Por Xiovery Hernandez Fleites
Inspiraba respeto su sempiterna presencia en los diamantes cubanos y extrafronteras, especialmente en la tierra de los mariachis. Jugador de posición, sobre el box, o desde el puesto de mando, su obra no puede ser olvidada a pesar de los años. Por el contrario, se agiganta, porque está entre los imprescindibles, más allá de la distancia, el tiempo y los imponderables.
Este zurdo de 5 pies 9 pulgadas de estatura y alrededor de las 180 libras de peso, fue un excelente lanzador que defendió con soltura la inicial, los jardines y se destacó como manager. Lázaro Salazar había llegado al mundo por La Habana, el 4 de febrero de 1912, y falleció el 25 de abril de 1957,en la Ciudad de México (otros autores señalan el 23), debido a un fatal accidente cerebrovascular en pleno desafío, cuando dirigía a los Diablos Rojos, representantes del circuito capitalino. La vida le concedió el privilegio del adiós en el terreno, a los cuarenta y cinco años, dos meses y veintiún días de nacido. El desafío se celebraba en la fecha anterior al deceso, cuando tuvo que ser internado de urgencia en un hospital, para llenar de consternación a los amantes del béisbol en el mundo occidental.
Adornado por una aureola de la realeza, sin siquiera conocer sus interioridades, fue reconocido como El Príncipe de Belén, tal vez por su desenfadado desenvolvimiento en el terreno, el respeto que inspiró y supo ofrecer a jugadores y aficionados, o simplemente por el accionar en los estadios y la vida misma. Quizás ni siquiera estuvo asociado a la polémica localidad donde nació Cristo, aunque algunos afirmen lo contrario.
¿Recuerdan el Arco de Belén en la Habana Vieja, situado en la Calle Acosta, esquina a Compostela, adjunto al antiguo Ministerio del Interior y a dos cuadras del Ministerio de Obras Públicas, que colinda con las calles Luz, Cuba, Sol y Habana? Lázaro, quien poseía un estilo principesco dentro y fuera del terreno, creció en esos alrededores donde nació el 4 de febrero de 1912. También se destacaba por su elegancia en el vestir, siendo segundo solamente del serpentinero Terris MacDuffie, quien era considerado un verdadero “dandy” entre los jugadores de pelota.
Por aquellos lares dio sus primeros pasos. Y fue tan bueno, que ha sido uno de los contados jugadores a quienes la prensa especializada y la fanaticada han comparado con Martín Dihigo, aunque para alcanzar la virtud del Maestro Inmortal hubiese necesitado la capacidad de los diestros para desempeñarse en cualquiera de las posiciones.
Convertido pronto al profesionalismo, ningún especialista hubiese desdeñado la captación de Lázaro para las Mayores, pero nació con un color en la piel que por muchos años vetó a los suyos. Ni siquiera pudo desempeñarse en la Liga Nacional Amateur, adscrita a la Unión Atlética Amateur de Cuba, solo para blancos. Por eso se sintió a sus anchas en otros países, especialmente el México que asumió como suyo.
Participó en quince temporadas de la Liga Profesional Cubana y un torneo independiente, entre los años 1930 y 1948: En 1930, con los Leopardos de Santa Clara (.000); 1931-1932, con el Almendares (.229 y 0-0), 1932-1933 (.366), 1934-1935, alternando entre Marianao y Almendares (.407 y 6-1); 1935-1936, con el Almendares (.285 y 4-1), 1936-1937 (.313 y 4-3); 1937-1938, de nuevo con el Santa Clara (.318 y 3-0), 1938-1939 (.293 y 6-2); 1940-1941, con el Almendares (.316 y 1-3), 1941-1942 (.250 y 3-2), 1942-1943 (.295 y 0-0); 1943-1944, con el Marianao (.341 y 1-6), 1944-1945 (.233 y 1-1), 1945-1946 (.277 y 2-2); en 1946-1947 regresó al Almendares (.181 y 4-3) y en 1947-1948, alternó entre Santiago y Alacranes, en el torneo independiente de la Liga Nacional (.130 y 0-0). Total: en 1822 veces al bate, conectó 533 hits, para average de .293, con 302 anotadas, 214 impulsadas, 70 dobles, 32 triples y 5 jonrones. Sobre el montículo actuó en 99 desafíos, 35 de ellos completos y obtuvo un balance de 35-24 (.593).
El 21 de octubre de 1930 jugó en un encuentro de exhibición con el Almendares, enfrentando a las Estrellas Americanas, un equipo integrado por luminarias de las Grandes Ligas, que fueron invitados por el empresario Julio Blanco Herrera, dueño de La Tropical; el desafío lo ganó 5 x 2 el equipo azul, con Silvino Ruiz en la lomita, ante Bob Smith, del Boston Braves. Allí Salazar conectó de 3-1.
