ligas. Cuando los Cachorros le dieron los papeles que cortaban su relación con el cubano, este experimentó que se quitaba un peso de encima.
Aunque a la distancia le agradece a Chicago, Silva comenzó a buscar su propia ruta en el béisbol y comenzó a ir allí donde solicitaran sus servicios y pudiera sentirse útil, mientras hacía lo que más le gusta. ¿La actual parada? Los Olmecas de Tabasco en la Liga Mexicana.
Todavía no ha abandonado la idea de encontrar un espacio en las Mayores, pero tampoco es algo que le quita el sueño a este jardinero que, esté donde esté, siempre se entrega con la misma pasión con que jugaba en las Menores de los Cachorros…y con el alma más ligera de equipaje.
¿Cómo vas preparado para esta experiencia en México?
«En la mejor manera posible. He estado entrenando mucho, sobre todo con el profesor Mario Mérida, que me ha ayudado mucho. Me siento bien. Voy a mi segunda experiencia en ese país y creo que voy mejorando cada dí».
Tus números en los últimos tiempos en las Menores de Chicago son buenos, ¿qué fue lo que no funcionó en Chicago?
«Mi último año con ellos fue en el 2015. Sucedió que ellos no tenían ningún tipo de plan conmigo y yo personalmente preferí abrirme camino en otro lado y por eso pedí que me liberaran para poder buscar otra vía en mi carrera».
¿Crees que el equipo no te dio una oportunidad justa?
«Si se miran los números, tuve temporadas buenas con ellos. Sinceramente, me tocó una etapa en la que había mucha competencia, firmaron a muchos jóvenes talentosos, pero no creo que me dieron un seguimiento a cabalidad, a un ciento por ciento».
¿En ese momento en que te dejaron ir, qué sentiste?
«Honestamente, después de cinco años con ellos me sentí libre, una persona liberada, porque tenía muchas cosas en mi cabeza. Les agradezco que me dieron la oportunidad de la primera experiencia de jugar como profesional, pero en realidad me sentí libre».
¿No es algo irónico: te dejan los Cachorros y te sientes libre?
«Sí, a partir de ese momento comencé a jugar en otras partes, en Venezuela, luego Colombia, México. Tuve muchas experiencias, conocí a mucha gente. Jugaba donde pudiera y me quisieran».
¿Qué esperas de la liga mexicana, donde hay varios cubanos?
«Jugar fuerte y todos los días, poner mis números con los Olmecas. Me enorgullece ver a tantos cubanos. En mi equipo estará Yordanis Linares. En otros veré a Henry Urrutia, Alexei Ramírez, mi hermano Félix Pérez».
¿Cómo haces para jugar al béisbol que esperas tan lejos de los tuyos?
«Debes tener la mente fuerte y saber que esa posibilidad de jugar lejos está ahí. La responsabilidad de salir al terreno y hacerlo al máximo de las habilidades es enteramente de uno. Muchos cubanos pasamos por eso».
¿Qué te queda por lograr en el béisbol, aún no cumples los 30?
«El sueño sigue siendo jugar Grandes Ligas, pero sigo jugando donde me necesiten. Nunca diré que no a las Grandes Ligas. Todo puede suceder, sólo tengo 29 años. Se han dado historias de peloteros que han llegado más viejos. Uno lo que no puede es cansarse, para que no digan que no fue por mí».
¿Qué más valoras de tus dos temporadas en Cuba?
«Algo súper lindo. A los 18 años ya estaba en primera división y a los 19 era titular, además de quedar campeón con un equipo que nunca lo había sido. Yo nunca olvido. Para mí Cuba lo es todo. Llevo nueve anios aquí, pero nunca olvido de dónde vengo».
¿Volverías a jugar en Series Nacionales?
«Por qué no, aunque sea una».