El cuerpo humano tiene 206 huesos, más tendones, músculos y nervios de los que uno quiere contar. Pero en el caso de Yoan Moncada, hay una sola parte que parece tener vida propia: el pulgar. Sí, ese pulgar que se ha convertido en protagonista principal de su carrera en este 2025. Si pudiera hablar, tendría su propio segmento en MLB Network.
Moncada fue retirado del juego del miércoles contra los Rays por una molestia —o capricho— en esa articulación ya famosa. El detalle no es menor: venía de perderse los tres partidos anteriores contra ese mismo equipo, en lo que ya es rutina anual. Empieza, calienta motores… y de repente, ¡plop!, algo suena, algo duele, algo lo saca del juego.
El cubano firmó con los Angels esta temporada por cinco millones de dólares, en lo que algunos llamaron una “apuesta inteligente”. Claro, si apostaste a que iba a volver a lesionarse en abril, ganaste.
Los Medias Blancas lo soltaron sin mirar atrás. Dijeron «no gracias» a su opción para 2025, y con razón. En las últimas dos campañas, Moncada ha jugado 104 partidos. Eso no es una temporada, eso es una gira corta por Triple-A. Y este año empezó igual: promedio de .200 con apenas cuatro hits en 26 turnos. Ya ni el casillero de las promesas tiene espacio para su nombre.
Ahora se especula con que irá a la lista de lesionados. Y uno se pregunta: ¿cuál lista? Porque Moncada parece estar en todas: la de los day-to-day, la de los que “casi regresan”, la de los que hacen swings suaves en prácticas, la de los que dicen “me siento mejor” y al otro día se levantan con dolor.
¿Es problema de talento lo de Yoan Moncada?
Pero claro, el problema no es el talento. El problema es que el talento necesita estar en el terreno. Y Moncada ha convertido el terreno en una visita ocasional, como esos amigos que prometen venir a tu cumpleaños todos los años… y nunca llegan.
Una vez más, el guion se repite. Y una vez más, la afición —y los Angels— se quedan mirando al cielo, esperando que esta película tenga un final distinto.insta