También participó como inicialista y cuarto bate del Almendares, dirigido por Adolfo Luque, en el juego inaugural del Gran Stadium de La Habana, hoy Latinoamericano, el 26 de octubre de 1946, donde conectó de 4-1, con 2 anotadas. Los Azules derrotaron 9 x 1 al Cienfuegos, comandado por Martín Dihigo, con victoria de Jorge Pancho Comellas y derrota a la cuenta del venezolano Alejandro Patón Carrasquel.
Entre 1924 y 1936, Salazar jugó en las Ligas Independientes de Color, o Ligas Negras norteamericanas, con los siguientes equipos: Cuban Stars West (1924, 1930, 1932, 1933 y 1934), así como con el New York Cubans, de Alejandro Pompez, (1935-1936).
Este jugador completo podría compararse con Martín Dihigo, aunque mucho menos versátil. Fue un buen pitcher y excelente bateador, que defendía los jardines o la primera base, cuando no lanzaba. De buen poder y excelente fildeador, con un brazo muy poderoso y una rapidez promedio. En 1924 obtuvo un balance de 3-5, en 1930 (1-2) y 1932 (2-1), pero con un average de .355. En los tiempos de la gran depresión se fue a jugar con los New York Cubans de Alejandro Pompez y en 1935 conectó para .356. En 1936 lo hizo para .367.
En la Liga Profesional de Maracaibo, Venezuela, jugó con el Gavilanes (1938, 1939 y 1940). En 52 desafíos y 121 veces al bate, conectó 39 hits, para average de .322, con 7 dobles, 3 jonrones y slugging de .455. En 1949-1950 y 1950-1951, obtuvo un balance de 6-1, en 12 desafíos lanzados, con efectividad de 5,89.
En 1937 se fue a la República Dominicana, donde jugó y dirigió con el Ciudad Trujillo, propiedad del dictador Rafael Leónidas Trujillo, Chapitas. Allí ganó el campeonato, destacándose al bate (.292). A su vez, fue segundo en hits y empató en triples con el formidable slugger negro norteamericano Josh Gibson. Asimismo, lideró la liga en el pitcheo.
Pero su segunda patria sería México, por sus condiciones de jugador y director, más los dotes de ciudadano limpio, que le permitieron ganarse la admiración, el respeto y el cariño de todos. Había debutado en ese país en 1938, con los Cafeteros de Córdoba, donde se coronó el 1ro. de octubre de 1939, con un sensacional robo de home, para derrotaren 16 entradas al Sultanes de Monterrey(4 x 3). Ese año, su récord de ganados y perdidos fue de 16-5.Además, resultó líder de los bateadores(.374).
Nadie pudiera menospreciar al Príncipe de Belén en su condición de conductor de equipos, un verdadero formador, al extremo de participar en tierra azteca, en la enseñanza a la ofensiva del gran receptor Roy Campanella. Si fue un extraordinario jugador, no lo fue menos como manager, oficio donde disfrutó y sufrió. Alcanzó el histórico palmarés de 14 títulos en cuatro países: Cuba (2), Venezuela (4), México (7) y República Dominicana (1). No podría asegurarlo, pero debe estar entre los directores más triunfadores del espacio beisbolero.
En esas funciones se había iniciado (también lo hizo como jugador), en la campaña 1937-1938, al frente de los Leopardos de Santa Clara, aquel equipo inolvidable al que muchos consideran el mejor en la historia del béisbol cubano. Había entrado por la puerta ancha, con un magnífico balance de 44 victorias y solo 18 derrotas. A su vez, conectó para .318 y sobre el box alcanzó un envidiable 3-0.
Dirigió en la Liga Profesional Cubana en seis temporadas: 1937-1938, con los Leopardos de Santa Clara (campeón) y 1938-1939 (campeón), 1941-1942, con el Almendares (3ro.), 1943-1944, con el Marianao (4to.), 1944-1945 (4to.) y 1947-1948, con el Santiago del torneo independiente de la Liga Nacional (4to.). En total alcanzó un balance de 94-102 (.480).
También fue un vencedor en Venezuela, con los siguientes equipos: Gavilanes, de la Liga Zuliana (1939-1940-campeón), Magallanes, de la Liga Profesional Venezolana (1949-1950-campeón, 1950-1951-campeón, 1951-1952, 1952-1953, 1953-1954, 1954-1955-campeón y 1955-1956) y el Oriente de 1956-1957. Dirigió el Magallanes en dos Series del Caribe: 1951 (3ro.) y 1955 (2do.).
