Lo de Kyle Stowers con los Marlins en 2025 no es humo. No es flor de un día. No es una simple racha de calor como las de julio en Miami. Es algo real. Sólido. Histórico. Y si bien su nombre no es el primero que muchos pondrían en la conversación por el MVP, al menos debería estar en la boleta. Porque lo que ha hecho este muchacho no se ve todos los días… ni todos los años.
Stowers, con apenas un año en la organización, fue elegido Jugador del Mes en la Liga Nacional. ¿Saben cuántos Marlins han conseguido eso en la historia? Solo cinco. Y el último fue nada menos que Giancarlo Stanton en 2017, cuando era el terror de las lomitas y se ganó el MVP. ¿Coincidencia? No lo creo.
Kyle Stowers en julio
En julio, el zurdo bateó .364 con 10 bambinazos y 20 remolcadas. Su OPS fue de 1.269. Sí, leyó bien. MIL DOSCIENTOS SESENTA Y NUEVE. Lideró la liga en OPS, wRC+, slugging y empató en fWAR. Y lo mejor: no se desinfló después del Juego de Estrellas como otros. Todo lo contrario. Lo usó como impulso.
Y si alguien todavía duda, que mire lo que hizo el 13 de julio frente a los Orioles, su ex equipo. Cinco hits. Tres jonrones. Catorce bases alcanzadas. Un espectáculo que le valió su segundo premio semanal del año. Y dos días más tarde, pegó otros dos vuelacercas. En solo dos partidos, cinco jonrones. Nadie en la historia de los Marlins había hecho eso. Nadie. Y en toda MLB, solo Ty Cobb en 1925 logró algo similar.
Stowers no solo ha puesto números. Ha puesto carácter. Ha puesto a los Marlins a competir. En su primer año completo en la Liga Nacional, ya está entre los cinco mejores en average (.296), slugging (.575), OPS (.948) y wRC+ (158). Y pensar que llegó en un cambio casi silencioso con Baltimore por Trevor Rogers.
No estamos diciendo que debe ganar el MVP. Pero si este deporte premia el valor, la constancia y el impacto en el terreno, entonces Stowers tiene que estar en la conversación. Porque esto no es cuento. Esto es una temporada para recordar.
En una liga llena de nombres rimbombantes y contratos multimillonarios, lo de Stowers es una historia distinta: la de un bate que habla más alto que cualquier campaña de marketing. Tal vez no se lleve el trofeo, pero lo que sí ha ganado es algo más difícil: el respeto del béisbol. Y eso, a veces, vale más que cualquier premio individual.
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