La gran incógnita en Miami no necesita demasiada ciencia para explicarse. ¿Qué hace Agustín Ramírez detrás del plato de los Marlins cuando todo indica que su aporte defensivo es un verdadero agujero negro?
Cada vez que se viste de receptor, el dominicano se convierte en el peor enemigo de sí mismo y del cuerpo de pitcheo. Su wRC+ de 69 lo deja 31 por ciento por debajo de la media de la liga, con un average de .208, slugging de .346 y OPS de .619. Son los peores números entre los catchers de Miami este año. Para colmo, apenas seis jonrones en 264 apariciones. Ni siquiera Nick Fortes, que salió rumbo a Tampa, se hundió tanto en su etapa con los peces, y eso que su wRC+ fue de 83.
Pero si los números al bate son grises, los de la defensa directamente pintan en negro. Ramírez lidera todas las Grandes Ligas en passed balls con quince, casi el doble del segundo lugar. En apenas 61 juegos detrás del plato ya le han robado 76 bases. Y en el renglón de carreras salvadas su balance es de menos catorce. Una cifra que no solo lo condena, sino que obliga a preguntarse si está capacitado para la posición.
Agustín Ramírez es otro jugador cuando es Bateador Designado
Ahora bien, la historia cambia de manera drástica cuando Agustín se quita la máscara y se enfoca únicamente en batear. Como designado, su wRC+ asciende a 116, es decir, produce un 16 por ciento más que la media de la liga. Su slugging llega a .502, su OPS a .754, promedia .251 y conecta 13 jonrones en 253 comparecencias. Con el bate en la mano, sin distracciones, parece otro jugador.
El dilema es evidente. Como catcher hunde al equipo. Como designado lo empuja hacia adelante. En ese contraste se mueve la gerencia de los Marlins, atrapada entre la necesidad de aprovechar su madero y la imposibilidad de sostener sus carencias detrás del plato.
Algunos sugieren moverlo a la primera base, pero los reportes internos son tajantes: también allí está por debajo de la media defensiva. En otras palabras, no es una solución mágica. Lo único cierto es que cuando está como receptor, el dominicano es más liability que asset, más problema que solución.
La inminente llegada de Joe Mack, proyectado para estar en el roster del Día Inaugural de 2026, acelera las decisiones que debe tomar Peter Bendix. ¿Dejar a Ramírez anclado en la receptoría, aun con sus deficiencias, o apostar por él solo como designado y buscar otra respuesta detrás del home?
Lo que sí no admite discusión es que los Marlins lucen más competitivos con Ramírez lejos de los arreos. La realidad dicta que batea, pero no atrapa. Y mientras la franquicia se decide, los fanáticos siguen repitiendo la misma pregunta con tono de resignación: ¿qué hace Agustín Ramírez detrás del plato de Miami?

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