En México culminó con siete títulos: el Córdoba (1939), Águila de Veracruz (1941), Sultanes de Monterrey (1943, 1947, 1948 y 1949), y los Diablos Rojos de México (1956).
Un lamentable hecho lo marcó. El 15 de julio de 1952, cuando dirigía a los Sultanes de Monterrey, hubo un accidente fatal. El ómnibus donde viajaba el equipo, se dirigía hacia la Ciudad de México cuando sufrió una fuerte colisión contra un camión de carga. Por el impacto fallecieron dos jugadores mexicanos y otros resultaron heridos, entre ellos los cubanos Adolfo Tribilín Cabrera, Carlos Colás, Heberto Blanco y Pablo García, quienes pudieron continuar sus carreras. Salazar no iba en el autobús, había viajado en avión con anterioridad. Aquel hecho llenó de luto al béisbol mexicano y de toda la América Latina.
En la noche del 24 de abril de 1957, cinco años después de aquel accidente, se enfrentaban los Diablos Rojos de México y los Sultanes de Monterrey, en el ya desaparecido Parque del Seguro Social, cuando Salazar sufrió un fortísimo dolor de cabeza que desembocó en derrame cerebral. Recibió los primeros auxilios en el dugout, de las manos del lanzador cubano Gilberto Guarao Guerra,y de allí fue trasladado con urgencia a la Central Médica, donde falleció al día siguiente, a las 15:45 hora local. Veamos la siguiente descripción:
Estaba allá arriba, en el palco dela prensa, cuando escuché por el sonido del audio local que solicitaban un médico en la caseta del Diablos. Supuse que algo malo estaba pasando y bajé lo más rápido que pude en busca de alguna noticia importante. Al llegar, allí estaba Salazar sobre la banca de la caseta. El juego seguía mientras atendían al manejador que se había desplomado en las escaleras del dugout. Finalmente, el pitcher cubano Guarao Guerra, alto y fuerte, lo cargó en sus hombros y lo llevó al vestidor. Al poco rato se oyó la sirena de una ambulancia. En el terreno, Sultanes ganaba, le estaban pegando al pitcher zurdo Rafael Rivas y los fanáticos pedían que cambiaran de lanzador. Entre tanto, Lázaro Salazar agonizaba en el vestidor.[3]
Según este autor, Carlos Viteri, gerente del equipo, destacó que el manager había recuperado el sentido y, no podía dejar de hacerlo, preguntó cómo iba el desafío. Enseguida lo llevaron al Hospital Central Quirúrgica de Insurgentes. Días antes habían celebrado el primer título de los Diablos Rojos de 1956, bajo la batuta del Príncipe Azul, como también le llamaron, quien días antes había firmado un contrato para dirigir el Almendares en la próxima campaña de la Isla.
El sepelio constituyó un acto solemne en el Panteón Jardín, con los jugadores de los Diablos Rojos de uniforme y un silencio sepulcral. La desgracia estremeció al béisbol cubano, mexicano y más allá. En ese país Salazar está considerado el mejor manager en cualquier época. Allí había terminado su carrera como jugador, con .333 de promedio al bate, y desde la lomita ganó 113 desafíos con solo 77 derrotas. Además, como ya afirmamos, bajo sus riendas cayeron siete títulos.
Como reconocimiento a su extraordinaria labor en los diamantes, fue electo al Salón de la Fama de Monterrey, México, en 1964. Desde 1958 había abrazado, con toda justicia, el Salón de la Fama del Béisbol Cubano.
Récords:
-En cuatro países conquistó catorce títulos como manager: Cuba (2), Venezuela (4), México (7) y República Dominicana (1).
-Jugador Más Valioso en 1934-1935 y 1937-1938.
-En 1934-1935, además de conectar sobre los .400, resultó líder de los lanzadores (6-1).
-Conquistó dos lideratos de bateo: 1934-1935 (.407) y 1940-1941 (.316).
-En 1932-1933 encabezó los hits (30), impulsadas (15), empatado con Carlos Etchegoyen y con Ismael Mulo Morales, así como en bases robadas (13).
-En triples (5) en 1934-1935 y 1937-1938 (5), empatado con el norteamericano Sam Bankhead.
-En 1936-1937, resultó al frente en anotadas (47).
-Seis veces conectó sobre los .300.
-Lideró a los lanzadores en 1934-1935 (6-1), así como en porcentaje (.857).
-En 1938-1939 resultó al frente en dobles conectados (12)
1 comentario
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